Las catas de los Premios Zarcillo se celebrarán del 3 al 6 de junio en Valladolid

El apoyo a los vinos de calidad a través de este prestigioso premio permite dar un nuevo impulso al sector en un momento en el que la pandemia ha afectado de forma severa a sus canales de distribución nacional e internacional.

El Consejo de Gobierno ha autorizado esta mañana la contratación del servicio de apoyo técnico para el desarrollo de os Premios Zarcillo. Los 265.135 euros que la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural va a destinar, a través del Itacyl, servirán para la captación, recepción y gestión de muestras y actuaciones necesarias para organizar la participación de los catadores y darles servicio durante el desarrollo de las catas. El adjudicatario se encargará también de la secretaría técnica del concurso, del apoyo técnico a la realización de las pruebas sensoriales (catas), tendrá que adaptar y producir la imagen del concurso. Además, tendrá que realizar las acciones de comunicación y difusión del concurso y realizar un dosier del mismo.

Los objetivos del concurso son incentivar la producción de vinos de calidad superior, elevar el nivel técnico y científico de las bodegas y técnicos participantes, convertirse en un punto de encuentro para los mejores vinos del mundo así como contribuir a la expansión y promoción de la cultura del vino.

Además, los Premios Zarcillo tienen como objetivo dar a conocer al público los tipos de vinos característicos de las diversas zonas vitivinícolas de Castilla y León y poner de manifiesto la excelencia de los vinos de la Comunidad, confiriendo un mayor valor añadido a los vinos premiados, en particular, y al conjunto de los vinos de calidad de Castilla y León, en general, favoreciendo así su comercialización nacional e internacional.

El sector vitivinícola de Castilla y León, fuertemente ligado al territorio, es un firme agente de modernización socioeconómica y contribuye notablemente a la fijación de población en el medio rural. En total, contabiliza 650 bodegas, 75.000 hectáreas de viñedo y 19.000 trabajadores, de los que alrededor de 15.000 son viticultores. Todo ello moviliza un volumen de negocio que supera los 1.000 millones de euros y lo convierte en el primer sector agroalimentario de la comunidad en exportaciones.

Pero se trata todavía aún de un sector atomizado que requiere de un constante apoyo que permita continuar la senda de crecimiento que ha seguido durante los últimos años, consolidando, de este modo, las posiciones adquiridas por las diferentes figuras de calidad vínicas en un mercado tan competitivo como es el de los vinos de calidad, en el que operan productores y distribuidores de todos los continentes.

La vitivinicultura de Castilla y León experimenta, desde hace décadas, un proceso de transformación caracterizado por la búsqueda de un producto de calidad. Este hecho demanda constantes innovaciones tanto de proceso y producto, como de organización, gestión y comercialización, impulsadas por las bodegas, pero, sobre todo, por las denominaciones de origen.

En la Castilla y León están reconocidas trece denominaciones de origen protegidas (DOP), nueve de ellas DO, que son Arlanza, Arribes, Bierzo, Cigales, Ribera del Duero, Rueda, León, Tierra del Vino de Zamora y Toro; y cuatro Vinos de Calidad, en concreto Cebreros, Valtiendas, Valles de Benavente y Sierra de Salamanca. Además, existe una Indicación Geográfica Protegida (IGP): Vino de la Tierra de Castilla y León.

La mayor parte de todos estos vinos de calidad comparten la fuerza del caudal del Duero y se mantienen unidos por ese río, que descubre a su paso pequeñas y grandes zonas vitivinícolas, cada una con su carácter y sus elementos diferenciadores y que constituyen un excelente mosaico de vinos de calidad.