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No puedo negar que la Montaña Palentina me embelesa. Sus paisajes, sus rutas a pie, su Románico... y su gastronomía. Un viaje por los límites norteños de Castilla y León siempre merece la pena. Cuenta con productos únicos, dignos del paladar de un experto gourmet. ... Como carnívoro militante, siento pasión por la ternera de Cervera. Como quesero convencido, disfruto de los productos de cabra y oveja que produce de manera artesanal Cantarillos, quesería ubicada en Salinas de Pisuerga. Solo son dos ejemplos de una materia prima de calidad que se traduce en una gastronomía rotunda a la par que sencilla, apegada a la tradición y al terruño.
De esta cocina de corte tradicional hay buenos ejemplos en Cervera de Pisuerga. En el Asador Gasolina se puede degustar la ya mencionada carne de la zona o su clásico lechazo churro al horno. En el Peñalabra, en esa misma localidad de la montaña de Palencia, engancha su risotto de boletus y, obviamente, la deliciosa ternera de Cervera. En Aguilar de Campoo, esta misma línea más tradicional se encuentra en el restaurante Cortés, otro establecimiento habitual en las guías gastronómicas que no defrauda. La ternera y el lechazo asado son aquí los protagonistas indiscutibles de la carta.
Pero junto a esta corriente más clásica ha aparecido una cocina renovada, más personal y ligada a los nuevos tiempos que viven los fogones. Apostando por el producto de cercanía y con la calidad como estandarte, ha emergido una nueva gastronomía que encandila. En esa expresión culinaria más íntima sobresale Escaramujo Mesón Gastronómico, un establecimiento de Salinas de Pisuerga que lidera Moritz Kaspar Saladin y en el que confluyen diferentes culturas y técnicas para crear platos originales.
Destacable su 'steak tartar' de ciervo, su sensacional y original tempura o su tarta de queso. En esta línea de una cocina más creativa también se mueve Francisco José Fossati, chef de Ticiano, precioso restaurante que se halla en la localidad de Villallano, a unos kilómetros de Aguilar de Campoo. Soberbio el taco de lechazo confitado o el delicado carpaccio de carabineros. Dos ejemplos de una cocina de la Montaña Palentina que engancha tanto como el Románico o los bellos paisajes. Merece la pena darse una vuelta. Yo repito cuando puedo.
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