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Amaya Arzuaga y su padre, Florentino Arzuaga .
Los impulsores de la Milla de Oro
LA 'MILLA DE ORO' DEL VINO EN LA PROVINCIA DE VALLADOLID

Los impulsores de la Milla de Oro

«Para ser únicos, tenemos elementos distintos que confluyen en esa Milla de Oro», destacan desde cuatro importantes bodegas de la Ribera vallisoletana

Viernes, 23 de diciembre 2022, 18:07

La semilla de este ambicioso proyecto de promoción del territorio –que adopta el apelativo de Milla de Oro del Vino por la importancia que este producto tiene en la zona como motor de desarrollo, de puesta en marcha de numerosos proyectos en torno a él y, además, por el gran caudal de visitantes que atrae–surge de un viaje de promoción turística en México. Allí confluyen directivos de cuatro importantes empresas del sector del vino, del hospedaje, de la restauración y del enoturismo de la Milla que deciden impulsar esta iniciativa junto a la Diputación y la Cámara de Comercio vallisoletanas.

Estos directivos son: Enrique Valero, director general de Abadía de Retuerta LeDomaine; Pedro Ruiz, director general del grupo Alma Carraovejas; Roberto García, presidente de Castilla Termal Hoteles, y Amaya Arzuaga, de Bodegas Arzuaga Navarro y directora del restaurante Taller Arzuaga.

Los proyectos que representan son ejemplo de excelencia turística y enológica, jalonando con tres estrellas Michelin este nuevo proyecto, en menos de 40 kilómetros, entre otros servicios de altas prestaciones.

Enrique Valero. Fran Jiménez

Enrique Valero, director general de Abadía de Retuerta LeDomaine

Enrique Valero, director general de Abadía de Retuerta LeDomaine, cuyo restaurante Refectorio posee una Estrella Michelin, explica que tras «14 años en Retuerta y Castilla y León lo que veo es que no somos muy conocidos como destino fuera de lo que es la región, y aún menos conocidos fuera de España. Tenemos muchas cosas que no son solo gastronomía y vino, como es paisaje, historia, cultura, hospitalidad..., muchas cosas que te hacen ser muy atractivo y más en el mundo actual». Todo eso es, añade, «muy atractivo para un turista que está pasando de ser turista a ser viajero, el cual se diferencia en que quiere entender el lugar que visita. Entender su gastronomía, su cultura..., qué es lo que allí sucede, y en esta Milla de Oro se dan esas circunstancias en las que el vino es el vértice de la pirámide, lo que más se ve, pero que tienen un potencial de aquí a los próximos 20 o 30 años mucho mayor».

«Castilla y León y Valladolid en particular están buscando un turismo de excelencia que pone en valor todo lo que es parte de nuestro ADN, lo cual no significa que sea caro o barato, creo que hay sitio para todos y entre todos conformamos un ecosistema que pone en valor nuestras tradiciones, pero puestas en el siglo XXI de forma atractiva y con una parte experiencial que nos une a todos. Tenemos elementos distintos para ser únicos que confluyen en esa Milla de Oro», indica Valero, quien, a su vez, destaca que «el concepto de la Milla de Oro es atractivo desde el punto de vista de que al futuro viajero le tengo que simplificar el mensaje, explicarle que aquí hay una zona en la que vas descubrir todo lo que he expuesto y todo ello es complementario».

«A mí me encanta un concepto que es la competencia amiga», agrega. «Una competencia amiga en la que uno más uno es igual a tres. Mi competencia no es lo que tengo a 5 kilómetros sino lo que tengo a 500 kilómetros. Milla de Oro del Vino se tiene que convertir en un polo de atracción nacional e internacional que beneficie a todos. Con quien tengo que competir no es con el hotel o restaurante o bodega que tengo a 3 minutos. Tengo que competir con la Toscana, con Napa Valley, con la Provenza. Se trata de crear un destino. Hay consumidores y viajeros para todos. Esto beneficia a una región y cada uno tenemos una función», ofreciendo «un turismo de autenticidad, inmersivo, de experiencias, de conocimiento y por supuesto de disfrute. En Abadía de Retuerta –Sardón de Duero– decimos que somos gestores de felicidad».

Pedro Ruiz. Carlos Espeso

Pedro Ruiz Aragoneses, director general Alma Carraovejas

Desde el grupo Alma Carraovejas, con sede en Peñafiel, donde además de la bodega matriz de la firma se ubica su restaurante Ambivium, estrella Michelin, su director general, Pedro Ruiz, sobre este proyecto señala que tienen «ilusión sobre todo de tratar de poner la región y poner la Ribera del Duero en lo más alto. A nivel turístico desde Alma nos sumamos porque se trata de crear destino. Lo importante es tener un buen proyecto entre todos, que es es la suma de proyectos, y generar en la zona un concepto, un conjunto de servicios, de experiencias y de motivos para todo el público, para venir a visitarnos y puedan disfrutar. Creo que hay muchos motivos para venir», recalca.

«La cuestión es ver cómo somos capaces de ofrecer esas alternativas para que la persona que nos venga a visitar pueda quedarse varios días, pueda disfrutar de todo lo que tenemos, que es de una riqueza maravillosa, no solamente con el mundo del vino sino también con la gastronomía, el patrimonio natural y artístico y en muchos más motivos existentes. Tenemos que ser capaces de poner en valor los que tenemos, de transmitírselo a quienes quieren venir a visitarnos o por lo menos que lo conozcan para darles motivos para que vengan», señala.

«Creo que lo importante en estos casos, contando siempre con que hay unos focos de atracción más conocidos, es que entre todos seamos capaces de generar un territorio atractivo, no solamente los que hemos intentado arrancar esto, sino también todos los que también se están involucrando en él, desde la tienda más pequeña. Al final todos ofrecemos y posibilitamos al cliente esa experiencia para que venga a visitarnos y disfrute de nuestra tierra».

Ruiz destaca la amplitud y generosidad de un proyecto abierto a la participación y a la suma de esfuerzos. «Tenemos que ser capaces todos de vivirlo como tal y sentirlo como tal, ofreciendo alternativas para quienes nos visitan». Subraya que «cada uno por su cuenta es más difícil de poder ofrecer motivos y posibilidades a los visitantes, pero cuando estamos todos juntos los motivos son muchos». Con esa máxima se construye la Milla de Oro del vino, con la de «dar motivos para que vengan y que quieran repetir y que, además, sean embajadores de esta tierra, que vayan por ahí divulgando todo lo bueno que se han encontrado, todo lo bueno que han podido vivir y que al final entre todos sean seamos capaces de poner esto a otro nivel. Y, también, que seamos capaces de generar una proyección internacional porque este proyecto también tiene mucha y la queremos aprovechar y debemos de ser capaces de transmitir», recalca Ruiz.

Durante aquel viaje a México en el que se fraguó esta iniciativa «muchos de ellos –agencias de viajes, promotores turísticos– no conocían todo lo que teníamos. Creo que esa es ahora nuestra labor y la única forma de conseguirlo entiendo que es todos juntos. En este caso nos ha tocado a nosotros empujar un poco todo esto. pero sin duda este proyecto es de todos los que estamos aquí en esta tierra y queremos llevarla al nivel más alto».

Roberto García. Carlos Espeso

Roberto García, presidente de Castilla Termal Hoteles

En la pedanía de San Bernardo, perteneciente a Valbuena de Duero, Castilla Termal Hoteles posee un hotel balneario de altas prestaciones y al frente del cual está Roberto García, presidente del grupo hotelero.

Para García, se trata de «una iniciativa interesante para poner en valor la Milla de Oro e impulsar un enoturismo de calidad y de alto valor añadido. La idea es crear un referente dentro de España y a nivel internacional».

Ya se han realizado diferentes acciones y contactos con agentes turísticos tras aquel comienzo en México, donde «tuvimos una actividad frenética con diferentes instituciones, con vendedores de turismo de lujo. Ese fue el inicio y luego se ha seguido presentando en diferentes lugares, como en Madrid, en diferentes embajadas. Todavía es algo incipiente, queda mucho recorrido, pero el camino es muy acertado para poner en valor lo que tenemos».

La mirada principal se ha puesto en el viajero extranjero, como reconoce García, quien expone que «una de las claves es la internacionalización. La apuesta de las empresas que estamos dentro es un camino hacia la internacionalización. Estamos haciendo una apuesta muy importante por ello y pensamos que es mejor sumando y haciéndolo todos juntos que yendo por separado. Esa es la visión. La idea de un camino común y de un turismo nacional y sobre todo internacional», reseña el presidente de Castilla Termal.

Proyecto conjunto «porque el objetivo es crear experiencias diferentes, innovadoras y que puedan tener gran calado a nivel internacional, por lo que hay que buscar algo especial. Para conseguir el turismo internacional tienes que ilusionar con un conjunto de actividades y de vivencias, por lo que cuantas más se puedan ofrecer, más interesante e innovadoras y diferenciadas sean, al final creas un producto mucho más atractivo». Atractivos hay, lo que hay que hacer ahora «es ponerlos en valor y hay que hacerlo conjuntamente, ese es el camino, un camino generoso, porque las cosas hay que hacerlas así», y de esta manera «se crean sinergias y movimientos conjuntos entre todos. Es un camino interesante».

Se trata de «un proyecto incipiente, que tiene todavía mucho recorrido y prácticamente está naciendo, y nace enfocado a poner en valor lo que hay para codearse con otras zonas muy importantes a nivel mundial».

Amaya Arzuaga, de Bodegas Arzuaga Navarro y directora del restaurante Taller Arzuaga

Una vez que se les propuso esta iniciativa, y tras estudiarla, «con los buenos vinos que tenemos y una gastronomía reconocida con las estrellas Michelin, en vez de ser sólo vecinos que se relacionan entre sí, lo que queremos» con la Milla de Oro del Vino «es crear destino para que la gente pueda vivir una experiencia completa en diferentes lugares», destaca Amaya Arzuaga, de Bodegas Arzuaga Navarro y directora del Taller Arzuaga, restaurante que al igual que Refectorio (Abadía de Retuerta LeDomaine) y Ambivium (Alma Carraovejas) posee una estrella de la famosa guía gastronómica.

«Somos tres bodegas y tres restaurantes pero cada uno tiene una identidad muy marcada, muy diferente. Pretendemos que el viajero que venga prolongue su estancia aquí, en esta zona. Excepto los extranjeros», explica la restauradora, «la gente que viene permanece muy poco tiempo, porque es un turismo muy próximo a Madrid, por ello lo que queremos es dar una experiencia completa a los turistas para que realmente conozcan lo que es todo el valle del Duero, esa es la idea».

Crear un destino de forma conjunta, porque como señala Amaya Arzuaga, «queremos que esta zona sea un destino» a semejanza del que, por citar un ejemplo, «supone Napa Valley en Estados Unidos. Queremos crear todo eso en el valle del Duero porque tenemos oferta amplísima, atractiva, una experiencia muy completa para mucho tipo de personas. Si, por ejemplo, hablamos de un público americano, este es el tipo de cosas que les gustan porque ellos no las tienen».

«Tenemos de todo, y muy cerca, como el retablo de Olivares, que es una maravilla; el paseo a caballo en Abadía de Retuerta; la magnífica huerta de Ambivium o, también, subir a nuestra finca para ver los animales», por citar solo tres ejemplos. «Es algo también muy diferente», recalca, algo que busca el turista en estos momentos.

Y, para concluir, destaca: «No sé si por la pandemia y el confinamiento, pero lo que se está demandando ahora son las experiencias completas y enfocadas un poco en la naturaleza, al exterior y a la sostenibilidad».

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