Una viticultora que dejará huella

Y es precisamente ese binomio, el del sacrificio y la dedicación el que mantiene a día de hoy las siete hectáreas de viñedos repartidas por Mucientes que trabaja desde hace años junto a su marido. Compagina su papel como madre y su trabajo como abogada con las visitas al campo, aunque reconoce que antes disponía de más tiempo para sus majuelos. «He vendimiado, he cogido el tractor y he estado ahí a cualquier hora para cualquier cosa que hubiera que hacer en la explotación familiar. Aunque todo se ha ido modernizando y ahora mi marido se dedica más de lleno al trabajo de campo y yo, al administrativo».

De media sacan cada año 40.000 kilos de uva de varias variedades mezcladas –tempranillo, verdejo, albillo, jerez y garnacha tinta y blanca– que venden a Bodegas Sinforiano. «Obtener esa cantidad siempre que el tiempo lo permite porque una granizada o una helada puede echar a perder la cosecha de todo el año, la uva es sumamente delicada», asegura.

Cuando le comunicaron que sería la premiada de este año, a Marisol Barrigón (54 años) le invadieron los recuerdos familiares de la infancia. «Mi tío el mayor me ha enseñado todo lo que sé. Salía con él de niña al campo y veía cómo mimaba sus viñas, cómo podaba, injertaba… Estuvo hasta el último momento entre majuelos y a él le debo todo lo que sé», narra. Aunque su primera toma de contacto seria se produjo cuando cumplió 20 años. «Dije: 'quiero vendimiar', y en mi cuadrilla –era cuando empezaban a trabajar jóvenes en vendimia– mi tío me exigía el doble que a los demás. Recuerdo que fue una experiencia muy dura, pero sumamente gratificante».

Ensalza la calidad de los vinos DO Cigales, «que no tienen todo el protagonismo que merecen. Aquí se hace vino de muchísima calidad y ganamos muchos premios cada año, pese a que somos una DO pequeña nuestros tintos nada tienen que envidiar a la Ribera. El clarete ha sido nuestra insignia, tenemos rosados muy buenos y seguimos luchando para tener más reconocimiento cada día».

Reconoce Barrigón que el mundo de la viticultura a pie de viña «ha sido y sigue siendo» mayoritariamente llevado por hombres, «aunque es evidente una positiva evolución en las bodegas, porque existe algo más de paridad en este sentido». Marisol siente un agradecimiento absoluto por este premio: «Significa que he dejado huella con mi labor, pero este reconocimiento se lo merecen igual que yo todas las mujeres anónimas que han trabajado en el viñedo toda la vida. También va por ellas».