Tiempo de esperanza
UN COMINO ·
«Este año, en el que la mascarilla siempre presente debiera habernos llevado a la pura asepsia emocional, he visto sin embargo más felicidad que nunca en Madrid Fusión-Alimentos de España 2021»UN COMINO ·
«Este año, en el que la mascarilla siempre presente debiera habernos llevado a la pura asepsia emocional, he visto sin embargo más felicidad que nunca en Madrid Fusión-Alimentos de España 2021»No quiero que esta columna sepa a patatas a la importancia, pero como aquí me suelo quitar alguna prenda en pos de la sinceridad y del pensamiento directo hoy voy a hacer una excepción.
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Tengo a la derecha de mi pantalla una hoja estadística con un montón de datos de Madrid Fusión-Alimentos de España 2021, que es como nos llamamos ahora, y a mucha honra. Habla de más de 15.000 profesionales acreditados, cifra no tan lejana a la de los tiempos previos a la pandemia; de más de 5.000 artículos publicados en cuatro días, y de muchos otros datos igual de emocionantes para el primer gran congreso de gastronomía que se celebra en el mundo de modo presencial desde la llegada de la covid, pero no teman. No voy a ponerme solemne enunciando cifras grandilocuentes. De hecho, no voy a decirles ninguna más. En cambio, sí voy a contarles algunas de las cosas que han flotado en el aire en este pabellón 14 de Ifema Madrid en los primeros días de la semana.
Una de las sensaciones más reconfortantes del mundo es hacer feliz a alguien, incluso simplemente contribuir a ello un poquito. Este año, en el que la mascarilla siempre presente debiera habernos llevado a la pura asepsia emocional, he visto sin embargo más felicidad que nunca: un puño contra otro al cruzarse en un pasillo, una palmada en la espalda en un stand o un simple movimiento cómplice de cabeza. Gestos sinceros y directos que no demandan palabras para transmitir una verdad profunda, complicidad y agradecimiento mutuo. Yo mismo me he emocionado varias veces: al recibir un abrazo estrecho y fuerte de un joven chef que por primera vez se subía al escenario, al escuchar a Pitu Roca reconectando al hombre con su existencia a través de vinos fruto de viñas quemadas, al compartir con un indígena quillacinga de Colombia la historia de su pueblo unido desde hace 5.000 años a la naturaleza a través de la chagra, ese lugar físico y espiritual que no entiende de fronteras entre la casa y el huerto, al sentir la poesía que brota de una mesa mágica llena de sorpresas comestibles junto a los creativos cocineros de Disfrutar o al ver cómo de una yerma raíz de alcachofa se puede aún extraer un alimento delicioso, como mostró Ricard Camarena.
El miércoles, en la nota que publicamos al cierre del evento decíamos que este Madrid Fusión «concentra las energías del sector y marca el inicio de un nuevo tiempo de esperanza». Un veterano periodista gastronómico a caballo entre dos continentes, viejo zorro que titula fuerte, iba más allá y decía «Madrid Fusión vence a la covid». Probablemente ambas expresiones son exageradas, pero en el fondo reflejan la emoción de haber sido útiles para aunar y canalizar cosas buenas. Entre todos, ponentes, visitantes, empresas, instituciones, etc. hemos creado una rampa de lanzamiento para el cohete del optimismo. Esta edición de Madrid Fusión se recordará siempre como un café caliente, reconfortante y estimulante en una mañana de invierno.
Lo más maravilloso ha sido ver cómo todo el mundo caminaba pleno de generosidad y sin ápice de resentimiento ni reclamos de cuentas pendientes, pese a todo lo que le ha ocurrido –o le han hecho, mejor dicho– al sector de la hostelería y la restauración.
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Por si fuera poco, el tema central que el congreso asumía y ponía encima de la mesa no era baladí. Decir gastronomía circular puede ser mucho o poco, según se decline. En este caso, ha servido de inspiración al trabajo de muchos profesionales que orientan su día a día a cuestiones que tienen más que ver con la transformación social, con lo que el filósofo Javier Gomá llama la ejemplaridad pública, con el futuro saludable del planeta y de la humanidad que con los aspectos más frívolos y cercanos a la cultura del espectáculo que se subrayan desde algunos otros ámbitos.
El reservorio de técnicas, conceptos y compromisos asumidos y expuestos en las ponencias ofrecen un arsenal de armas cargadas de futuro para el mundo de la cocina y para otros muchos en todos los sectores de la sociedad.
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Madrid Fusión-Alimentos de España ha sido también el primer congreso global de gastronomía marcando un nuevo rumbo sobre la creación de contenidos presenciales y digitales. Todas las ponencias oficiales, más de 350, se han podido seguir en directo desde cualquier lugar del planeta a través de la plataforma digital y estarán disponibles durante los próximos seis meses para todos los congresistas y aquellos que no pudieron asistir a los pabellones de Ifema y quieran hacerlo ahora.
A los escenarios especializados de Madrid Fusión le hemos añadido un nuevo hijo pequeño: WE, The Wine Edition, nueva mirada a la realidad del viñedo y la viticultura y a la relación del vino con la gastronomía. Un tiempo reposado para la palabra, el intercambio de conocimiento y la cata profesional que ha sido aceptado por el sector como la lluvia de mayo.
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Muchas esperanzas recolectadas y muchas más sembradas.
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