Nieves Caballero
Valladolid
Sábado, 28 de noviembre 2020, 08:53
Noviembre es el mes destinado a la caza. El mes en el que se convocaban todos los años las jornadas dedicadas a esos animales que ofrece la naturaleza y que el hombre caza, una actividad ligada íntimamente al ser humano desde que puso los ... pies sobre la tierra. La cocina cinegética quizás no tenga tantos seguidores como en otras épocas pero el comensal aficionado se convierte en un auténtico fan y no vacila en recorrer kilómetros y kilómetros para llegar a los restaurantes Lera de Castroverde de Campos en Zamora, Los Palmeros de Frómista en Palencia, La Matita de Collado Hermoso en Segovia o a La Goya en la capital vallisoletana para comer en auténticos templos de la cocina cinegética. Además, en algunos de los restaurantes que recorre en esta ocasión Degusta la caza está presente en las cartas durante casi todo el año gracias a la congelación, la marinadas y otras técnicas culinarias.
Publicidad
Ahora bien, este noviembre no es un noviembre cualquiera. Por desgracia, la pandemia de coronavirus ha vuelto a poner patas arriba la normalidad y tres de los restaurantes permanecen cerrados por imperativo legal. Solo en las provincias de Segovia y Ávila ya pueden abrir las cocinas. En cualquier caso, los cocineros han encendido sus fogones para elaborar cuatro apetitosos platos para los lectores de este suplemento.
Mención aparte merece el cocinero zamorano Luis Lera porque se ha convertido en un referente regional, nacional e internacional en la cocina cinegética. Cazador desde niño y heredero de la tradición de los platos de caza menor y mayor que elaboraban sus padres en el antiguo Mesón El Labrador (su madre, Minica Collantes, sigue a su lado), es capaz de acercar a lo sublime perdices y codornices, pichones y palomas torcaces, liebres y conejos de monte, pero también corzos, ciervos y jabalíes, piezas a las que en ocasiones aplica técnicas más propias de otro tipo de cocina.
Como enamorado de la naturaleza, a la que sale en cuanto se levanta, se declara cazador sostenible. Ellos son los primeros interesados en no diezmar la caza. Ha desplumado muchas aves y ha desollado muchas libres a lo largo de su vida. Conoce al dedillo a todos los animales, su hábitat y su despiece y cuál es la mejor forma de tratarlos en la cocina. Ha vertido toda su sabiduría en su libro 'Lera', que acaba de ver la luz de la mano de Montagud Editores. Un libro muy necesario.
Publicidad
Pero no todo es tan fácil. La realidad es que los cocineros de Castilla y León encuentran demasiadas limitaciones y trabas burocráticas a la hora de comprar piezas de caza para elaborar recetas de larga tradición en Castilla y León. La situación es tan kafkiana que, a veces, se ven obligados a adquirir piezas fuera de España, por ejemplo las becadas en Francia; y los cazadores tienen que tirar las piezas a los contenedores porque no pueden cocinarlas los chef a causa de la ausencia de un matadero de caza en la comunidad autónoma, que sí existe en Extremadura y en Castilla-La Mancha. Esto cambiará cuando se reabra el matadero de Manganeses de la Lampreana como cooperativa, integrada entre otros por Luis Lera. Empezarán con los pichones de Tierra de Campos, pero el objetivo es contar también con sala de despiece de caza menor.
A continuación les presentamos cuatro de las principales sugerencias de la cocina de caza en Castilla y León:
Fue un antiguo hospital de peregrinos del Camino de Santiago y hoy en día es una parada gastronómica obligada en la ruta jacobea. En Hostería de Los Palmeros llevan más de cinco décadas haciendo felices a sus comensales con una cocina tradicional puesta al día que se prepara con los mejores productos de cada temporada.
Si hay un restaurante en Valladolid en el que saben de cocina cinegética ese es La Goya, que era un antiguo merendero junto al Pisuerga a principios del siglo pasado. Con 118 años de historia, este establecimiento es un claro ejemplo del saber acumulado durante decenios en los fogones.
Becada con ciruelos al oloroso, pato azulón a la naranja, conejo de monte en escabeche, jarrete meloso de gamo con garbanzos salteados, lomo de ciervo con salsa de oporto y puré castañas. Son algunos de los platos que elabora José Martín Muñoz en el restaurante familiar La Matita.
Mientras Luis Lera prepara su receta, el teléfono suena varias veces para reservar a la hora de la comida desde Madrid. Es imposible. Allí sigue abierta la restauración pero no en Castilla y León y eso ha despistado al deseoso comensal, que se ha quedado con las ganas. De hecho, este restaurante con dos soles en la Guía Repsol y que suena en los últimos años para recibir su primera y merecida estrella Michelin ya tenía reservas hasta febrero de 2021.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.