El artista estadounidense Andy Warhol convirtió su sopa favorita, la de tomate, en todo un icono de la cultura pop. Se trataba de una lata de la marca Campbell. Era el año 1962. Pero no es la única sopa famosa en ... el mundo del arte. Ya a principios del siglo XIX, otro pintor, en este caso español, Francisco de Goya, daba también protagonismo a esta receta en el cuadro, 'Dos viejos comiendo sopa'.
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Y es que esta humilde elaboración con base en el caldo ha estado siempre presente en el recetario gastronómico, especialmente en Castilla y León. Alimento habitual en las familias de agricultores lo era especialmente en el caso de los pastores y ganaderos trashumantes. Según recoge el escritor gastronómico e ingeniero agrónomo Fernando Franco Jubete, en su artículo 'Los orígenes culinarios de Castilla y León', la producción en la región de trigo, pan, legumbres de buena calidad y también del cordero pudieron desembocar en un desarrollo culinario dando lugar a las sopas de ajo, la olla podrida y el cocido de garbanzos.
Hoy, las sopas son uno de los platos caseros más recurridos para combatir el frío: ligeras, nutritivas y enmarcadas en la corriente de cocina de aprovechamiento, hay de todo tipo y para todos los gustos. En provincias como Zamora, las sopas de ajo son un acertado reconstituyente en las madrugadas de Semana Santa. En territorio palentino, preparadas al horno son reconocidas como sopas avahadas. En la zona del Órbigo (León) son deliciosas las de trucha y sabrosas las de castañas. La sopa burgalesa añade al habitual caldo de carne, unas colas de cangrejo que marcan la diferencia. La sopa de cachuela, quizá sea menos conocida en Castilla y León porque su origen está en Extremadura, pero en municipios de la provincia de Ávila forman parte de su cultura culinaria. Esta especialidad se prepara con hígado y asaduras de matanza condimentadas. La versión de las sopas de cebolla que cuentan con fieles seguidores o las sopas calientes elaboradas con legumbres de la tierra. Los cocineros con estrella Michelín y la alta cocina también se han rendido a sus encantos y sus posibilidades jugando con los ingredientes. Si en 1975, Paul Bocuse, considerado mejor cocinero del siglo XX, sorprendió con la sopa de trufas Elyseé, en Soria también le han sabido sacar provecho explotando el recurso micológico en sus sopas de hongos y trufa al hojaldre, sopas de trufa negra o sopas de setas de cardo.
En definitiva, la sopa es una de las recetas populares más fáciles de preparar y de las más económicas. Se sirven en plato hondo o cuenco –y se comen con cuchara– donde uno se puede encontrar de todo... ¡hasta en la sopa!
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La cebolla es uno de esos elementos a veces casi invisible, pero en muchas ocasiones imprescindible en la cocina. Aporta sabor, texturas junto con aromas y color a los platos. En su mayor parte lo hace como acompañante de los alimentos protagonistas de un menú. En pocas ocasiones se convierte la cebolla en protagonista. Quizá lo hace en alguna salsa, pero es en la sopa donde brilla con luz propia y toma el principal papel..
La sopa de truchas es típica de la gastronomía leonesa. Esta receta se sostiene sobre
«La cuchara se coge cuando cumples cierta edad». La teoría de Chus Bermejo, cocinera con su hermana Tere en el veterano restaurante familiar Dólar, en el núcleo de La Granja del segoviano Real Sitio de San Ildefonso, se cumple. De joven con la sopa eres como Mafalda, ni catarla; luego, con más años, abrazas sus propiedades y lo que entona, sobre todo en el duro invierno a los pies de la sierra de Guadarrama.
El Mesón del Cerrato es un clásico de la gastronomía palentina. Una bodega situada en la localidad de Tariego de Cerrato, a unos veinte kilómetros de la capital, Palencia, que ha sabido avanzar desde las típicas raciones de chorizo y morcilla hasta las variedades de sabores, gustos y propuestas de Vanesa y Yovana González, quienes ahora se hallan al frente de este negocio familiar. Y han encontrado su principal reclamo en algo que, como recuerda Yovana, ya hacían sus abuelas:las sopas de ajo.
Si hay un clásico cocina de otoño e invierno de Castilla y Léon, esa es la sopa de ajo. Una sopa caliente, reconstituyente, fácil de elaborar y que se agradece con el descenso del mercurio. Los ingredientes son fáciles de encontrar, ajo, pimentón, jamón, caldo, huevo y pan.
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