La dorada es un pescado con un contenido moderado de grasa, situándose en torno a 16 gramos por 100 gramos, esto le confiere un aporte calórico bajo. Desde el punto de vista cualitativo, la distribución es prácticamente similar entre las tres familias de grasas (polinsaturadas, ... monoinsaturadas y saturadas), teniendo por tanto un perfil cardiovascular interesante.

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Recordemos que tanto las grasas monoinsaturadas (omega 9) como las polinsaturadas (omega 3) presentan beneficios para nuestro sistema circulatorio. La presencia de proteínas es interesante, en torno a los 18 gramos por 100, de alto valor biológico y el de los hidratos de carbono bajo, menos de 2 gramos por 100, situándose por tanto como un alimento interesante para pacientes diabéticos. Su carne supone un aporte moderado de sodio y magnesio pero más interesante en minerales como el potasio y el fósforo.

El potasio es un mineral necesario para el sistema nervioso central y periférico, así como la actividad muscular, e interviene junto con el sodio en el equilibrio energético de nuestras células. El fósforo, por su parte, está presente en los huesos y dientes, interviene también en el sistema nervioso y en la actividad muscular, y en la obtención de energía mediante una moneda energética que denominamos ATP.

En cuanto al magnesio, se relaciona con el funcionamiento de nuestro tubo digestivo, y como los dos minerales anteriores en la funcionalidad de los nervios y los músculos, además de formar parte de huesos y dientes. En el campo de las vitaminas destacan las hidrosolubles, sobre todo del grupo B, que son importantes en todos los procesos de obtención de energía. La dorada puede ser un alimento ideal para cualquier dieta equilibrada por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales.

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