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Es sabido que en cuanto se deja al agua bajar a su bola y coger carrerilla por la ladera de una montaña, no tarda en dar lugar a un montón de figuras que dejan boquiabierto al más pintado: saltos, saltitos, pozos, surgencias, rápidos, toboganes y greguerías acuáticas mil que después de meses de muerte agónica por sequía sempiterna han vuelto este invierno en algo a su ser.
Por eso hemos pensado en estrenar la primavera acercándonos a rendir pleitesía a algunas de ellas antes de que el régimen de lluvias se vuelva tacaño otra vez y las deje de nuevo en nada. Llámenla como la llamen, el agua en su discurrir bravo es un espectáculo por el que merece la pena pagar el único precio que pide: un buen paseo y algo de sudor, si hay cuestas. Por suerte, en Castilla y León tenemos algunos de los mejores espectáculos de este tipo que pueden verse en España.
1. EL POZO DE LOS HUMOS (Salamanca)
Es el rey de los informativos de televisión en cuanto llueve con fuerza cuatro días seguidos. Y no es para menos. Su impacto visual es de tal calibre que parece que hubiera reventado una presa. Hay dos formas de disfrutarlo y las dos merecen la pena. La más habitual es verla de frente. Para ello basta tomar el camino que arranca en Pereña de la Ribera y hacer a pie los dos últimos kilómetros. La otra forma de acercarse y verlo justo desde encima es por la Senda de Unamuno. Parte de la localidad de Masueco. Son tres kilómetros señalizados que finalizan en un balcón que vuela sobre el abismo, no apto para quien sufra vértigo.
2. EL SALTO DEL NERVIÓN (Burgos)
Tiene en su marca ser la cascada más alta de España. También una de las más difíciles de ver. Y no porque no sea accesible, que lo es y mucho, sino porque para pillarla en su salsa tiene que llover mucho en poco tiempo. Es entonces cuando el barranco por el que se despeña queda adornado por una larguísima cola de caballo de 222 metros de altura. Se localiza en el interior del bellísimo espacio natural del Monte Santiago, al norte de las Merindades y en el límite con el País Vasco. Lo mejor para asegurarse de que el salto va cargado de agua es ponerse en contacto con la Casa del Monumento Natural. Teléfono: 666 189 079.
3. COVALAGUA (Palencia).
El páramo de La Lora, al noreste de la provincia de Palencia, es una tabla de roca tan porosa como una esponja. La culpa es de la piedra caliza que está en su naturaleza. Y también del agua y el CO2. Cuando ambos se juntan disuelven la caliza como si fuera un azucarillo y se van para abajo. Es así como se forman las simas, las cuevas o los desplomes que conforman ese paisaje tan de cuento que son Las Tuerces, por ejemplo. En un rincón de Las Loras, cerca de la Cueva de los Franceses, lo que se forma, cuando el subsuelo del páramo no aguanta más, es la surgencia de Covalagua. O lo que es lo mismo, las fuentes del río Ibia. Se localizan en el interior de un espacio natural al que se accede por una pista de tierra señalizada tres kilómetros antes de la Cueva de los Franceses.
4. CASCADA DE LA FUENTONA (Soria)
El monumento natural de La Fuentona, junto a Muriel de la Fuente, presume, sobre todo, de una surgencia de agua a la que, por el momento, no se le conoce el final. Es una de las más profundas exploradas en el mundo, por ahora. Pero el caso es que cuando llueve con ganas el arroyo de la Hoz también se viene arriba y da forma a la espectacular cascada de la Fuentona o Chorro de Despeñalagua. El acceso se localiza por un desvío que encontramos unos metros antes de alcanzar el ojo azulado de la Fuentona. Información: Casa del Parque del Sabinar. Teléfono: 975 188 162.
5. CASCADAS DE SOTILLO (Zamora)
Una de las rutas más bonitas de cuantas pueden hacerse en el entorno del Lago de Sanabria es la que aúpa hasta las Cascadas de Sotillo. Son las que forman los arroyos Pingón y Cabriteño al despeñarse juntos para realizar el viaje que lleva desde la laguna de Sotillo hasta las angosturas del valle. El recorrido circular desde Sotillo de Sanabria hasta las cascadas y vuelta es de 8,5 kilómetros que pueden hacerse en unas tres horas largas. Está señalizada con estacas de color marrón. No entraña dificultad, pero el desnivel hasta las cascadas implica varias paradas para recuperar el aliento. Todo el recorrido requiere ropa y calzado de montaña.
6. CASCADA DEL RÍO ARBILLAS (Ávila)
El río Arbillas es un maestro de los descuelgues. De hecho, baja dando saltos, saltitos y volteretas casi desde su mismo nacimiento en las laderas de la montaña de su mismo nombre. Una buena muestra de su hacer puede verse bastante cuando el río se cruza con la carretera AV-924 que une las localidades de Arenas de San Pedro y Poyales del Hoyo, dos kilómetros antes de esta última.
7. CASCADA DE PEÑALADROS (Burgos)
La cascada de Peñaladros se descuelga, casi en secreto, en un apartado rincón del valle de Angulo. El camino hasta ella, fácil y cómodo, se localiza nada más pasar la última de las casas de Cozuela. Sale hacia la izquierda buscando, en unos 500 metros, el curso del río San Miguel, para sorprenderlo en el momento de dibujar esta elegante cola de caballo; la más alta de entre los diversos saltos con los que va atravesando el valle en su camino hacia el río Cadagua, del que es afluente.
8. ORBANEJA DEL CASTILLO (Burgos)
El agua que brota de la Cueva del Agua, enorme boquete natural que preside el casco urbano de la población, atraviesa las calles de Orbaneja del Castillo para acabar precipitándose por una serie de escalones rocosos. La sucesión de cascadas es visible desde la carretera que alcanza el pueblo. Desde Burgos se llega tomando la N-623 hasta Quintanilla-Escalada. Poco después otra carretera lleva hacia Escalada y Orbaneja del Castillo.
9. CASCADA DE NOCEDO (León)
Esta cascada tiene de especial que para verla hay que meterse casi debajo. De hecho, quien vaya debe de saber que lo quiera o no saldrá como de una ducha. La culpa es del arroyo de Valdorria que se despeña tan entre rocas que parece hacerlo en el interior de una habitación de paredes altísimas. El ruido es ensordecedor. Se accede por una pequeña red de pasarelas que llevan en volandas desde la carretera que va hacia el puerto de Vegarada. La señalización se localiza un poco antes de Nocedo.
10. LAS PILAS (Zamora)
Las Pilas son una sucesión de cascadas que se remansan en verdes pozas de aguas cristalinas justo antes de verterse a las aguas del Duero. Se localizan a 5 kilómetros de Almaraz de Duero junto a las ruinas de una antigua explotación de estaño que funcionó en el siglo XIX. Se llega por un camino bien señalizado.
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