¿Y si Cervantes y Shakespeare se hubieran conocido en Valladolid?

Aunque no hay certeza de este encuentro, hubiera podido producirse en 1605 cuando visitó la ciudad una comitiva británica en la que figuraba la presencia del dramaturgo inglés

Viernes, 3 de diciembre 2021, 06:39

La posibilidad de que los dos escritores más grandes de la historia, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, hubieran podido conocerse personalmente ha venido excitando la imaginación de escritores y biógrafos desde hace tiempo. Casi no hay biografía de uno u otro que no juegue ... con esa posibilidad, movida más por el deseo y la mitomanía que por la existencia de pruebas ciertas. Y, sin embargo, si esa posibilidad pudo ser una realidad en alguna ocasión fue en Valladolid, en el año 1605, con motivo de la llegada a la ciudad, entonces sede de la Corte, de una amplia comitiva británica desplazada para celebrar el acuerdo de paz firmado entre ambos países un año antes.

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Por entonces, Cervantes vivía en esta ciudad, en la casa donde actualmente se ha instalado el museo que le honra, y donde vio nacer la primera edición de su Quijote. Y en la relación de miembros de esa amplia comitiva británica figuraba William Shakespeare. Pese a la aparente contundencia de esta feliz circunstancia hay un doble problema para dar por hecho el encuentro: el primero, que no está claro que el autor de 'Hamlet' llegara a viajar de forma efectiva a España; el segundo, que, incluso si hubiera llegado a estar en Valladolid, eso tampoco garantizaría que los dos escritores se hubieran conocido.

En cualquier caso, ese leve soporte que alienta una coincidencia posible ha sido suficiente para excitar la imaginación de muchos autores. El novelista Anthony Burgess elaboró un cuento a partir de esta hipótesis titulado precisamente 'Encuentro en Valladolid', y el dramaturgo Tom Stoppard, con menos base, se inventó una coincidencia en Londres, en Somerset House, el lugar donde se firmó la paz entre España e Inglaterra, imaginando a Cervantes como miembro de la comitiva española. Dato éste no sólo no confirmado, sino muy improbable, a diferencia del que hace figurar a Shakespeare en la otra misión.

El último en sumarse a este juego metaliterario ha sido el periodista y escritor Jesús Ruiz Mantilla, que ha publicado recientemente 'El encuentro. ¿Y si Cervantes y Shakespeare se hubieran conocido?' (Galaxia Gutenberg), y que acudió esta semana a la Casa Cervantes justamente para presentarlo.

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«Personalmente estoy convencido de que no se conocieron», reconoce Ruiz Mantilla. Pero admite también que esa convicción era un acicate más para lanzarse a la aventura literaria de recrear algo poco probable, pero extraordinariamente estimulante.

En 'El encuentro' utiliza la forma del diálogo para ir desgranando información sobre las vidas de uno y otro, al tiempo que discretamente se sugiere una interpretación de la obra cada uno. «Hay toda una visión de teoría literaria dispersada por el libro», explica el periodista, que ha construido una obra que se mueve entre los géneros de la novela, el teatro y el ensayo.

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En esa recreación de la hipotética conversación entre ambos aparecen algunas pinceladas de la vida de Cervantes en Valladolid, así como de las características de la zona donde vivía, un entorno pobre, situado en la periferia de la ciudad, con un matadero próximo que proporcionaba una importante fuente de mal olor, y una Esgueva que entonces discurría por lo que hoy es la calle Miguel Íscar, y que también contribuía a enrarecer el ambiente de la zona, dada la inexistencia entonces de sistemas de saneamiento de aguas residuales.

La carga del sostenimiento familiar era compartida con sus hermanas, las Cervantas, con las que vivía, y que realizaban labores de hilo y costura, bordando ropajes para la Corte. El novelista, en cambio, obtenía algunos ingresos de administrar la renta de personas pudientes, pues hasta la aparición de El Quijote nada de lo que escribió le granjeó demasiados recursos. En 'El encuentro' se sugiere también que a alguien como Miguel de Cervantes no le haría siempre feliz el populoso ruido de la taberna situada en la parte baja de la vivienda, en la zona donde actualmente está instalada la biblioteca de la Casa Cervantes.

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«Sabemos que Cervantes viajaba con 300 libros a cuestas, lo que era un volumen importante para la época. Yo he supuesto en mi libro que los tenía ya en Valladolid, pero quizás la cifra corresponda más bien a la etapa final de su biblioteca», explica Jesús Ruiz Mantilla. El periodista aprovechó su intervención en la Casa Cervantes para visitar la vivienda del escritor y admitió que «no es fácil imaginar dónde pudo colocar tantos libros».

El trabajo que terminaría desembocando en 'El encuentro' surgió como un encargo profesional para 'El País' y llevó al escritor a sumergirse en la obra de ambos autores, y a bucear en sus abundantes biografías, en una investigación insaciable que no terminó con la fecha de entrega periodística. Y así, aquellas primeras diez cuartillas fueron creciendo y creciendo hasta convertirse en el libro actual, de casi un centenar de páginas.

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Si el posible encuentro entre los dos genios –«no hay que abusar de esta palabra, pero si puede aplicarse a alguien es a estos dos escritores y a un puñado más», puntualiza Ruiz Mantilla- ha desatado la imaginación, no lo ha hecho menos la existencia de un conocimiento mutuo de sus obras, muy distintas en cierto sentido, pero con preocupaciones paralelas profundas. La ocurrencia cumbre en esta materia le corresponde al escritor mexicano Carlos Fuentes, que llegó a plantear que ambos autores podrían ser en realidad una única persona.

Sabemos a ciencia cierta que William Shakespeare sí leyó El Quijote, cuanto menos la primera parte, en la traducción inglesa de Thomas Shelton, un irlandés que había estudiado en Salamanca. Aunque la traducción inglesa no se publicó oficialmente hasta 1620, circulaba oficiosamente desde 1612, lo que explica que un año después, en 1613, haya constancia ya de la representación de una obra, 'Cardenio', atribuida a John Fletcher y Shakespeare, que está directamente inspirada en uno de los protagonistas de las historias que Cervantes intercala en su Quijote, la de Cardenio. Este hábito de reutilizar elementos de la obra cervantina fue muy habitual debido al éxito inmediato que alcanzó la novela, no sólo en Inglaterra sino allí donde llegó.

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Lamentablemente el manuscrito del 'Cardenio' shakespeariano no se conserva, aunque algunos investigadores han propuesto varios documentos como candidatos para ese honor, sin llegar a poner de acuerdo a los expertos. Pero si está claro que el inglés conocía la obra del español, no es tan evidente lo contrario.

'El encuentro' de Ruiz Mantilla no será la última encarnación del deseo de ver juntos a los dos grandes creadores de la literatura. De su propia mano ha salido una reelaboración teatral, muy distinta, que está a la espera de poder estrenarse. En la versión libresca, el escritor imagina a un Shakespeare enamorado de la hija de Cervantes, Isabel, y que incluso le plantea al autor de las Novelas Ejemplares la posibilidad de llevársela a Inglaterra. En la versión para escenarios, el personaje de Isabel se convertirá en protagonista. Veremos cómo el diálogo entre ambos escritores es únicamente posible porque la hija ejerce de traductora, pero desempeñado esa labor muy a su manera. «Quise imaginarme a una joven traviesa que traduce lo que le da la gana para jugar con ambos y enfrentarlos», explica Ruiz Mantilla. Que las víctimas de esa travesura, de ese juego de engaños, sean dos figuras tan gigantescas como Cervantes o Shakespeare, es garantía de comicidad. Pero podemos estar seguros de que tampoco esta versión teatral será la última. Surgirán otros ingenios, y otras recreaciones, y nuevamente Valladolid aparecerá en medio de la fantasía como espacio propiciatorio de un encuentro soñado.

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