«El primer consumo en los lineales se basa en lo visual»
Paco Santamaría, fotógrafo y experto en creación de imagen de marca en el mundo del vino. ·
«Me puede gustar un vino de diez euros y no gustarme uno de 800, pero eso es cuestión de paladares»Paco Santamaría, fotógrafo y experto en creación de imagen de marca en el mundo del vino. ·
«Me puede gustar un vino de diez euros y no gustarme uno de 800, pero eso es cuestión de paladares»Atesora tres décadas de carrera en el mundo de la fotografía tanto informativa como creativa. Años atrás, puso sus ojos en el mundo del vino, un sector que le atrajo desde el primer momento y donde vio un sector en evolución con necesidad de comunicar. El fotógrafo Paco Santamaría defiende que en torno al vino hay todo un mundo que vender de forma visual. Un concepto que va mucho más allá del producto que sale al mercado y que engloba a la viña, sus gentes, la cultura, el turismo y los avances tecnológicos.
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–Con una larga trayectoria profesional en el mundo de la fotografía, ¿cómo se adentró en el sector de vino?
–Llegué a trabajar de forma temporal a Aranda, a la Ribera del Duero, y llevo ya 30 años. Con el tiempo, se toma conciencia de que da igual donde estés, para hacerte tu profesión, tu vida, tu trabajo y las buenas fotos. Lo de meterme en el mundo del vino fue algo natural. Me gusta mucho la fotografía publicitaria, cuando llegué a la Ribera, me di cuenta de que estaba rodeado de bodegas, de vino, de cultura del vino… La Ribera del Duero estaba en pleno crecimiento y proyección, y decidí hacer fotos de botellas de vino. Cuando me puse a hacerlas, tomé conciencia de que era complicadísimo. Tardé dos semanas en hacer una foto decente de una botella de vino...
–...¡Dos semanas!
–Es muy difícil fotografiar cristal o cosas que brillan. Con el tiempo, de forma autodidacta, fuí experimentando y, al final, pensé en dar un servicio a los profesionales del vino para que no tuvieran que irse fuera a buscarlo. Hoy en día, he dado un paso más con un estudio junto al diseñador Eduardo Miravalles, en el que ofrecemos un servicio de branding para bodegas enfocado a la imagen y diseño.
–El mundo de la viña da mucho juego a nivel de fotografía…
–El paisaje vitivinícola es espectacular, porque va cambiando, dependiendo de la época del año y cada época te da unos matices diferentes. Fotografiar la viña en todas sus etapas es muy interesante. Es importante entender que las bodegas no son sólo la botella de vino que sale al mercado, sino el proceso, la viña, la poda, la gente que trabaja, las innovaciones tecnológicas, la arquitectura y la evolución del sector. Es un cúmulo de cosas que me atraen.
–¿Le queda mucho al mundo del vino en general, y a las bodegas en particular, por evolucionar en cuanto a la imagen de marca se refiere?
–Le queda mucho, pero no sólo al sector del vino, sino a todos. En concreto en este, la comunicación de ahora no es la misma que la de hace veinte años, porque el cliente no es el mismo. Los clientes cambian, los paladares cambian, la pirámide de consumo se ha rejuvenecido… Dependiendo del vino que se haga, el marketing, la publicidad, la etiqueta y la fotografía, tienen que estar enfocadas a su tipo de cliente. No podemos publicitar, por ejemplo, un gran reserva carísimo con una imagen para un cliente de 40 años. No es su público objetivo. Además, el mundo de la comunicación del vino va a seguir cambiando continuamente y, todos los que nos dedicamos a ello tenemos que adaptarnos a esos cambios, pero es importante que la bodega también se adapte.
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–¿El consumidor se guía por la imagen?
–No todo el mundo sabe de vino, hay muy pocos consumidores que tengan amplios conocimientos. Los clientes que no entienden de vino, tanto en un lineal de supermercado, como en una vinoteca o en un bar, eligen el que han probado antes y, si no van a ir a la etiqueta que más les llame la atención. Luego, ya decidirán si les gusta o no, pero el primer consumo en los lineales y vinacotecas, se suele basar en lo visual.
–Todavía hay gente que dice que las etiquetas más originales están aparejadas a peor vino…
–Es cierto que hubo una tendencia que hacía pensar que un vino de guarda, longevo, bien elaborado, muy bien estructurado, se asociaba a etiquetas estilo francés, como clásicas. En parte, se sigue pensando eso, y casi siempre se sigue haciendo ese tipo de etiquetas con ese tipo de vino. Ahora, hay algunas bodegas que están apostando por un tipo de etiquetas con ilustraciones, o con diseños extremos o muy recargados o minimalistas, buscando que la etiqueta sea la esencia de lo que hay dentro. El hacer la imagen del vino cuesta, pero lo que hay dentro tiente que justificarlo. Nosotros podemos hacer una imagen increíble de un vino malo, pero en el momento que se abra y se pruebe, si no es de calidad no se va a seguir vendiendo ni consumiendo.
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–Aficionado al vino, ¿cuál es el preferido?
–Me encanta. No soy un experto en vino, soy de los que prueba y dice me gusta y no me gusta. Me puede gustar un vino de diez euros y no gustarme uno de 800, pero eso es cuestión de paladares.
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