Marta Moras

Un sabor tradicional difícil de encontrar

La cebolla horcal es un producto típico de la provincia de Palencia con el que se elabora una sopa también habitual en las mesas palentinas

Sábado, 7 de noviembre 2020, 08:27

La cebolla es uno de esos elementos a veces casi invisible, pero en muchas ocasiones imprescindible en la cocina. Aporta sabor, texturas junto con aromas y color a los platos. En su mayor parte lo hace como acompañante de los alimentos protagonistas de un menú. ... En pocas ocasiones se convierte la cebolla en protagonista. Quizá lo hace en alguna salsa, pero es en la sopa donde brilla con luz propia y toma el principal papel.

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Sopa de cebolla horcal de Palenzuela

  • Restaurante Ajo de Sopas: Paseo del Salón, 25. Palencia

  • Cocinero: Alberto Soto

  • Ingredientes: Para cuatro personas. Un kilo de cebollas (a ser posible, de la variedad horcal de Palenzuela). Un vaso de vino fino, una hoja de laurel y tomillo. Harina, margarina y aceite de oliva. Para el acompañamiento:chipirón en tartar y crema de queso añejo Campos Góticos, junto con cebolla francesa.

Palencia tiene entre sus platos tradicionales una sopa de cebolla con apellido, porque se prefiere para su elaboración más tradicional la variedad horcal, que se cultiva sobre todo en la localidad de Palenzuela. Grande, blanca y muy aromática, esta cebolla es una de las preferidas para la elaboración de morcillas en toda la zona, tanto en Palencia como en Burgos.

La gastronomía tiene, sin embargo, estas cosas. A pesar de ser tan habitual y de formar parte del acervo cultural de una provincia, no es fácil de encontrar en los menús de los restaurantes palentinos. Quizá por tratarse de un producto de carácter popular y por la sencillez de su elaboración. Uno de los que la han incorporado a su carta de verano es Sopa de Ajos, el restaurante de Alberto Soto en el centro de Palencia que se apresta para elaborar platos para llevar en estos días de confinamiento. «Hacen falta muchas cebollas, que se pochan despacio con mitad de mantequilla y mitad de aceite de oliva. Se hacen muy despacio, hasta que se reduce la cantidad a una tercera parte. En ese momento se le añade un poco de harina para que engorde un poco la sopa y después se desgrasa incorporando un vino fino. Se cubre con caldo de pollo junto con una hoja de laurel y tomillo. Se deja cocer durante treinta minutos y estaría preparado», explica Alberto Soto, que le ha dado a la sopa de cebolla una nueva textura y un color de caramelo conseguido tras horas de cocción.

El plato de sopa de cebolla servido junto con un 'filipino' de tartar de chipirón y queso en crema añejo. M. M.

«Lo servimos acompañado de un 'filipino' hecho de tartar de chipirón junto con unas lascas de cebolleta francesa y crema de queso añejo Campos Góticos, de Villerías de Campos.

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