El sacerdote Alfredo Lanchero posa con un cáliz junto a un hermoso retablo con parras y racimos en sus columnas. Carlos Espeso
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Alfredo Lanchero: «El vino de misa debería ser ecológico»

El párraco de Cigales piensa que el vino une, crea amistad, vínculos muy entrañables y es capaz de crear familia

Nieves Caballero

Miércoles, 14 de diciembre 2022, 22:05

El sacerdote Alfredo Lanchero es párroco de Cigales, motero y aficionado a la cultura del vino. Nada más ordenarse sacerdote fue a Ataquines y después a Rubí de Bracamonte, ambos municipios pertenecientes a la Denominación de Origen Rueda. Lo que más le gustan son los blancos, quizás porque fue en está zona donde comenzó a probar los vinos. Desde hace cinco años, el sacerdote Alfredo Lanchero es párroco de Cigales, municipio que da nombre a una denominación de origen reconocida por sus claretes y por sus tintos.

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–No elige mal sus destinos. ¿Cuándo empezó su historia de amor con el mundo del vino?

–La verdad, fue en Rubí de Bracamonte, donde hay una bodega ecológica, Verderrubí, que lleva el enólogo Emilio Pita, al que conozco desde hace muchísimos años. Tenía muy buen trato con la familia y primero me acercaba a las vendimias y luego a la bodega a ver cómo se elaboraba el vino.

–¿Fue paralela a la aparición de su vocación por Dios?

–Primero fue la devoción. Estando en una tierra como Valladolid con las DO Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro... a poco te aficionas. Si te metes en este mundo, enseguida te aficionas. Somos varios sacerdotes los que nos gusta la cultura el vino, su elaboración.

–¿Quedan para ir de vinos?

–Alguna vez sí. Con José Dalmacio, que es el párroco de Peñafiel, quedamos alguna vez. Él es un gran experto de vinos de Ribera del Duero.

–¿En las misas se sigue consagrando con los vinos de una misma bodega española o la iglesia ha iniciado un camino aperturista y da más libertad a los sacerdotes para que elijan?

–Aquí está la clave. Es una cosa que se pregunta mucha gente. Hay varios documentos eclesiales en torno a las especies eucarísticas, el pan y el vino. ¿Qué se ha de consagrar en misa? El fruto de la vid, lo más puro posible. A partir de ahí, hay que tener en cuenta que tiene que conservarse, hay que añadirle sulfitos, si no se va, se estropea, se avinagra. En la documentación eclesiástica pone que debes conservar a buen recaudo las especies eucarísticas. Por tradición, se consagra vino dulce.

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–Claro, que es más fácil que no se estropee.

–Si abres una botella de vino dulce, aguanta más en el tiempo y se conserva mejor. Quien vaya a elaborar vino para la celebración de la eucaristía tiene que tener presentes algunas cuestiones. Por ejemplo, que sea lo más puro posible, de hecho yo soy un gran defensor de que el vino de misa sea ecológico porque se cuida más la uva y se elabora con levaduras propias o autóctonas. Si hay una bodega que quiere elaborar vinos dulces para consagrar, puede hablar con el obispo. Hay que tener en cuenta que lo que se va a consagrar es la sangre de Nuestro Señor Jesucristo y, en ese sentido, hay que cuidar el modo de hacerlo.

–¿Se ha hecho aquí en Cigales?

–Con motivo de la Fiesta de la Vendimia de Cigales he podido consagrar la misa con rosado. Pero en algún momento también he consagrado con vino blanco, con verdejo. La duda que muchos nos preguntamos es ¿qué vinos consagraría Nuestro Señor Jesucristo? Gente muy experta, incluso de Tierra Santa, opina que es muy probable que el vino que se consagró en la última cena fuera tinto, por las variedades que había en aquel entonces. Seguramente no fuera vino dulce. Respecto a la cantidad que tiene que haber en la copa, se indica que sea signo, que sea significativo. Ni te vale una gota de vino, ni llenar el cáliz hasta arriba. Que se vea que tú estás consagrando la sangre del Señor.

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–¿Se puede consagrar mosto?

–Desde hace no muchos años, quien tenga algún tipo de intolerancia con el alcohol puede consagrar mosto.

–Es una gran aficionado a los vinos y, de hecho, asiste cuando puede a catas. ¿Es más de tintos, rosados, blancos...?

–Soy más de blancos, de verdejo, pero me gusta también mucho el tinto, aquí en Cigales hay muy buenos tintos, que están por descubrir. También me gustan los claretes.

–Tiene otra interesante afición, es motero, ¿va a pingüinos y brinda con vino en la campa?

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–Sí, sí, sí. Si puedo brindo con cava el viernes en la que se llama nochevieja pingüinera, con la taza de barro para el cava y los 12 piñones.

–Jesucristo puso la otra mejilla, ¿invitaría a un vino al que de declare su enemigo?

–Sí que le invitaría, ¿por qué no? Yo creo que el vino une, el vino crea amistad, el vino crea unos vínculos muy entrañables y el vino es capaz de crear familia y te invita a caminar en esta vida llevándonos lo mejor posible.

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–¿Qué otras aficiones tiene confesables'

–Me gusta muchísimo relacionarme con mucha gente.

­–Es usted un sacerdote my social.

–Muy social. Me gusta conocer gente de toda España, incluso compañeros de otros lugares y otras aficiones. También me gustan otros productos gastronómicos, como el queso y la miel. Me gusta ver cómo se laboran.

–En pandemia fue uno de los afectados por el Covid-19, ¿se vio tan mal como para encomendarse a Dios?

–Al principio sí. Todavía no estaban las vacunas y tuvimos que dar sepultura cristiana a mucha gente a causa del Covid-19. Cuando te ves en esa situación, mal físicamente, y que te tienen que llevar en ambulancia a un hospital y los médicos te dicen que tienes una neumonía bilateral, me encomendé a Dios, por supuesto. Piensas que sea lo que Dios quiera. He enfermedao con este virus y lo que tenga que ser será. Intentas colocar en orden y haces retrospectiva de tu vida y pedirle perdón a Dios. De hecho, llamé a otro compañero sacerdote para celebrar la sagrada unción de enfermos. Y me puse en manos de Dios y de los médicos en esos momentos. Gracias a Dios mi cuerpo reaccionó bien. Estoy eternamente agradecido a los médicos. Me quito el sombrero.

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­–¿Se merecen el cielo?

­– Además de verdad. Suelo rezar en la Eucaristía por ellos, por los médicos y por los sanitarios en general . Creo que este país tiene que apostar más por ellos y cuidarles más. Al fin y al cabo son los que en momentos delicados, como una pandemia o como una guerra, son los que están ahí, en primera línea.

–No sabemos qué tal anda de feligreses en la parroquia de Cigales, pero ¿ha pensado en alguna ocasión en invitarles a un vino a todos aquellos que no pisan por la iglesia o sería muy cara la ronda?

–Alguna vez cuando termina la misa, me voy a tomar un vino con feligreses y te encuentras con alguno que no viene a misa. Me dices, 'no voy a misa' y les digo que se paguen un vino como penitencia y ven a misa.

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–Por tamaño, por belleza, por historia, la iglesia de Santiago de Cigales se llama la Catedral del Vino, ¿hay que recoger firmas para que la consagren como tal o esos es imposible?

­–Eso es imposible porque hay una seo que es la de Valladolid, la sede de la Diócesis de Valladolid. Esta, cariñosamente se llama la Catedral del Vino, además por su dimensiones, porque tiene dimensiones catedralicias. Creo que fue este verano que me llamó un matrimonio francés y me preguntaron que a qué hora se abría la catedral de Cigales. Me quedé pegad. Fue la primera vez que yo lo escuché. Fue entrañable. Además, tse empezó a construir con la venta del vino de Cigales. Empezó la obra Rodrigo Gil de Ontañón, la continúo su hijo Juan, estuvo Juan de Herrera y y Ventura.

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