Secciones
Servicios
Destacamos
Como dijo el poeta y novelista austriaco Rainer Maria Rilke, «La infancia es la verdadera patria del hombre». Un lugar que pervive dentro de cada uno y al que poder volver siempre. Retornar a través de «aquellas pequeñas cosas», que canta Serrat. Entrañables cosas como ... son los juguetes. Evocadores de momentos felices que atesoramos en el desván de los recuerdos y al que nos resulta muy grato subir en su búsqueda, como muy grata y evocadora resulta la visita al Museo del Juguete, situado en la localidad vallisoletana de Fompedraza, en plena Ribera del Duero.
Bodegas y Viñedos Toni Martín sorprende con su propuesta. Como explica uno de sus impulsores, Eduardo Benito, «yo le llamo el museo del 'yo tuve', porque, los amigos que lo han visto, según lo recorren dicen: yo tuve ese juguete, yo tuve ese otro». Toni Martín, el otro impulsor junto a Eduardo y al hermano de éste, César, añade que «creo que no nos hemos dejado ninguno». Los tres están al frente del proyecto vitivinícola de esta pequeña bodega ribereña que se distingue por sus singulares elaboraciones y crianzas en tinajas de granito y terracota.
La muestra alcanza los 880 juguetes, de fabricación española en casi su totalidad, «en funcionamiento y la mayoría de ellos con su caja y sus instrucciones originales», lo que los hace más valiosos, señala Martín, coleccionista de juguetes desde hace 32 años. Geyper, Payá, Jaya, Congost y otras conocidas marcas españolas están en el museo, en el que hay piezas que se remontan a finales del siglo XIX. Asimismo, se puede admirar el primer caballito andador comercializado en España, en 1950.
El favorito de Toni es un muñeco de la selección española de fútbol «del que ahora no hay en el mercado una pieza con caja, así como una trona que se convierte en carro». Eduardo afirma ser «un enamorado de los juegos de calle: peonzas, bolos, balones, canicas...», y, su hermano César, elige «un pequeño proyector de mi madre, de los años 40, el antecedente del Cine Exin».
Esta propuesta ha permitido enriquecer el abanico de experiencias turísticas de la zona. Es para todos los públicos, accesible a personas de movilidad reducida y con horario flexible. Además, tiene el valor añadido del carácter solidario, ya que una parte de la recaudación la destinan a la asociación CRIS Contra el Cáncer, entidad que trabaja en la investigación del cáncer infantil. Es un plan prerfecto para estos días, para sorprender a los más pequeños y para emocionar a los más mayores.
El museo está junto a la bodega, en el interior de un contenedor de mercancías acondicionado y customizado para acoger la colección juguetera, un espacio peculiar que dispone incluso de terraza, donde también se recoge una exposición del artista francés Gerard Puvis, una sorprendente colección de cuadros realizados con cápsulas y etiquetas de grandes châteaux. «Pequeñas cosas que nos dejó un mundo de rosas...», que canta Serrat.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.