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Saber disfrutar del vino es todo un arte en el que prestar atención a los detalles es importante. Esos pequeños detalles marca la diferencia no solo durante el cuidado de los viñedos, la recolección de la uva y la elaboración del vino. Al final ... de la cadena cuando llega al consumidor final y este se dispone a dedicar un tiempo al disfrute del resultado final de mucho tiempo de trabajo, hay que prestar atención a ciertas particularidades.
Además, por su puesto de las características del vino el recipiente, la copa de vino, en el que se deguste también juega un papel relevante. El presidente de los sumilleres españoles, el segoviano Pablo Martín aconseja que el vidrio o cristal de la copa sea fino y por supuesto incide en que «no hay que agarrar la copa como si fuera un vaso», así que lo aconsejable es recurrir a la base o el tallo, y para deleitarse, tiempo, tranquilidad y buena compañía.
En la clasificación de las copas las hay para vino tinto, blanco, espumosos, entre otros, aunque también destaca el catavinos jerezano. Para los tintos de la variedad pinot noir, una copa grande, de cuello ancho y balón voluminoso, la conocida como copa Borgoña es una buena opción. Para los elaborados con cabernet, merlot o tempranillo la copa Burdeos es la más habitual. Con un balón un poco más estrecho que la Borgoña permite captar la amplia gama aromática. Por este motivo también es utilizada en vinos blancos, sauvignon y chardonay. Su silueta es algo más alargada que la Borgoña y favorece el disfrute de la carga aromática frutal.
En cuanto a los vinos espumosos destaca la copa tulipán, que debido a sus curvas facilita la fase olfativa porque los aromas permanecen más tiempo y mantiene las burbujas, y, la flauta. En este caso, su figura es más estilizada, alargada y estrecha y la transparencia de su cristal permite observar también el juego de burbujas del cava, champagne o espumoso seleccionado.
Por otro lado, el presidente de los sumilleres españoles hace referencia también a los vinos de Jérez y su correspondiente copa, catavino jerezano ideales también para manzanillas y vinos olorosos.
Con las botellas de vino, pasa como con las copas, sus formas, colores y tamaños tiene un función relevante en la evolución del vino. El tipo de silueta Bordelesa es el tipo de botella más habitual, con un aspecto de cilindro recto. La llamada Borgoña se caracteriza por una base más ancha que la bordelesa y una pendiente del vidrio más pronunciada hacia el cuello. Para los espumosos, la botella tiene forma similar a la borgoña pero con hombros más caídos. Su grosor es mayor para aguantar la presión de los espumosos y tiene una oquedad en su base. En cuanto al Jerez, se identifica por un abombamiento en el cuello. Se emplea para el envase de los vinos de Jerez y licores portugueses. Y en último lugar, la bautizada como Rhin, es una botella más alta y más estrecha que las anteriores y habitualmente se utiliza para los vinos blancos.
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