«El vino es otra de esas versiones del oro líquido»

Escritor, piloto de vuelo y miembro de la Academia Galega de Gastronomía, Francisco Narla acaba de presentar su nuevo libro 'El Último Vasallo'. Una novela histórica que retrata a El Cid en el nivel más personal, alejado de la leyenda de héroe, e incluyendo la figura desconocida de su hijo Diego. Lector empedernido y amante de la gastronomía, el escritor sigue a la búsqueda de nuevos personajes en los rincones de la historia.

–Piloto aéreo de profesión, ¿cómo llega esa inquietud por la escritura?

–La culpa de mis dos vocaciones la tiene la misma persona, Saint-Exupéry. Fui un lector empedernido de niño, lo sigo siendo y lo cierto es que ese genial loco francés me obligó a soñar. Siempre digo que me sentí piloto por primera vez, cuando volé sobre el desierto de noche y solo, recordando las palabras de escritor francés. Aunque parezca que no tienen nada que ver, son dos profesiones similares en el aspecto romántico, el trasfondo que tienen. Hace falta ser un poco soñador y bohemio para ser escritor y para ser piloto.

–¿Y esa apuesta por la novela histórica?

–La novela histórica es un género con una gran aceptación entre el público español, más que otros como el terror. Voy buscando en la historia aquello que le puede interesar al lector y sorprenderle.

–Es miembro de la Academia Galega de Gastronomía ¿Esa faceta?

–Siempre me ha gustado la cocina, me ayuda en muchos aspectos, me gusta la parte técnica y el trasfondo. A partir de esa afición personal, acabé entablando amistad con ciertos cocineros y, luego, hice colaboraciones en libros de recetas. Todas esas relaciones hicieron que la academia se fijara en mí, propusiera mi nombramiento y, desde entonces, colaboro en lo que puedo en recuperar la tradición culinaria gallega.

–La gastronomía tiene mucho que ver con el vino… ¿Aficionado?

–Eso es inherente a cualquier mediterráneo. El vino es otra de esas versiones del oro líquido.

–¿Vino preferido?

–Soy un verdadero apasionado de los champanes hechos con tinta, me gustan también los vinos dulces como los Tokaj, los vinos de hielo. También los Ribera del Duero con su tempranillo.

–¿Con qué género literario pega mejor el vino?

–Podríamos leernos Noches Blancas de Dostoevshy con un blanc de noir, a lo mejor una novela histórica se complementa mejor con un Ribera del Duero añejo como un gran reserva. Depende del libro, siempre hay un maridaje, al igual que con la comida.

–¿En qué escenario se ve escribiendo con una copa de vino?

–En cualquiera, no soy maniático para eso. Supongo que el hecho de ser piloto, dar tantas vueltas en hoteles y aeropuertos, ha propiciado que no tenga un despacho fijo, puedo trabajar en cualquier lugar.

–¿El maridaje preferido?

–Déjeme reivindicar que acabemos con la fea costumbre que hay en España de mezclar los espumosos con el dulce, son más adecuados para comenzar la comida. Por ejemplo, los mariscos y los pescados están muy bien con un espumoso. Y como gallego un buen centollo con un albariño es sinónimo de éxito.

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