Nieves Caballero
Valladolid
Sábado, 20 de marzo 2021, 08:46
Durante siglos, la zona sur de León era una gran productora de vino con el que abastecía prácticamente todo el norte de la Península Ibérica, prueba de ello son las numerosas bodegas-cuevas rupestres que identifican el paisaje de sus pueblos. En la actualidad, ... la Denominación de Origen León se propone que sus vinos encuentren un lugar destacado en las barras y restaurantes de Galicia, Cantabria y el País Vasco, porque en la hostelería leonesa y asturiana ya tienen su mercado natural. Su presidente, el periodista y catador Rafael Blanco, analiza los retos de la DO más extensa de Castilla y León, con 3.317 kilómetros cuadrados, que cuenta con 264 viticultores y 40 bodegas.
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–La vendimia de 2020 fue...
–Culminó con 2.816.453 kilos de uva calificada, el 19% menos que en 2019, una cantidad que esperábamos tras las desastrosas y prolongadas consecuencias de las heladas de 2017, año en el que preveíamos recoger más de cuatro millones.
–La DO León tiene 1.308 hectáreas inscritas pero solo 592 de ellas en producción, ¿por qué?
–Tenemos un enorme potencial de viñedo. Ese es uno de los grandes retos, que aumente la superficie productiva, que se inscriban más kilos de uva y que se transformen en vino. El gran reto es vender luego el vino. Tuvimos unas pérdidas del 70% de la cosecha en 2017 a causa de las heladas del 26 y 27 de abril. Eso lastra. Al elaborar menos vino, corres el peligro de perder una parte de cuota y, aún así, hemos conservado los mercados con nuestros rosados. Otra preocupación es que la uva se pague a un precio justo a los viticultores, cosa que en 2020 no ocurrió. Un ejemplo a seguir para el desarrollo rural es lo que han hecho en Gordonzello, que después de un proceso de concentración parcelaria, han ampliado y mejorado la bodega. En 2020 cumplió 25 años.
–¿Cómo quedó la entrega de contraetiquetas en 2020?
–El Consejo Regulador ha entregado 1.348.480 tirillas a las bodegas, con una reducción del 27,5%, frente a las 2.062.603 contraetiquetas de 2019. Al principio de la pandemia hubo una reducción de ventas del 50%, pero el verano jugó a nuestro favor gracias al turismo de interior, por lo que fue menor.
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–¿La peor parte de la pandemia se la llevaron en hostelería?
–Sí. Aunque desarrollamos una campaña de bonificación con la hostelería de Valencia de Don Juan, al no poder celebrar la feria, y otra con 21 vinotecas y tiendas gourmet de León del 4 de diciembre y 8 de enero, que funcionaron muy bien. Pero no compensaron las pérdidas, claro.
–¿Subieron las ventas en el canal de alimentación y 'on-line'?
–Cinco de las 40 bodegas producen el 80% del volumen de la DO y sí que se mueven muy bien, venden en los supermercados y comercializan por internet, pero el resto son familiares y sin apenas estructura comercial, aunque alguna se ha puesto las pilas en la pandemia.
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–¿Las exportaciones son importantes para la DO León?
–Las bodegas exportan el 10% porque el 90% de las ventas está en la hostelería. El 70% de nuestra producción son rosados, el 15% blancos y tintos jóvenes, por lo tanto el 85% son vinos de consumo estacional, de rotación y de barra.
–¿Ha habido incorporaciones?
–Acaba de inscribirse el enólogo Raúl Pérez Pereira con su bodega de Valdevimbre, donde ya elaboraba un tinto, y colaboraba con Bodegas Tampesta. Va a ser un volumen importante, hasta 40.000 o 50.000 botellas. Hay otros dos proyectos nuevos muy interesantes, Fuentes del Silencio, en Herreros de Jamuz, y Finca Valdemora, en la Bañeza. Y José Gordón, el de El Capricho, se inscribirá en cuanto pueda registrar las viñas.
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–¿Tienen programadas actividades de promoción este año?
–Esperamos que se normalice la situación y podamos llevar nuestros vinos a Galicia, Asturias, Cantabria, Madrid y San Sebastián. Y celebrar la Feria en Valencia de Don Juan, en julio.
–¿Cuáles son los principales retos para este año?
–Nuestra imagen idílica es un joven bebiendo un rosado de prieto picudo de la DO León, y creo que es buen momento para captar a ese público. Otro reto es recuperar los vinos rosados de madreo, aunque los costes de producción son mayores porque tienen mucha pérdida de uva y requieren mucha delicadeza. Ademas, los enólogos más jóvenes están explorando la crianza de los tintos de prieto picudo y el potencial de la blanca albarín.
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–¿Qué balance hace de sus casi cuatro años como presidente de la DO León?
–Hemos avanzado sobre todo en temas de comunicación, con una nueva página web y una imagen más cercana a la sociedad porque antes se tenía la idea de que era una zona con vinos antiguos.
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