Una sencilla sugerencia para los amateur que quieran sorprender en Nochevieja

Lo que más tiempo lleva son las patatas así que se comienza con este producto. Se pelan y trocean en tiras muy finas para hacer unas chips crujientes. Cuando el aceite esté bien caliente en la sartén se echan para freír. Sin quitarles el ojo de encima, en otro fogón se saltean los boletus, «se hacen muy rápido así que hay que darles un par de vueltas para que vayan cogiendo una tonalidad doradita», explica César Lomas, del restaurnate Pirita, de Valladolid.

Por otro lado y en una tercera sartén se fríe el huevo de oca. «Aquí en la Cistérniga hay unos chicos que los crían y los venden, así que es un producto que se puede comprar fácilmente», apunta el gerente del restaurante Pirita, en Valladolid. En este punto no hay novedades porque se preparan como cualquier otro huevo, «hay que conseguir la clara bien hecha pero no la yema».

Por cierto, pendiente de las patatas fritas, cuando estén hechas se retiran a un plato con un papel para que absorba el aceite restante. Se colocarán en la base del plato y a continuación los boletus. El ingrediente final será el huevo frito de oca. Se adereza con una pizca de sal de escamas negra y listo. ¡Ah, no! Que queda otro espectacular ingrediente con el que cada vez más personas se atreven a incorporar en la cocina y que también se produce en Castilla y León. Se trata de la trufa negra de Soria.

«El aroma que aporta es maravilloso y ya te va abriendo el apetito», afirma César mientras raya un poco por encima. «Hay quién prefiere poner unas láminas pero en este caso para el huevo creo que es mejor de esta otra forma». Ahora sí, ya está listo este plato fácil, sencillo y diferente con el que sorprender o sorprenderte estas navidades.