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Benditos dulces

Las monjas 'peraltas' de Segovia elaboran y venden sus recetas conventuales para su sustento

Lunes, 16 de julio 2018, 17:53

Su vida es la oración, «dedicar el día al Señor». Pero entre tercias, sextas, nonas y vísperas sacan tiempo para otro trabajo, el que les da sustento. También fama, aunque las religiosas ahora rehúyen un poco a los medios porque la televisión, el programa de Canal Cocina y el de 13 TV, provocaron que «todo el mundo quisiera hacernos reportajes». Al entrar en el convento, en la calle estrecha y empedrada del Licenciado Peralta (por eso a estas monjas les llaman las 'peraltas') huele a anís, al aroma dulce y atrayente del obrador. A un metro escaso de la puerta, tras la reja, están las pastas y bollos que elaboran las hermanas Concepcionistas Franciscanas, las recetas tradicionales que preparan para vender a turistas y a las personas que conocen la bondad del producto, como esa señora de Madrid que cada quince días compra todos los mostachones que tengan.

Sor Liliana y sor Beatriz han elaborado muchas recetas ante las cámaras desde finales de 2007, cuando empezaron con 'Bocaditos de cielo'. Todas entre los muros del convento que ocupa la orden en el corazón del casco viejo de Segovia desde el año 1900. La orden se instaló en la ciudad en el siglo XVII. Sor Liliana (Liliana María Ordóñez) llegó de Colombia hace 17 años, con 15. No le gustaba nada la cocina. Pero, a fuerza de ver trabajar a sor Beatriz entre cazuelas, es ahora una experta repostera (y jardinera).

La orden de las Concepcionistas Franciscanas, que está en Segovia desde 1601, ha pasado por muchas vicisitudes, como la pérdida de sus bienes con la desamortización de Mendizábal y su paso transitorio por San Antonio el Real, entre otros domicilios. Ahora son conocidas en toda España por los programas de televisión, y sor Liliana ejerce de portavoz de esta comunidad de seis monjas que «ha pasado momentos duros por la muerte de tres hermanas». Son tres españolas y tres colombianas, y el trabajo y la oración ocupan sus jornadas para hornear cada dos o tres semanas las pastas secas, y cada semana la bollería artesanal de bizcochos, magdalenas y los demandados mostachones.

Sor Liliana María Ordóñez muestra dos de los productos más demandados. Antonio de Torre

Las monjas preparan muchas recetas, una veintena. Las más antiguas «estaban ya en el convento» hace 118 años, cuando la orden compró el edificio con sus ahorros y el dinero de algunos benefactores, su última morada. La tarta de almendra es una de las más apreciadas; parecida a la de Santiago, es redonda y está decorada con unas líneas de merengue, adornos florales y la 'M' de María Inmaculada. La hacen por encargo, como el 'Brazo de Reina', un bizcocho relleno recubierto de chocolate, y el 'Rosco de Reyes', de hojaldre y relleno, que producen en Navidades con las recetas de antaño, sin aditivos ni conservantes, de forma totalmente artesanal, como se veía en televisión.

Dice sor Liliana que a diario entran muchos turistas, que ya conocen por referencias el convento o que se acercan al ver el cartel de 'Repostería artesana' en el paredón del jardín, al comienzo de la calle, pues está al lado de la plaza de Avendaño, donde el Acueducto termina de entrar en la ciudad. En el día a día tienen bollos y pastas, magdalenas, almendrados, cocadas, princesitas, mojicones o los populares mostachones, una especie de tortas pequeñas ideales para mojar en el café. Las más de 200 recetas están recogidas en un libro, 'Bendito paladar'.

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