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Su aspecto no es el más tentador sin embargo la textura firme y fina de su carne y sobre todo su sabor sorprende al primer bocado. Desde luego, es un pescado que enamora. Hoy en día, gracias al cultivo en piscifactorías, se puede encontrar prácticamente durante todo el año pero es a partir de los meses de abril y mayo, con la primavera estrenada cuando comienza la temporada del rodaballo salvaje.
En la zona norte de España, en Galicia, se concentran los principales productores de este estupendo pescado blanco con interesantes propiedades nutricionales y saludables. Es fácilmente identificable debido a su forma plana, sus ojos en el mismo lado y la tonalidad pardusca moteado con manchitas pequeñas y de color blanco. El rodaballo pertenece al grupo de los pescados de lujo y la peculiaridad de la firmeza y finura de su carne permiten todo tipo de aplicaciones culinarias.
Además, la práctica inexistencia de espinas es una de la principales ventajas del rodaballo ya que facilita su preparación para que niños y personas mayores lo puedan consumir sin temor a atragantarse o comerse alguna espina. El rodaballo salvaje a la plancha es una exquisitez. Eso sí, es importante que la plancha esté bien caliente antes de poner el pescado, que se puede presentar en rodajas.
Se cocina muy rápido, así que hay que estar pendiente para que la carne no se quede seca. Una buena ensalada, unas patatas o también una rica salsa completan a la perfección el plato. Por ejemplo, para prepararlo con la clásica salsa marinera, hay que pedir en la pescadería que lo corten en rodajas, luego se pasan por harina y se fríen en una cazuela donde previamente se han dorado unos ajos laminados. Se les da un toque hasta que queden dorados los dos lados.
Cuando estén casi hechos se añade un chorrito de vino y se deja reducir hasta que se evapore el alcohol. En unos minutos se incorpora tomate frito, perejil picado y un poco de caldo de pescado. Con cuidado, se mueve para que se mezcle bien el pescado con la salsa y se deja reducir a fuego suave durante unos diez minutos. Si es necesario espesar, se añade un poquito de harina y si lo que se busca es una salsa más líquida se puede añadir un poquito más de caldo de pescado.
Otra opción es el horno para lo que se recomienda poner la parte de la piel hacia arriba y para la plancha, hacia abajo. Queda muy bien con una capita de pan rallado o sobre una cama de cebolla y pimiento verde. A la brasa o la parrilla, es muy fácil de cocinar, se pinta con un poco de aceite, sal gorda y unos cinco minutos por cada lado. Para rematar el plato encima se echan unos ajos fritos y estará listo.
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