Los torreznos también son para el verano

El hostelero Fernando Arranz, ganador del título de El Mejor Torrezno del Mundo 2020, presenta a Degusta esta original propuesta

Andrea Díez

Valladolid

Lunes, 3 de agosto 2020, 14:14

Torres más altas han caído. Esta expresión adquiere una interpretación diferente si pensamos que la cuestión es que caiga la torre pero ¡a bocados! La Marca de Garantía de Torreznos de Soria se dispone a la conquista culinaria de las tapas con esta iniciativa ... gastronómica que realza el potencial gastronómico del torrezno

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De hecho, la previsión es superar el millón de kilos de torreznos de Soria en este año 2020, una cifra inferior al pasado año teniendo en cuenta las circunstancias derivadas de la pandemia. Pero para dar el lugar que se merece al emblema culinario de Soria, con permiso por supuesto de la micología y las mantequillas, entre otros, el sector hostelero apoya esta iniciativa que apunta alto.

Fernando Arranz, del restaurante Casa Augusto y Bar Piscis, explica que lleva «ya cuarenta y cinco años friendo torreznos, toda la vida». Así que no es de extrañar que se haya hecho con el título de El Mejor Torrezno del Mundo 2020 y que no haya visto problema en participar de esta curiosa propuesta bautizada con el nombre de 'Torrez de Soria'.

Pero para conseguir preparar un buen torrezno, el primer paso es hacer una buena selección de la materia prima, la panceta adobada, «la calidad que tenemos aquí es muy buena», defiende Arranz. La panceta deberá airearse al menos durante 24 horas en un lugar fresco y seco para que la corteza se vaya secando. Después se cortarán los torreznos con 4 centímetros de grosor y unos 20 de largo.

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Plato de torreznos sorianos Borrón y Cuenta Nueva Comunicaciones

Según explica el experto en la materia, «en el horno estará durante una hora, pero el tiempo varía en función de la panceta y el calor del horno», apunta. Así que habrá que observar que las burbujas de la corteza, colocada hacia arriba, han subido y será el momento de sacarlas del horno para freírlas en la sartén. En este punto, el hostelero insiste en que los torreznos, si se hacen en casa, pueden freírse más o menos a gusto de cada uno.

Por último, llega el momento de ordenar la torre, con cuidado y cierto arte van encajando como las piezas de un tetris hasta elevarse hasta catorce pisos. Lucen dorados y crujientes dispuestos a tentar a cualquiera que se acerque a la barra del bar en cualquier momento del día. «He visto comer torrezno hasta con el café con leche» afirma Fernando que ve además como las nuevas generaciones se suman a disfrutar de esta emblemática tapa. «Hay muchos niños que ya los piden. Y los sorianos también los consumimos», aclara para descartar que se hubieran aburrido de este manjar.

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