La mandarina, un cítrico por descubrir en la cocina

Pero sus posibilidades están poco aprovechadas. Aunque la cocina opta más por los demás cítricos, la mandarina tiene su espacio y combina bien con el jengibre y el cilantro. En gajos sirve para decorar tartas o para completar ensaladas. También se puede mezclar el zumo de mandarina con aceite, un poco de vinagre y almendras fritas y majadas para hacer una vinagreta para aderezarlas. Para regar la de bacalao es perfecta y también mezclada con lechugas variadas y algún fruto seco. La vinagreta es un aderezo sumamente refrescante gracias a su toque cítrico. otra opción es el pollo a la mandarina, típico de la cocina Mexicana. Merece la pena explorarla y convertir la cocina en un pequeño laboratorio de sabores. Es una fruta otoñal que llega y supera bien las Navidades. Muy cómoda para llevar al colegio o de excursión, y muy apetecible por su frescura y su pequeño tamaño que permite que sea una buena pieza para picar entre horas.

Los primeros datos que se tienen del consumo de mandarinas se remontan a hace cuatro mil años en el extremo Oriente. Por contra, las clementinas, se datan en el siglo XIX en Asia, aunque emigraron hacia el Mediterráneo, donde actualmente son uno de sus productos estrella. La mandarina llegó a España en 1845.

Buenas todas, pero hay variedades. Las clementinas son de color naranja intenso, de forma esférica aplanada y lo común es que carezcan de semillas; en realidad es un cruce entre la mandarina y una naranja silvestre de Argelia. Se pelan con facilidad y tienen muy buen sabor. O bien las clementillas, más grandes que las anteriores, de corteza naranja rojiza y con mucho zumo. O los híbridos, frutos de buen tamaño y color naranja rojizo muy atractivo. Lacorteza está muy adherida a la pulpa. Otra variedad es la satsuma, originaria de Japón y muy aromática; de color más amarillento o asalmonado, de buen tamaño y con corteza gruesa y rugosa.