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El Río Miño a la altura de Arbo, donde se captura la lamprea con técnicas ancestrales en las «pesquerías». AFP
Que no falte la lamprea

Que no falte la lamprea

«Los 'lampreadictos' esperamos con ansia a que se capturen las primeras, a mitad de enero, cuando remontan los ríos gallegos para desovar»

Sábado, 6 de marzo 2021, 09:45

No sé si a usted le gusta la lamprea. Probablemente no, porque el aspecto repulsivo de este pez prehistórico y la peculiar textura de su carne generan muchos rechazos. Lo entiendo, porque esa enorme boca con forma de ventosa con la que succiona la sangre ... de sus presas, no invita a probarla. Porque, además de fea, la lamprea es un auténtico vampiro. Pero nada de eso nos importa a sus incondicionales. Los 'lampreadictos' esperamos con ansia a que se capturen las primeras, a mitad de enero, cuando remontan los ríos gallegos para desovar. La temporada es breve porque a primeros de abril vuelven al mar y desaparecen. Su carne es oscura y sabrosa, de sabor intenso y textura blanda. Aunque entran por distintos ríos gallegos y portugueses, la lamprea por excelencia es la del Miño. Ya lo escribió Cunqueiro, «la lamprea es el poso del Miño». Y a sus orillas, Arbo es su capital. Allí se captura en los llamados 'pescos', construcciones de piedra que datan de tiempos de los romanos, que la consideraban una exquisitez. Es tan importante Arbo que incluso ha dado su nombre a una preparación, similar a la bordelesa, guisada con su propia sangre, vino y cebolla. Es la forma más habitual de comerla, pero hay otras tradicionales como a la brasa o la rellena. En esta última se seca y ahúma para después hacer un fiambre en rollo con huevos cocidos y pimientos.

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