Casa Rojo invierte cinco millones en una nueva bodega en la Ribera

«Desde el principio hemos creído en el enoturismo, así lo hicimos en Murcia y lo vamos a desarrollar en Curiel de Duero, un pueblo que además se presta a ello, es precioso, de cuento. Seguro que en colaboración con otras bodegas de la zona desarrollaremos mucho las experiencias enoturísticas», explica José Luis Gómez, enólogo y copropietario de la firma bodeguera junto a su mujer, la también enóloga Laura Muñoz.

Casa Rojo surge en 2009 y, tras seis años de intensa actividad enológica en diferentes regiones vinícolas del país, en 2015 adquiere forma sólida con la construcción de su bodega en el Paraje de La Raja, en Murcia. Un valle entre las sierras del Carche y de La Pila. «La primera decisión la tomamos con la variedad monastrel en Murcia, con bodega y viñedos propios, y la siguiente decisión se ha tomado en Ribera del Duero. Entendemos que el camino hacia la calidad implica la selección y elaborar en una cocina donde tengamos los utensilios para poder hacer un gran plato. Por fin ha sido factible después de un tiempo en alquiler en instalaciones de bodegas de Ribera. Ahora hemos tomado la decisión de elaborar en Ribera del Duero en una bodega propia y además plantar viñedos para tener tempranillo suficiente en propiedad para elaborar el vino que estamos comercializando», indica Gómez.

Un proyecto a su medida

Una de las principales características de nuestro estilo es tratar de mostrar o interpretar el 'terroir' donde se encuentra el varietal». Un trabajo que sigue dos claras líneas trazadas desde la firma: extraer el máximo potencial de la variedad autóctona «para tratar de mostrar o interpretar el 'terroir' donde ésta se da», y la otra es transmitir esa filosofía con una imagen distinta a la clásica, más innovadora. «El perfil que imprimimos a nuestros vinos» procede «del protagonismo de la uva; tratamos el varietal de la forma más natural posible, con un toque actual sin abusar de la madera. Somos más de destacar la concentración y el abanico aromático del varietal. Que el que consuma un vino nuestro cate la zona, viaje al lugar donde nace esa uva y los vinos», refleja el enólogo.

«Tenemos muy claro lo que queremos en Ribera del Duero», resalta el bodeguero. El bagaje acumulado tras varias elaboraciones en la DO les permite ejecutar el proyecto a su medida. «Haber estado trabajando muchos años de alquiler nos ha llevado a conocer los viñedos que nos gustan (en La Horra, Roa de Duero, Pesquera y Curiel de Duero...), y además nos ha llevado también a conocer la zona y a elegir exactamente donde queríamos estar».

Con ese ensamblaje que nace de la experiencia, elaborarán 50.000 botellas de su vino Alexander VS The Ham Factory, su crianza de élite; 60.000 botellas de CL 98, tinto de crianza en hormigón; y también crearán un vino de autor, de pequeña producción. La imagen de este vino seguirá su línea revolucionaria de entender la forma de comunicar el vino, «con etiquetas refrescantes, con mucho contenido, diseño y carga de belleza y con una comunicación que no es la del tiempo de barrica». Una comunicación con la que «intentamos llegar al sector más joven, y no me refiero a la edad, sino a ese nuevo consumidor de vinos que estaba esperando otro tipo de información».