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El consumo de frutas deja de ser aburrido cuando los niños participan en actividades lúdicas que combinan alimentos y diversión. Por eso en el pueblo ... vallisoletano de San Román de Hornija se ha organizado un taller de gastronomía en el que las protagonistas fueron las uvas, una fruta muy ligada al territorio. La compañía Zolopotroko junto a la animadora cultural de San Román de Hornija se encargaron de desarrollar un taller de cocina creativa en el que los más pequeños elaboraron unas brochetas de uvas mientras que los mayores se lanzaron además a diseñar su propio erizo con frutas.
Antes de comenzar a cocinar realizaron una introducción con juegos creativos para desarrollar la imaginación de los niños. Transformaron utensilios de cocina en diferentes objetos y personajes para después poder contar una historia. Por ejemplo, la cuchara se convirtió en un soldado y un cazo en un sombrero. De esta forma, los utensilios hicieron la función de títeres. «Esto nos permite pasar un divertido y agradable momento en familia o con los amigos. Además, produce múltiples beneficios en los niños porque estimula la creatividad y la imaginación», explica Nuria Martín de Zolopotroko.
Después, Nuria junto a la animadora cultural del pueblo, Pili, organizaron a los niños en dos grupos: los más pequeños elaboraron una brocheta con uvas y los mayores, un erizo con peras y uvas. Todos se vistieron con su correspondiente mandil y gorro y lo primero que hicieron fue lavarse las manos. A continuación, tocaba lavar la fruta, así que cogieron las uvas de los racimos y las distribuyeron en distintos cuencos. Una vez pasadas por agua, comenzaron la actividad. Para elaborar las brochetas, de una en una las fueron metiendo en un palito que bien podía ser una varita mágica que se transformaba en uvas.
Por otro lado, los mayores se encargaban de confeccionar el erizo para el que solo hicieron falta unas peras, uvas, uvas pasas, aceitunas negras y palillos. Primero, con la pera tumbada se pela la mitad de la parte delantera, que correspondería al hocico del erizo. Para evitar que se oxide se echan unas gotitas de limón. Luego, en palillos se pinchan las uvas para formar las púas del erizo. Las uvas pasas se utilizan para los ojos y la nariz se consigue con una aceituna negra.
Al finalizar el taller, los niños disfrutaron de una saludable merienda. Fue un taller de cocina en el que alimentación, imaginación, juegos y danzas se combinaron con éxito para que los niños pasaran una tarde divertida y disfrutasen de la merienda con frutas como las uvas, que serán las protagonistas del Fin de Año.
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