Carnes al calor de las brasas

Los clientes valoran cada vez más la autenticidad y la transparencia de los restaurantes a los que acuden, según los datos del Anuario de la Hostelería de España 2019 publicado recientemente. Y esto es precisamente lo que destacan los encargados del restaurante Ruta 62, en la localidad vallisoletana de Villamarciel. «Aquí no hay engaño; comida casera, brasa y buen ambiente. Si la gente viene y repite es porque están a gusto».

Los hermanos Rodríguez González –Sergio al frente de la brasa y Sandra encargada de sala y barra– han superado un primer año al frente de este negocio no exento de dificultades con tres robos en los últimos doce meses. Pero afrontan el 2020 «con ánimo y fuerza porque hemos hecho una inversión muy importante», explican.

En su menú casero no faltan platos de cuchara como las lentejas, el potaje de alubias o el cocido (cada martes) o las carnes a la brasa. «Conejo, churrasco, pollo, secreto, pincho de cordero, pincho moruno; tenemos de todo», enumera Sergio. Por encargo en el horno de pereruela preparan lechazo, cochinillo, chuletón y solomillo; «es una apuesta clara por el producto de nuestra tierra», insiste.

Los postres tampoco desmerecen, las clásicas natillas o la crema de limón son los más demandados y también la tarta de queso, el arroz con leche o la tarta de tres chocolates. Autodidacta en repostería, Sandra disfruta reinterpretando «cuando puedo», algunos de estos postres. «Se agradece que sean caseros porque un trozo de tarta congelada te la pueden poner en cualquier sitio», asegura.

Y es que parte del éxito del establecimiento se debe al esmero por trabajar con el producto local, de cercanía, de temporada y por ofrecer una variada posibilidad de platos en cada uno de sus menús. En este sentido su hermano opina que el funcionamiento de un negocio de hostelería requiere de ideas claras. «Teníamos muy claro que nuestra apuesta es la comida casera y variada porque damos servicio a mucha gente que tiene que comer fuera de casa por motivos laborales».

En este restaurante de carretera, el perfil de los comensales se corresponde con viajeros, comerciales y camioneros, aunque los fines de semana «se acercan a comer familias de los pueblos de alrededor como Geria o Villamarciel», añade Sandra. Y es que «nos gusta que la gente se sienta cómoda» apunta.

Trabajó varios años con su tío en otro restaurante, La posada del cazador, en Cubillas de Santa Marta, y ahora junto a su hermano afronta una nueva etapa en el sector de la hostelería. El próximo 2 de marzo cumplirán su primer aniversario, así que para el día 7 de marzo «hemos pensado traer un grupo flamenco que gusta mucho a la gente de aquí y una discomovida».