Firme apuesta por los vinos blancos en la Ribera del Duero

Enología ·
Pradorey amplía sus instalaciones para elaborar con albillo real y otras uvas de Castilla y León

Susana Gutiérrez

Aranda de Duero

Viernes, 23 de julio 2021, 18:00

Una apuesta decidida por elaborar vinos blancos en las instalaciones de Ribera del Duero y equiparlos en gama con la calidad de sus vinos tintos. Ese es el nuevo reto marcado por Bodegas Pradorey, situada en la localidad burgalesa de Gumiel de Mercado, ... que ha ampliado sus instalaciones con una nueva nave para la producción de vinos blancos, con una capacidad de 140.000 kilos. La visión de futuro está puesta en la albillo mayor con una añada en proceso que saldrá al mercado, como pronto, en el año 2023 con la contra de Ribera del Duero.

Mientras tanto, la bodega ha marcado la diferencia con una propuesta multivarietal, con presencia de las uvas blancas más destacadas de las zonas vitivinícolas de Castilla y León. «Lleva verdejo, albarín y otras variedades típicas. Buscamos apostar por lo autóctono, lo mejor de las diferentes denominaciones. Está funcionando muy bien», explica Fernando Rodríguez de Rivera, director general de la bodega.

La elaboración de este blanco multivarietal viene marcada por los depósitos de hormigón que fomentan su expresividad, frescura y la tipicidad de la uva. «Fuimos pioneros en recuperar las tinajas de barro en los tintos, buscamos las más antiguas para elaboraciones muy radicales. Hicimos pruebas con blancos, pero el resultado no era igual», desvela. A partir de ahí, se sopesaron dos opciones, «ir a la madera o ir al hormigón que en porosidad es un paso intermedio». La apuesta final de Pradorey fue el hormigón, aunque al tratarse de vinos de larga guarda «tienen un paso por madera de varios años, en barricas antes de tinto y reutilizadas».

El Pradorey Blanco se comercializa bajo la etiqueta de Tierra de Castilla y León. De momento, se trata del primer paso de la bodega para esa categoría de vinos «Tenemos una cosita con albillo prefiloxérica de la cosecha de 2018 que está en crianza y todavía tardará un par de años en salir al mercado. Veremos cómo va evolucionando», anuncia. En esta línea, Rodríguez de Rivera confiesa que «no tenemos prisa, estamos pensando en un vino de cinco años, pero es variable, el tiempo lo dirá. Lo importante es entender las posibilidades de envejecimiento».

Viñedo experimental

Mientras, en el campo, se espera a que el viñedo plantado hace dos años muestre su potencial. Casi 40 hectáreas con una zona dedicada a las variedades blancas, fundamentalmente albillo, pero también arrojal y viogner. A parte de esas parcelas, el responsable de la bodega incide en que se trabaja también en un viñedo experimental. En él se están investigando diferentes tipos de albillo, pero también castas como maturana blanca, garnacha, gewürztraminer, riesling, rufete blanca y godello.

«Algunas, sobre todo las cepas centroeuropeas, intuíamos que les iba a costar. Es un viñedo de tres años que está por ver el potencial. El aprendizaje es fundamental, estamos tomando nota y ojalá podamos incorporar alguna de estas uvas a las elaboraciones», concluye Rodríguez de Rivera.