Maridaje sobre ruedas

«Estuve una década trabajando en un periódico, donde escribía bastante sobre el mundo del vino. Soy de Ribera y el vino y su cultura siempre ha formado parte de mí, pero a través de los artículos y reportajes me di cuenta de que se podía convertir en una pasión y una forma de vida. Entonces, dejé el periodismo aparcado y me centre en el vino y el enoturismo», detalla.

Tras cursar un postgrado en sumillería y cultura del vino, se dedicó a realizar visitas a bodegas, presentaciones, catas y maridajes. «Después de más de 4.000 visitas y años de trabajo en el turismo relacionado con el vino, pensé que tenía que haber una evolución, un cambio… No solo en mí, también en el enoturismo. Un cambio que fuera novedoso y así me surgió esta idea», añade. A partir de ese momento, llegó la búsqueda de su 'wine truck' ideal. El resultado final, una furgoneta con un estilo 'vintage', adaptada para servir comida y bebida, y una filosofía prácticamente única. «No existe algo similar a El Majuelo. Hay alguna propuesta de Wine Truck en Portugal y Francia, pero una que ofrezca maridajes, que yo sepa no existe en España y en el mundo habrá muy pocas», puntualiza el sumiller.

La propuesta de maridaje será dinámica e irá variando a lo largo del tiempo, aunque manteniéndose siempre fiel al concepto trasgresor que tiene Daniel Huerta en lo que se refiere a los ensamblajes de sabores. «Es importante ofrecer alternativas a lo que nos dicen los cánones que tiene que ser una armonía. No me gusta el concepto que obliga a que la carne con tinto, pescado con blanco y las comidas de verano con rosado… Los contrastes son fundamentales y hay que mostrarlos», argumenta.

Por ello, su primera propuesta es una combinación de vinos de la Denominación de Origen Ribera del Duero con comida asiática. Albillos con madera y tintos 'modernos' en una apuesta poco habitual «que sorprenderá». Será la primera oferta de maridaje en la furgoneta enológica, pero «no va a ser la única, no nos vamos a quedar anclados». En esta línea, adelanta que además de vinos de Ribera del Duero, llegarán nuevas combinaciones y armonías, también con propuestas de otras zonas de España y del Mundo.

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Tras 14 meses esperando pacientemente aparcada a que la pandemia diera una tregua, el sumiller tiene preparada ya su Wine Truck para comenzar la vida nómada. La crisis sanitaria frenó de lleno sus planes, que comenzaban en febrero de 2020. En cualquier caso, Huerta se toma este parón como una oportunidad para mejorar. «En este tiempo hemos matizado el proyecto, profundizado más en lo que queríamos hacer», puntualiza. Confiesa cuál sería su evento ideal: «Me encanta el concepto de poner la Wine Truck en un sitio perdido y funcionar con la gente sentada en la hierba, disfrutando del vino, de la comida, de música si puede ser…».

En lo que se refiere a la inversión, el sumiller confiesa que tiene sus pros y sus contras. «Es una inversión fuerte al principio cuando la compras, luego no tienes alquiler, ni los gastos normales que un bar o un restaurante afronta. Eso sí, tienes que buscar un lugar donde guardarla», concluye.