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Nieves Caballero
Miércoles, 14 de diciembre 2022
Pepe Ribagorda presenta los informativos de fin de semana en Telecinco desde 2006. Gran amante de la gastronomía, incluido el vino, es cofundador de la web delascosasdelcomer.com junto a Loles Silva. Padrino de la Vendimia de Dehesa de los Canónigos en 2011, alcaide del Museo del Vino de Peñafiel en 2015, Premio Espárrago de Tudela de Duero en 2018, jurado del Concurso Nacional de Pinchos. Su relación con Valladolid y Castilla y León es larga y estrecha como los menús degustación. En febrero presentará en Valladolid el Congreso de Rosados.
–¿Cómo empezó su historia de amor con el mundo del vino?
–Me tengo que remontar a mi periodo de noviazgo con Loles Silva (hoy su mujer) en un viaje que hicimos a Castilla y León y empecé a degustar sus vinos. Fue en Covarrubias, un Viña Pedrosa a principios de los 90. Fue cuando empecé a viajar y a explorar denominaciones de origen y platos típicos de cada zona.
–Viene a menudo a Valladolid, ¿cuándo se empadrona?
–Anímicamente y emocionalmente estoy empadronado ya en Castilla y León y en concreto, en Valladolid, porque cuento con grandísimos amigos, como la familia Sanz Cid, de Dehesa de los Canónigos: la considero mi familia. Ese es el punto de enganche con esa tierra, ellos son el armazón que me une con afectos muy sinceros, muy francos y muy auténticos. Es una tierra acogedora.
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–También es padrino de padrinos, ¿cómo los eligen?
–Es una decisión consensuada con la bodega. Unas veces propone la familia, otras veces yo. Siempre buscamos gente que tenga vinculación con el vino y valores semejantes a los de la familia Sanz Cid. Es un honor porque en tu condición de padrino entras a formar parte de una familia. Nos hemos convertido en una familia de padrinos.
–¿Qué puesto cree que ocupa Castilla y León en el universo del vino?
–Fundamental, uno de los pilares de los que nos podemos sentir bien orgullosos. Castilla y León tienen algunos de los vinos más singulares y excepcionales de España y del mundo. Están los vinos de Ribera del Duero, ejemplo de autenticidad, pero también los de Rueda, que han contribuido al auge de los blancos en España; Bierzo y Toro son referencias espectaculares que han tenido un progreso significativos, Cigales elabora magníficos claretes y tintos. Hay también variedades autóctonas, como la prieto picudo de la DO León, con la que se están haciendo cosas interesantísimas. Están también los vinos zamoranos y los de Segovia.
–¿Cuál es el papel que juega el vino en la gastronomía?
–Es clave y fundamental. No concibo la gastronomía sin el vino. Es un 'modus vivendi'. No concibo un día de mi vida sin ese vino o ese aperitivo. Ese vino que compartes con tu gente, con tus amigos y con tu familia. Ese vino que conforma tu vida. Creo que es el complemento perfecto. El vino es alimento, es vida, es placer, es satisfacción, es armonización, es celebración. El vino para mí es la vida; no entiendo la vida sin el vino.
–¿Cómo se pasa de un informativo en el que hay que dar malas noticias al mundo del vino?
–He conjugado el periodismo con la gastronomía. Un periodista atiende a muchas realidades y una de ellas, y más en fin de semana, es el ocio, el disfrute y la gastronomía. He armonizado mi profesión con una afición. Humildemente creo que he contribuido a popularizar la gastronomía de nuestro país, que es una de nuestras mayores riquezas. Se trata de despertar el interés del espectador y del lector sobre determinados asuntos.
–Ha sido nombrado Sumiller de Honor por los sumilleres de Castilla y León en Segovia y por los sumilleres de España en Fenavin, ¿Cuál es el papel de los sumilleres en la gastronomía?
–Me parecen claves. Soy un gran defensor del personal de sala y la figura del sumiller es clave para divulgar conocimientos y para que el comensal pueda llegar a apreciar en su verdadera dimensión el vino que se le ofrece. Todo el foco está puesto en el cocinero, pero me parece determinante para el prestigio de un restaurante.
–¿Elabora su propio vino o le gustaría hacerlo?
–Uno de mis grandes sueños es tener mi propio vino, comprar algún día un terrenito, hacer un vino y reunirme con los amigos cuando sea la vendimia. Mientras tanto, tenemos la inmensa fortuna de que un eminente enólogo de Castilla y León, que es Raúl Pérez, de El Bierzo, nos elabora una barrica de un vino singular que lleva el nombre de nuestra hija, Alexia, con una etiqueta que cada año dibuja Paco Somoza, ilustre castellano y leonés. Mato el gusanillo con un vino que lleva el nombre de mi hija y que cada año procede de diferentes zonas.
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