Saint-Émilion, Burdeos Agapito Ojosnegros

Europa, una viña sin fronteras

Con una gran variedad de acentos, merced a las múltiples variedades de uva y a las diferentes formas de elaboración, el viejo continente habla un mismo idioma: el del vino

Sábado, 9 de mayo 2020, 09:04

La incorporación de países del nuevo mundo al universo del vino con grandes plantaciones de viñedo y producciones (Chile, Argentina, EEUU, Australia, China, Sudáfrica) está aún lejos de desbancar al viejo mundo (Europa) en cuanto a superficie de viñas y a producción ... del fermento del fruto de las mismas.

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No todas las regiones del mundo son aptas para el cultivo de la vid. Los climas idóneos en ambos hemisferios se hallan en las latitudes 30° a 50°. 

El mapa de Europa es toda una galaxia en la que se multiplican las constelaciones vitivinícolas (regiones, zonas, subzonas, denominaciones de origen, indicaciones geográficas…). España es una de esas constelaciones de gran fulgor, con el mayor número de hectáreas de viñedo del mundo y por la calidad de sus vinos. Su producción también es puntera, como es la de Francia e Italia, potencias enológicas planetarias en los mismos aspectos: superficie, producción y calidad, y, en su caso, también en ventas. Aunque con mucha menor superficie y producción, Alemania refuerza el cuarteto `All Star´ vitícola europeo.

Calidad y tipicidad son también los referentes de otros tantos países europeos, que, aunque no compiten en cantidad sí producen vinos que son auténticos objetos líquidos de deseo.

Hungría

Podemos empezar por Hungría y fijarnos en la región de Tokaj-Hegyalja, que, además de ser Patrimonio de la Humanidad, allí se elabora el famoso tokaj. Este vino es único, el más antiguo botritizado, remontándose su elaboración al siglo XVII.

Englobadas en seis grandes territorios, hasta 22 regiones vinícolas copan tres cuartas partes del país magiar, zonas como Csongrád, Kunság, Balatonfelvidék, Pannonhalma-Sokoróalja Szekszárd, Tolna… La principal uva es la furmint, autóctona, como lo son la hárslevelü, ezerjó, királyeányka…, hasta completar 9, y 13 más foráneas.

Grecia

Grecia, fundamental en la historia del vino en su producción y expansión, posee vinos de gran calidad y tipicidad única, contando con variedades autóctonas que, junto a otras tantas, salpican casi todo el continente e islas. El mejor ejemplo –pero no el único- de la citada tipicidad, es la variedad agiorgitiko. Las regiones productoras son: Centro-Euboea, Epirus, Islas del Egeo, Islas Jónicas, Macedonia, Peloponeso, Tessalia y Tracia. Variedades autóctonas: xynomavro, mosxomavro, athiri, assirtyco, atiri…

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Gran Bretaña

Gran consumidor, y aun mayor comerciante de vino, Gran Bretaña (cuya tradición vitícola se remonta a Roma, cayendo esta con la I Guerra Mundial), gracias al cambio climático también resucita su viñedo, especialmente desde la década de los 70, en pequeñas zonas productoras ubicadas al sur de Inglaterra y de Gales. El vino estrella es el espumoso, de tal calidad que un chardonay de 2003 venció a los mejores champanes y vinos espumosos del mundo en un concurso que tuvo lugar en Francia. La seyval blanc es la variedad más cultivada desde 2004, seguida de la reichensteiner, müller-thurgau y baco, aunque también hay variedades francesas.

Portugal

Conocido por el vino de Oporto (toque dulce y alto grado alcohólico), y también en la actualidad por el vinho verde, el vino en Portugal se produce en 11 zonas que van de norte a sur de país, en su parte continental, y también se extiende a las islas de Madeira y Azores. Las zonas continentales de producción son: Douro/Porto, Minho, Tras-os–Montes, Beiras, Lisboa, Tejo, Peninsula de Setubal, Región del Alentejo y Algarve.

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La producción no es elevada, destacando dos variedades de uva como son la major port y la alvarinho.

Francia

La capitalidad mundial del vino la patrimonializa Francia, con seis grandes regiones productoras como son Burdeos, Borgoña, Champaña, valle del Loira, las colinas de Ródano y Alsacia. Provenza, Rosellón, Languedoc…, son otras áreas con producción de vinos con carácter propio.

Château la Jalgue, Burdeos Agapito Ojosnegros

Blancos, tintos, rosados y champanes cubren su catálogo de vinos, elaborados con variedades como la pinto noir, chardonay, sémillon, sauvignon, merlot, cabernet syrah…

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Italia

De norte a sur no falta viña ni vino en Italia. Desde el valle de Aosta y el Piamonte -las regiones vinícolas más septentrionales- a la isla de Sicilia, la más meridional. Al oeste, la otra isla vinícola: Cerdeña.

Liguria, Lombardía, Véneto, Emilia Romagna, Toscana, Umbría, Las Marcas, Abruzzo, Molise, Lazio, Trentino-Alto Adigio, Friul-Venecia Julia, Campania, Basilicata, Apulia y Calabria remachan la bota enológica trasalpina.

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Algunos vinos norteños, y en particular del Piamonte, forman una categoría a parte. Cuna del nebbiolo, la cepa más noble del país, ahí surgen los afamados tintos Barolo y Barbaresco. Igualmente en Lombardía se hacen vinos con esta uva. De cepas indígenas, también en el norte, se hacen los tres vinos de mayor exportación: Bardolino, Valpolicella y Soave; de variedades como la corvina, rondinella, molinara y negrara. Otras uvas utilizadas son francesas, principalmente, y también alemanas. Uvas con las que se elaboran una amplia gama de vinos: secos, espumosos, frizzantes.

Viñedo del sur de Francia Agapito Ojosnegros

Alemania

El último brochazo –pues sería enciclopédico un artículo a pincel sobre el universo casi infinito de la Europa vinícola-, lo dedicamos a Alemania, país de vinos florales, fragantes y elegantes que surgen de viñas que se apostan en varias regiones del valle del Rin y de sus afluentes: el Mosela, Main y Neckar.

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El 90% de sus vinos son blancos porque las variedades tintas maduran mal en latitudes tan septentrionales. Los viñedos alemanes se ubican en la frontera de un clima húmedo marítimo, al oeste, y uno continental en el punto cardinal opuesto; fresco en invierno y cálido en verano. El clima hace que las uvas maduren muy lentamente. Los cosecheros alemanes han aprovechado estas condiciones para especializarse en vinos que en ninguna otra parte podrían consumarse. Los más seductores se elaboran casi siempre con la variedad riesling, que produce fermentos de gran nobleza. Para mantener el equilibrio de estos vinos, de los más selectos, los bodegueros prefieren la ligereza en calidad y cortar la chaptalización (añadir azúcar al mosto).

Las zonas de producción de más alta calidad son 13, que tiñen los valles de los citados ríos. Estas regiones son: Ahr, Baden, Franconia, Hessische Bergstraße, Mittelrhein, Mosel-Saar-Ruwer, Nahe, Palatinado, Rheingau, Rheinhenssen, Saale-Unstrut, Sajonia, Württemberg. A estas se sumarían cinco zonas productoras de vino de mesa.

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Las variedades, con la icónica riesling al frente, las hay blancas y tintas. Por nombrar algunas, de las primeras citamos a la: müller, gewürztraminer, kerner, scheurebe…; y de las segundas: la dornfelder, schwarzriesling, lemberger…

Puntos y más puntos suspensivos para esbozar un viejo mundo que si del cultivo de la vid hablamos no entiende de fronteras. Por más que se apague alguna estrella en la UE, las casi infinitas de las constelaciones de la galaxia vinícola europea mantienen muy vivo su brillo, manteniendo y expandiendo la luz de una cultura común como es la del vino.

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