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En el interior del Parque Natural del Lago de Sanabria, en plena ruta de ascenso hacia la Laguna de los Peces, zona popularizada por el ciclismo y la Vuelta a España y Castilla y León, se encuentra San Martín de Castañeda. La pequeña villa sanabresa, cuyas raíces se encuentran en el monasterio románico, lecho de reyes leoneses, se abre al turismo gastronómico, como en su día lo hicieron los monjes a las pesquerías del impresionante lago de origen glaciar, catalogado como el mar del oeste de la Península Ibérica.
No es de extrañar que pescados como la trucha sean considerados unos de los manjares y uno de los platos de temporada casi obligados si se visita la casa de Javier López, o lo que es lo mismo, El Recreo. Este local, cuyo apellido focaliza su condición de centro de turismo rural, con habitaciones para disfrutar del entorno del parque natural y de cualquiera de la próximas playas del lago –la de 'los enanos', a menos de dos kilómetros–, abrió sus puertas hace más de cuatro décadas, y dispone de una carta en la que a la trucha se suma una rica y variada sección de productos del terruño. «La cocina sanabresa es muy rica al tratarse de una zona enclavada entre Galicia, León y Portugal», afirman desde el establecimiento de San Martín de Castañeda.
Basta sentarse en la terraza exterior en una de estas noches veraniegas, con la banda sonora de los grillos de fondo, para darse cuenta del trajín de tablas de pulpo a la sanabresa o la cantidad de los múltiples platos de carne que entran y salen de una cocina que echa humo –nunca mejor dicho–. Un consejo, abstenerse de pedir el chuletón si la comida o la cena no es en pareja o grupo.
La carne puede ir acompañada por los habones sanabreses en ensalada tibia, un plato que tiene también su variedad con oreja y chorizo. «Todos los productos son de la zona», subraya Javier, quien muestra una carta en la que también tienen un peso importante las setas en una comarca micológica por excelencia, y que esta temporada estival está de enhorabuena por las lluvias tardías.
Mollejas con setas, salteadas con jamón, revuelto... Y de primero, un buen pote sanabrés con verdura, patata y judías blancas, cocidas con lacón y presentado en una cazuela de barro. Todo un manjar a la altura de la bella y mística comarca zamorana.
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