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Nieves Caballero
Valladolid
Viernes, 9 de julio 2021, 17:29
España lidera la clasificación mundial por superficie de viñedo de producción ecológica y, aunque en consumo es el quinto país, cada vez hay más interés por los productos alimentarios sostenibles, incluido el vino. Pero algunos viticultores y enólogos dan un paso más y apuestan ... por una agricultura biodinámica, 100% sostenible, que permite mantener la biodiversidad de la flora y la fauna y regenerar los suelos. Entre ellos se encuentra el enólogo Sergio Ávila, que ha presentado esta semana en Valladolid los primeros vinos con certificación ecológica de la Bodega Cruz de Alba, la niña bonita de Zamora Company, propietaria también de Ramón Bilbao Rueda.
La bodega de Quintanilla de Onésimo culminará este proyecto con el certificado Demeter de agricultura biodinámica, que Sergio Ávila ha convertido en un modo de trabajo y de vida. Independientemente de la creencia o no en los beneficios de laborar las viñas de acuerdo al biodinamismo y al calendario que sigue los ritmos de la tierra, la luna y los astros, el enólogo destaca que, con estas prácticas, ha conseguido que los suelos del viñedo que Cruz de Alba posee en Padilla de Duero, junto a la N-122, sean más ricos y equilibrados desde el punto de vista microbiano y de la biodiversidad. Nieto e hijo de viticultores de Quintanilla, donde nació y vive con su familia, Sergio Ávila defiende que el «suelo es el mayor tesoro que existe en el mundo agrícola», convencido de que «nosotros lo único que tenemos que hacer es fluir y aprender a convivir con el terreno».
Cruz de Alba cuenta con un viñedo único de 40 hectáreas de la variedad tempranillo, situado a 750 metros de altitud, al que el viticultor aporta compuestos homeopáticos, infusiones, preparados, estiércol y compost, además de recurrir a diferentes cubiertas vegetales (leguminosas, mostaza, avena, etc). El viñedo se divide en 19 parcelas, según el tipo de suelos (arenosos, arcillosos y limosos) y la edad de las plantas. Ya en la bodega, el enólogo realiza microvinificaciones con fermentaciones a baja temperatura y levaduras autóctonas en acero inoxidable, antes de que el vino pase a las barricas de 500 litros.
Además de lograr vinos saludables, Sergio Ávila explica que, con el biodinamismo, que aplica desde 2008 en el viñedo (desde 2006 es ecológico), ha logrado que sus vinos tengan Ph más bajo y acidez más alta y mayor capacidad de guarda, y que sean más frescos, frutados y sabrosos. Vinos que su propio autor define como «sinceros».
Los tintos Cruz de Alba 2018, Fuentelún 2016 (antes Cruz de Alba Reserva) y Finca Hoyales 2016 encontraron la armonización perfecta con los platos del chef Víctor Martín del restaurante Trigo, con una estrella Michelin en Valladolid.
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