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Originaria del sudoeste de México y noroeste de América Central esta semilla incluida en la lista de los superalimentos destaca por sus beneficios nutricionales y aportes saludables. En la época precolombina, la chía era uno de los cuatro alimentos básicos de las civilizaciones de América Central, junto con el maíz, el amaranto y los porotos. Sus semillas eran la base de su alimentación y también de la de sus animales, y las utilizaban para elaborar medicinas y cosméticos.
Desde el punto de vista gastronómico, su principal uso se encuentra en propuestas para los desayunos y meriendas en combinación con lácteos, como yogures, kéfir o leche y frutas de temporada por lo que es un plato que se adapta a cualquier estación del año. No necesitan ser molidas para su consumno por lo que se espolvorean sin problema en ensaladas, tostadas o junto a otros cereales.
También se emplean en la elaboración de panes, magdalenas y galletas. En cuanto a los postres, el pudin es el formato más recurrente. Se puede recurrir a leche de vaca, soja, almendra o coco para que se empapen las semillas mientras se deja en reposo y el toque final suele ser acompañado de frutas o frutos secos. Consumidas regularmente ayudan a mejorar la digestión porque regulan la función intestinal ya que tienen gran cantidad de fibra. No aportan mucho sabor por sí mismas, aunque recuerda al de las nueces. Al dejarlas en líquido para que lo absorban, se hidraten y, por lo tanto, aumenten su tamaño.
Sobre la cantidad de chía diaria recomendada no hay un claro consenso, algunos fabricantes suelen indicarlo en el paquete y suele estar en los 15 gramos como máximo, lo que equivale a una cucharada rasa sopera.
Con la tendencia en el sector de la hostelería de los desayunos y almuerzos saludables ('brunch'), las semillas como la chía han encontrado un nicho de mercado hasta entonces poco explotado. Con el paso del tiempo se ha ido asentando y así podemos descubrir varias alternativas para utilizarlo en nuestra dieta.
Una de las propuestas más sencillas es la de disfrutar de un bol con yogur cremoso, un plátano cortado en rodajas finas o un kiwi para espolvorear luego unas semillas de chía por encima. También se puede utilizar kéfir en lugar de yogur y alternar otros cereales, con frutos secos o frutos rojos.
Otra opción puede ser la de hacer un pudin con frutas. En este caso, en un vaso se mezcla la leche con las semillas y para endulzarlas un poquito se puede utilizar sirope o edulcorante o un poco de canela o vainilla. Se mezcla bien todo, se deja reposar toda la noche en la nevera y, al día siguiente, se sirve con las frutas que má apetezcan. La cantidad de chía dependerá de la receta pero para un cuarto de litro de leche sería suficiente con dos cucharadas colmadas de esta salvia.
Hoy en día se pueden comprar en cualquier supermercado y también en tiendas de alimentación especializadas. Es uno de los alimentos recurrentes en dietas de adelgazamiento pero, por supuesto, hay que tener en cuanta que no existen alimentos milagrosos, así que la función saciante que cumple la chía una vez hidratada, deberá complementarse con una alimentación saludable, actividad física y la correspondiente supervisión médica. Al tomarla, la sensación de saciedad ayuda a evitar el picoteo entre horas por lo que se recomienda tomar las semillas a primara hora del día, en el desayuno.
Por sus propiedades, rica en fibra, omega 3 y sin gluten, las semillas de chía no solo han encontrado fácilmente un hueco en las dietas equilibradas para un sector generalista sino que también se benefician de sus propiedades las personas celiacas, y los vegetarianos y veganos.
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