Tiempo de membrillo
La labor de las mujeres del taller de elaboración de conservas del Palacio de Canedo en León
Sí, es tiempo de membrillos. El otoño ha teñido de amarillos, rojos y ocres los árboles y las viñas de El Bierzo. Los frutos del membrillero ya han madurado y ofrecen ese aromático y ácido fruto dorado que llega a las bocas en forma de mermeladas, compotas y confituras. Pocos son los que se atreven a comer directamente esos hermosos frutos. No sabemos si el pintor Antonio López logró atrapar los rayos del sol entre las ramas del árbol que florecía todas las primaveras en el patio de su casa, cuyos frutos pintaba otoño tras otoño. Lo que sí sabemos es que Víctor Erice convirtió esa obsesión artística en poesía en su documental 'El sol del membrillo'.
Como trazos de pintura y poesía parecen los amarillos membrillos en las manos de las trabajadoras del taller de elaboración de conservas del Palacio de Canedo. Los frutos se recogen de los generosos árboles que rodean una de las viñas bercianas. Con sumo cuidado y paciencia, Marisol Álvarez, Ángeles Gómez, Angelines Lago, Yolanda González y Ana Sánchez retiran la pelusa o borra algodonosa que cubre la áspera corteza con un cepillo. Lo hacen fruto a fruto, membrillo a membrillo. Con un golpe de vapor para poder manipularlos, retiran las semillas del interior del corazón y los trocean en pequeñas porciones, antes de triturar su carne. Mientras acometen esta labor se desprende un delicado aroma a miel por el taller. A continuación, ponen a cocer la pulpa del membrillo en varias etapas en las que los tamizan y añaden azúcar y limón exprimido. Esa pasta dulce y gelatinosa, todavía caliente, se deposita en los recipientes preparados para su esterilización. Ya es dulce de membrillo.
También es tiempo de castañas. Han empezado a llegar las primeras al taller y se recogerán hasta finales de noviembre. Se preparan en almíbar de forma natural y artesana. Primero permanecen a remojo durante un día. Las mujeres bercianas retiran las pieles y las vuelven a dejar en agua y limón para que no se oxiden, durante otras 24 horas. El siguiente paso consiste en escaldarlas envueltas en gasas en las ollas, donde van añadiendo vainilla, granos de café y azúcar. Una vez metidas en botes de cristal, estos se cuecen y se dejan enfriar, a diferentes horas, durante tres días.
Loli Rejas, la jefa del taller, controla todos los procesos. Confirma que ya han terminado la tarea con los pimientos rojos y prepararán 1.200 kilos de dulce de membrillo. En el caso de las castañas, la producción rondará los 2.000 kilos. Las manos de las mujeres no dejan de pintar, primero pimientos, después membrillos, más tarde castañas.
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