La riqueza de un territorio para seducir al viajero

Agapito Ojosnegros. La acuñación del término 'Milla de Oro del Vino' proviene de manera natural y espontánea de numerosos viajeros y prescriptores internacionales que la han visitado y disfrutado, una designación que no surge de un día para otro. Como la buena lluvia: la que empapa, la que enriquece los suelos y los acuíferos; como todo aquello que es auténtico, el tiempo es notario y, como tal, da fe de ello. En esta dorada milla el tiempo levanta acta en diferentes escritos medievales de la importancia del vino en la zona, de la fama que lo precedía, redactándose ya entonces ordenanzas y normativas para extremar el cuidado de las viñas y el vino, así como de su venta. Este mimo daba como resultado deseados vinos.

Ahora, la tradicional Milla de Oro del Vino, que demarca un territorio muy concreto de la Ribera del Duero en la provincia de Valladolid, se convierte en un nuevo e importante reto turístico que apuesta por un territorio que, en este caso, traspasa los límites geográficos de la DO y prolonga la Milla originaria, extendiéndose, río arriba, desde Tudela de Duero hasta Peñafiel. Una línea recta que se traza por prácticamente la totalidad del este provincial.

La zona que comprende es de arraigada tradición vitivinícola, reconocida como una de las áreas internacionales de mayor concentración de bodegas elaboradoras de vino de la más alta calidad. En este privilegiado entorno son numerosas las iniciativas turísticas que se han desarrollado en los últimos años y que ofrecen al visitante la oportunidad de disfrutar de alojamientos, restaurantes y servicios de enoturismo de reconocida excelencia, realzando el tesoro paisajístico, monumental, cultural e histórico de la zona.

Un destino único con exclusivas experiencias para el viajero más exigente. De ahí que a través de esta iniciativa se impulsa este territorio como destino turístico de referencia internacional de primer nivel, un impulso desde la colaboración público-privada y abanderando el desarrollo sostenible del territorio, desde la constante búsqueda de la excelencia, el respeto al entorno y a sus habitantes, y con unos valores compartidos con el resto de experiencias de la provincia de Valladolid. La Diputación y la Cámara de Comercio vallisoletanas hacen de aglutinante de un proyecto cuyo primer impulso lo han dado cuatro grandes nombres de la este territorio: Abadía de Retuerta-LeDomaine, Bodegas Arzuaga Navarro, Castilla Termal y Alma Carraovejas.

Esta Milla de Oro que, con el tiempo y las gentes que la han visitado y vivido, ha ido adquiriendo forma y fondo, «ahora, lo primero que hemos hecho ha sido registrarla como marca, pues no lo estaba», señala Francisco Fuentes, quien desde la Diputación dirige esta propuesta.

Un año ya de intenso trabajo de promoción y de sumar miembros para continuar avanzando en el objetivo de «que sea un proyecto de destino, porque lo que queremos crear es una marca de destino turístico, porque es un proyecto turístico. No se trata de vender vino, sino de vender destino turístico», señala Fuentes, quien expone que ahora lo que «hemos hecho es abrir este proyecto a todo este territorio de Tudela a Peñafiel, a empresas del sector hotelero, restauración, bodegas, enoturismo, de turismo de naturaleza y patrimonio, alojamientos rurales... Un proyecto que cuenta criterios de calidad y de excelencia», como los que proponen los impulsores, entre los cuales hay tres estrellas Michelin, alojamientos de altas prestaciones y bodegas élite. Estos primeros impulsores del proyecto ejercen de máquina tractora de un tren al que esperan que se sumen otros proyectos que, en su medida y planteamiento, también apuesten por la excelencia y la calidad de sus propuestas.

La respuesta ya ha llegado y el número de vagones que se enganchan a este tren suma en este 2022 una treintena de empresas -entre bodegas, restaurantes, alojamientos, agencias de viajes y de servicios enoturísticos- y seis entidades colaboradoras más. Destacar, que la Milla de Oro del Vino permanecerá abierta a la continua incorporación de nuevos miembros, pues su espíritu es «sumar. El concepto es que todo esto sirva de motor para toda la zona. No se pretende crear ninguna competencia, todo lo contrario. Se pretende crear marca para el turismo de la provincia».

Asimismo, la premisa es traspasar fronteras, sembrar en mercados internacionales. Se ha arrancado en México, «donde el proyecto está muy maduro, y, tras Perú, este año que viene empezaremos en Estados Unidos y Gran Bretaña». Turismo extranjero y también de negocios, nichos muy interesantes y que conocen «una marca y unas empresas totalmente reconocibles en muchos países». Los contactos con las agencias de viajes especializadas, las más importantes del sector, ya se han establecido y se trabaja codo con codo.

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