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Se dice de mayo que es el mes de las flores, el más colorido y el preferido de muchos. Las flores deleitan a los sentidos, ... dicen que sobre todo a la vista y al olfato, pero también al gusto. Ha sido una faceta menos conocida que, sin duda, va ganando puntos en la vanguardia gastronómica. Las flores comestibles ensamblan a la perfección con algunos sabores, ponen la guinda estética a muchos platos y ofrecen un toque original y modernos a las propuestas. Triunfan sobre todo en ensaladas, pero también en postres o aderezando pizzas, carnes y pescados.
Recetario degusta
Hay decenas de flores comestibles, diferentes y variadas, en un territorio culinario en el que queda mucho por explorar. Quizás, las más conocidas como ingredientes de receta son las violetas. Su belleza y su color son de sobra conocidos. No tanto su sabor. Agradable, suave y, lo más importante, versátil. Se puede presentar de múltiples formas. Frescas, secas, incluso confitadas. Aportan antioxidantes y vitaminas. Se lleva la palma, especialmente, una buena ensalada verde con distintos tipos de lechuga y pepino, aderezada con fresas y unos pétalos de violeta. ¡Deliciosa!
Pero también las capuchinas son perfectas para ensalada. Decoran y gustan, con un sabor fuerte que se asimila al berro. Su mejor combinación, los vegetales verdes variados. Además, se utiliza también con un aderezo perfecto para pizzas y pastas. En el apartado de ensalada, también se ha hecho su hueco la caléndula con un toque anaranjado y original.
Está de moda entre los cocineros por su color azulado, junto a su sabor inconfundible y atractivo. La flor de cebollino es ideal para acompañar y dar un toque sofisticado a carnes y pescados. Aporta sabores fuertes, parecido al de la cebolla, pero mucho más suave y sutil.
Y si se tiene huerto, ahora hay un nuevo imprescindible. Nunca hay que tirar la flor de calabacín, que se incluye en cantidad de recetas. Es más, se encuentran en algunos restaurantes de primera línea, incluso fritas son una delicia. En los mejores menús irrumpen también las begonias. Sí, son comestibles. Especialmente triunfan en macedonias de frutas, aunque también se pueden servir para carnes y ensaladas o incluso helados.
Y más propuestas. Las flores del clavel de los poetas con un sabor algo dulce que encaja muy bien en muchos postres, ensaladas, frutas y lo que a uno se le ocurra. Para postres, otra sorpresa es la flor del azahar, ese olor tan único le da un toque distinto a los platos. Por su gusto azucarados es muy utilizada para postres, pero también tiene su espacio en carnes y platos salados como contraste. Sin duda, el flan de naranja con flor de azahar es la receta más top.
Si hablamos de flor de jazmín nos vamos todos a las infusiones, pero hay más. Los orientales la utilizan con genialidad como complemento ideal para a la carne le viene increíblemente bien. La cocina árabe la utiliza en sus postres también. Una decena de ejemplos entre miles de posibilidades y un mundo entero por descubrir, el de las flores comestibles.
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