Mis series del confinamiento: 'Tiger King', el documental del que todo el mundo habla

Si alguna vez has creído que Cletus de 'Los Simpson' es un personaje irreal es porque no has visto este trabajo que mezcla explotación animal, crímenes y egos inmesos de la 'white trash' estadounidense

M. E. García

Valladolid

Domingo, 12 de abril 2020, 21:41

Existen 4.000 tigres viviendo en su hábitat natural mientras que en Estados Unidos se calcula que se hallan en cautividad entre 5.000 y 10.000 ejemplares. No es una exageración es un dato. Un dato que explica la fascinación de la América ... profunda por los grandes felinos y los zoológicos privados. Un negocio que mueve millones y alimenta los egos de personajes a los que fácilmente se les podría clasificar como 'white trash' (basura blanca) un concepto un tanto lejano en Europa pero que ha llegado al continente gracias a series como 'Me llamo Earl', 'Breaking Bad' o 'Shameless', entre muchas otras.

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Pero no se trata de que personas sin ninguna formación y escrúpulo puedan abrir negocios sin ningún control. Como diría Goyo Jiménez, experto en asuntos americanos, en América todo es mejor, más grande. Y allí con ambición, labia, caradura y un ego más hinchado que los globos en una fiesta de cumpleaños puedes llegar a ser el fundador y propietario de un negocio con millones de dólares de beneficio.

Uno de los momentos en los que brincarás en el asiento: Joe conduciendo con un tigre de copiloto.

Cuando acabes de verla seguramente te preguntes cómo es posible que un país como EEUU sea el dueño del mundo con esa caterva de persones imposibles tan sumamente desequilibrados que pasan de abrir un zoo a encargar un asesinato. Pero digamos, que por otro lado, vas a comprender como es posible que un adolescente entre en su intituto armado y se cargue a decenas de personas. Entenderás por qué Walmart pone de oferta balas y armas. Rifles de largo alcance por un módico precio y cómo es posible que le someta a operaciones estéticas a niñas para competir en concursos de belleza. América no es Nueva York y esta América que muestra 'Tiger King' es la que hace ganar a Trump. No hay más preguntas, señoría.

Por el camino, poligamia, zoos que parecen sectas, explotación laboral, maltrato animal, tráfico y consumo de drogas y crímenes de varios tipos: incendios, robos, estafas, alzamiento de bienes, desapariciones e intentos de asesinato. Todo es tan tan loco, que a los cinco minutos del comienzo del documental te revelan el final sin ningún miedo de que el espectador se fuge. Toda la historia es tan bizarra, hipnótica y atrayente que no es raro ver los siete capítulos de los que consta del tirón.

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Intentar definir 'Tiger King' es tratar de calificar lo imposible. Es un documental, está claro, que comienza hablando de maltrato y explotación animal y que remata en el género 'true crime'. Un terreno en el que Netflix se mueve como pez en el agua.'Tiger King' se centra en dos personajes y en su guerra abierta. Por un lado, Joe Schreibvogel, también conocido como Joe Maldonado-Passage o 'Joe Exotic', protagonista del documental, dueño de un zoo privado en Wynnewood, un pueblo de poco más de 2.000 habitantes en Oklahoma. El G.W. Zoo contaba con 197 tigres en su apertura además de otros animales exóticos, entre ellos, algunos simios.

Carol Baskin.

Un poco más sobre este lugar. En el G. W. Zoo te puedes hacer fotos con cachorros de tigre por unos cuántos dólares o ver un espectáculo con felinos de 300 kilos. Y ya de propina puedes conocer a Joe Exotic, el dueño y fundador, todo un personaje que ama tanto las camisas de brillantes colores metálicos y estampados felinos como a los chavales que apenas al alcanzado la mayoría de edad, las armas o las drogas. Exotic ha sido cantante de country, domador, mago de aquella manera, candidato a la presidencia de EEUU y a gobernador de Oklahoma y protagonista de un reality que él mismo produjo. Para remate sus empleados son exconvictos inadaptados que trabajan más de doce horas al día por una miseria que idolatran a su jefe.

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Por otra parte tenemos a la némesis de Schreibvogel, Carol Baskin, presidenta y fundadora de una asociación que definende a los grandes felinos y persigue que no se puedan explotar o mantener de manera privada mientras ella tiene su propio terreno, con sus propios animales (no solo felinos), cobra entrada para recibir visitas y mantiene el lugar con el trabajo de voluntarios. Para poner un poco más interés, el primer marido de Baskin desapareció poco después de que ella le amenazara de muerte y firmara unos documentos que rezaban: «en caso de muerte o desaparición».

La buena de Baskin vive con su segundo marido y digamos que su sentido de la estética tampoco es mucho más refinada que la de su archienemigo. Los estampados felinos decoran cada rincón de su casa y cubren su cuerpo en un festival 'glam' que te hará explotar la cabeza. Por cierto, desde Big Cat Rescue, la fundación de Baskin, han respondido lo que consideran algunas «mentiras» del documental. Entre otras cosas, dice sentirse engañada ya que el director le explicó que trataban de realizar un documental estilo 'blackfish' sobre la explotación de mamíferos marinos.

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Joe con su (pen)úlitmo marido.

Otros miembros destacables de este escaparate de la América más profunda son el Doctor Bhagavan Antle, el otro dueño, del otro zoo privado más grande de Norteamérica, polígamo y que lucha en contra de que se apruebe la ley que prohíba poseer animales salvajes como mascotas. También Jeff Lowe, un motero cojo, exconvicto, con una capacidad para engatusar al personal sobrehumana que usa los tigres para colarlos en moteles de las Vegas y montar orgías con prostitutas y drogas sin medida. Y todos, del primero al último, da igual que vivan en mansiones o en caravanas poseen una cantidad de dinero que hace qué te preguntes de dónde narices ha salido.

El caso es que personajes de este tipo, en un país en el que se valora el éxito -reflejado en el dinero que tengas- por encima de todo, junto a las armas y a una legislación más que laxa en cuanto a emprendimiento empresarial se refiere, los convierte en una bomba nuclear.

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Puede que 'Tiger King' tenga un solo fallo como producto televisivo: el tratar a Joe Exotic con condescendencia. Conviene no olvidar que se trata de un tío que cumple más de 20 años de cárcel por encargar un asesinato y aquí parece tan solo un loco simpático. Un pobre hombre al que se le fue la cabeza y no alguien capaz de maquinar la muerte de la que él consideraba su máxima enemiga. Un odio alimentado a lo largo de años y años.

Con varios cachorrillos.

Viendo 'Tiger King' sentirás varias cosas: pena, asco y sobre todo, vergüenza ajena. Un documental que vendrá bien para pasar una tarde sin darte cuenta y, ya de paso, te hará reflexionar sobre como una ambición sin medida junto al culto a la imagen puede acabar en la miseria moral más absoluta. Y en una fábrica de memes.

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