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Se realiza en invierno cuando el estado vegetativo de la vid está parado, entre diciembre y marzo principalmente, y es probablemente la labor más importante, ya que su buena realización tiene mucho que ver en la futura calidad de la viña y el vino. ... La poda consiste en el aclarado de pulgares que son los trozos de sarmiento con un número de entre una y tres yemas. Esas yemas son el emplazamiento de los embriones de brotación de las primeras hojas y de los racimos.
La viña se poda principalmente por dos razones fundamentales. Una consiste en limitar la producción para que sea de mayor calidad, además de controlar el crecimiento de la viña y hacer que dure más tiempo. Otra finalidad que se persigue con el corte es poder laborear la viña, y es que limitando los pulgares se consigue que interfieran lo menos posible en trabajos de labranza.
«Al final, una buena poda lo hace todo de cara al futuro de la viña, es primordial», explica Nacho Rincón, viticultor de la localidad burgalesa de Moradillo de Roa, situada en la Ribera del Duero. «Si haces bien la poda, dejas los pulgares rectos y dejas dos yemas que luego te van a tirar, siendo muy limpio y sin dejar restos; el trabajo es mucho más fácil en el resto del proceso, sobre todo para la poda en verde», explica. En este sentido, el viticultor hace hincapié en la importancia de un buen trabajo para la futura calidad de la campaña porque «se consigue tener más planta y menos uva y eso aumenta la calidad. Es fundamental que cada planta tenga dos o tres puestos, antes se iba incluso a ocho puestos, al final das mucha más calidad limitando».
Cinco son los momentos importantes en esta actividad:
Momento. El período más adecuado para realizar la poda es cuando la planta está en reposo, entre la caída de la hoja, aproximadamente en el mes de diciembre, y el momento de la brotación, al inicio de la primavera. Siempre debe realizarse en el período de dormición de las yemas latentes. El ciclo fenológico de la vid hace que, terminado el lloro, la planta comience a despertar en estos momentos, abriendo ya las yemas que hasta entonces estaban latentes. El momento de la poda se decide año a año, dependiendo de cómo ha ido el ejercicio anterior y del tipo de viña y de uva. La poda tardía se recomienda especialmente en plantas jóvenes, ya que son más sensibles a las heladas.
Prepoda. Se trata de un proceso que consiste en cortar las ramas o sarmientos de la vid, racimos que han podido quedar de la anterior recolecta y hojas secas. El objetivo es facilitar la poda y evitar que ciertos fenómenos como nevadas puedan dañar la vid. En los viñedos en espaldera suele ser mecanizada, ya que el sistema de emparrado facilita la tarea. En los viñedos en vaso se realiza de forma manual con tijeras de poda para los sarmientos de un año o menos y con sierra para aquellas maderas con más de un año.
Profesionalidad. Se trata de un trabajo para profesionales. Es fundamental saber lo que se está haciendo para que el esfuerzo dé el resultado adecuado. La poda es una labor muy meticulosa y destinada a expertos ya que, aunque lo parezca a primera vista, no se trata de cortar ramas al sarmiento sin más. Es una tarea mucho más complicada, por ello la intuición y experiencia del podador son fundamentales en un proceso que definirá muchos aspectos de la futura campaña.
Sellado de cortes. Al final de la poda es necesario proceder al sellado o pintado de las cicatrices producidas en la planta. En la mayor parte de los casos se realiza con una mezcla de cola de pintura y cobre. El cobre es un fitosanitario clásico y el único bactericida autorizado por la Unión Europea. Se trata de un protector de contacto y su aplicación forma una lámina superficial de protección que evita que las esporas de los hongos y las bacterias se establezcan y se desarrollen en el interior del fruto. No penetra dentro de la uva.
Tijeras. Hay tradicionales y eléctricas, con defensores y detractores, según las circunstancias y las características del viñedo. Las nuevas tijeras eléctricas han permitido reducir el tiempo de trabajo, descender el nivel de esfuerzo del podador y aumentar la versatilidad al adaptarse a varios tipos de ramas. Aunque, a fecha de hoy, la tijera manual sigue teniendo muchos incondicionales que consideran que con las automáticas hay riesgo de cortar alambre y no dominar el corte en su totalidad.
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