Croquetas de farinato

El farinato está elaborado con pan, gordura, anises, aguardiente, cebolla, pimienta, harina y sal. Añadido en la justa cantidad a la besamel da un resultado suave y muy fino al paladar y en todo su conjunto, una croqueta crujiente por fuera y cremosa por dentro.

Para elaborar estas croquetas de farinato necesitamos: leche, harina, aceite de girasol y un trozo de farinato. Es un tanto complejo indicar las cantidades porque la leche es la que admita, pero como orientación para 1,5 litro de leche la referencia son 300 gr de harina y 300 de aceite.

En primer lugar se pone el aceite de girasol en una sartén y se le añade un poco de sal gruesa. Cuando está caliente se echa la harina y se fríe bien, con mucho cuidado de que no se pegue.

A continuación se añade un poco de farinato ya desmigado y se mezcla todo bien para acto seguido ir echando la leche hasta conseguir la bechamel.

Cuando la masa está fría se la da forma y se pasa por leche y pan rallado. Una vez frías, se pueden freir. Siempre es conveniente no dejarlas muy aceitosas.

En cuanto al origen del farinato se puede afirmar que se pierde en la noche de los tiempos. En Ciudad Rodrigo cuentan que cuando llegaron los franceses, los vecinos de Ciudad Rodrigo ya tenían colgados los farinatos junto con la morcilla o el tocino. También indican que este embutido es un signo de cultura, una forma de ser, símbolo de la vida tradicional que poco a poco se va introduciendo en otros círculos, no solo en los más tradicionales.

Con esta receta de croquetas, tiene espacio en cualquier mesa.