Las cremas son para el verano

Eso sí, sin dejar de disfrutar comiendo. Las cremas y sopas frías permiten una gran variedad de posibilidades, ya que animan a mezclar diferentes ingredientes. Verduras y hortalizas frescas, patata, leche, fruta, huevo... Debemos recordar que cuantos más ingredientes tenga, más nutritiva será. En verano, con el asfixiante calor, suele bajar el apetito, por lo que estas propuestas son grandes cómplices para llegar al nivel correcto de nutrientes. Además, son una fuente de vitaminas y su textura es fácil de comer en todas las edades.

Entre los imprescindibles y clásicos en las cremas y sopas frías, sin duda, están el gazpacho, salmorejo y vichyssoise. Aunque, más allá de estas alternativas estrella, se abre un sinfín de posibilidades que pueden sorprender por su frescura y originalidad. Por ejemplos, la sopa fría de melón con jamón. Se necesita solo un melón y 100 gramos de jamón. Los pasos para la elaboración es imposible que puedan ser más sencillos. Se corta el melón, se apartan las pepitas y se retira la pulpa a un recipiente. Llega el momento de triturar y hacerlo crema. Se pone a enfriar en el frigorífico. Por último, antes de servir, se pica el jamón y espolvorea sobre la crema de melón.

Otra original propuesta consiste en una sopa de aguacate con pepino. Para elaborar el plato necesitamos unos básicos ingredientes como medio kilo de pepino, dos aguacates, un diente de ajo, aceite de oliva virgen extra, una cucharada de vinagre de Jerez, comino en polvo, sal, cilantro o perejil y agua fría. La dificultad, más básica no puede ser. Se pelan los pepinos y los aguacates y se cortan en pedazos, se trituran en la batidora todos los ingredientes salvo el agua. Después, se agrega el agua, fría y se tritura de nuevo. Se puede degustar de forma inmediata o guardar en la nevera hasta el momento en el que apetezca. Como truco, se puede aderezar y adornar con sésamo tostado, semillas de lino, comino en grano o frutos secos y un chorrito de aceite de oliva.

Una alternativa un poco más elaborada, pero con grandes expectativas de triunfar en el menú, es la sopa fría de almendras. Será necesario tener almendras peladas, aceite de oliva, agua fría, 100 gramos de pan duro, ajo, vinagre de jerez y sal. El primer paso será cortar el pan y extraer las migas. A partir de ahí, se colocan en un bol, se agrega agua y se dejan en remojo diez minutos. Mientras pasa ese tiempo, las almendras se tuestan a fuego bajo en una sartén, hasta que empiecen a dorarse. Se trituran las almendras agregando un poco de agua. Se añaden los ajos pelados, el pan y la sal. Todo junto se vuelve a triturar. Cuando la mezcla esté suave y homogénea, se añade el aceite de oliva, con el motor encendido para que la sopa emulsione. Finalmente se vierte el vinagre, el agua y mezclar durante un minuto más. La sopa se coloca en un bol, se tapa y llevar a enfriar a la nevera durante, como mínimo, tres horas.

Tres ejemplos para optar por comida fácil, rápida, nutritiva y, sobre todo, muy muy refrescante.