Apio, intenso sabor invasor

El consumo de esta hortaliza proporciona regulación en el aparato circulatorio, rebaja el colesterol, combate la hipertensión y evita la aparición de enfermedades cardiacas

Ana Santiago

Valladolid

Sábado, 11 de mayo 2019, 09:05

Muy versátil. En crudo, sopas, cremas y zumos, los pálidos verdes tallos del apio regalan un sabor potente, indiscutible, distinguible por encima de todos los demás ingredientes que lo acompañan en un plato. Por ello, a quien no le gusta, no lo soporta y le ... invade todo el plato. Es un descendiente directo del apio salvaje y un miembro de la familia de las Apiaceae con las chirivías, el hinojo y el perejil, poseyendo en apariencia o sabor algunas de sus características.

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Saludable, pero no milagroso. Es lo que es, pese a la moda de acreditarlo con beneficios hasta curativos de múltiples enfermedades.

Es una de las hortalizas más consumidas en el mundo, sus principales productores son los países templados de Europa y América del Norte, entre los que se encuentra España, que exporta su cosecha a Reino Unido y Francia. Invierno y primavera son las estaciones propicias para encontrar en el mercado apio de excelente calidad, aunque gracias a las nuevas técnicas de cultivo y a la facilidad de producción de las variedades verdes de esta hortaliza es posible conseguirlo durante todo el año.

Para una buena conservación es importante refrescarlo sumergiendo la base de los tallos en agua. En la nevera puede permanecer hasta cinco días sin perder textura ni propiedades, y envuelto en papel humedecido, aguanta mejor. De la planta del apio se pueden aprovechar para diferentes recetas tanto los tallos como las hojas, utilizándose ambas si están verdes en sopas. En cambio, las pencas blancas o doradas, con su textura crujiente, tierna y fibrosa, resulta un buen ingrediente para ensaladas, a las que se añade cruda tras eliminar sus hilos cortada en tiras o rallada.

También pueden emplearse en estofados, cocido y con pollo asado con verduras.

Pueden elaborarse sus pencas rellenas de queso, carne y bechamel, fritas o cocidas. También resulta sabroso acompañado de salsa rosa y en zumo fresco elaborado con los tallos y las hojas, mezclado con zanahoria o manzana, que le dan color y ocultan el sabor.

Para prepararlo hay que eliminar los hilos al limpiar el tallo, especialmente si se emplea en cremas, para facilitar su ingesta.

El apio o 'Apium graveolens' es una hortaliza perteneciente a la familia de las Umbelíferas, la cual por sus propiedades nutricionales abunda en la actualidad en recetas de todo el mundo. Existen dos variedades principales dependiendo del color que presenten sus pencas: verdes y amarillentas-blancuzcas. Las primeras son las más consumidas en España. El apio fresco presenta una apariencia lustrosa, de tallos gruesos, compactos, de textura firme, crujiente y con color verde claro. Sus hojas mostrarán esa misma tonalidad y frescura, pudiendo aparecer levemente marchitas. Siempre debemos evitar adquirir las pencas blandas, con manchas o sequedad.

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El consumo frecuente de esta hortaliza proporciona cierta regulación en el aparato circulatorio, rebaja el colesterol, combate la hipertensión y evita la aparición de enfermedades relacionadas con el corazón.

Un aroma asociado al culto a los muertos

El cultivo del apio parece remontarse al siglo IX a. C. Se trata de una hortaliza muy utilizada por civilizaciones como la egipcia, griega o romana, culturas que han introducido el cultivo de innumerables hortalizas, frutas y verduras en el sur de Europa.

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Sería un médico griego del siglo V a. C., Hipócrates, quien aconsejaría tomar el apio como un potente diurético, ya que hasta esos momentos tan solo se aprovechaba como planta aromática.

El aroma del apio silvestre era asociado con el culto a los muertos, así algunas tumbas griegas se cubrían con apio. En el mundo egipcio también se han hallado restos en pirámides que lo relaciona con el culto a los difuntos.

Pero sería en la Edad Media cuando las propiedades beneficiosas para la salud del apio se difundieron por el continente europeo, incrementando su volumen de producción y ensayando nuevas formas de cultivo. Las zonas pantanosas de climas templados del centro de Europ

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