![La huida hacia delante de 'El Cuento de la Criada'](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201804/30/media/cortadas/1366_20008-krdH-U501773248003hfB-624x385@El%20Norte.jpg)
![La huida hacia delante de 'El Cuento de la Criada'](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201804/30/media/cortadas/1366_20008-krdH-U501773248003hfB-624x385@El%20Norte.jpg)
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Pocas series pueden encontrarse tan de actualidad como 'El Cuento de la Criada'. La era Trump, la sensibilidad social ante los crímenes cometidos contra las mujeres, el recorte de libertades individuales y derechos civiles convierten al aserie de Hulu y HBO en un imprescindible que todo el mundo debería haber visto ya.
La segunda temporada arranca donde acabó la primera: en esas «consecuencias» anunciadas por Tía Lydia contra todas aquellas criadas que se negaron a lapidar a su compañera. El régimen de Gilead continúa tan sibilino, tan violento psicológicamente y tan retorcido como acabó la primera temporada. Pero ahora, la serie ha dado un paso más allá y no solo plantea la maldad de los puramente 'malos': ese régimen, totaltiario, fascista y heteropatrialcal capaz de arrasar con todo sino también de las criadas y, sobre todo de la protagonista: Defred/June.
Cara a cara con Tía Lydia se plantea la duda de si se negó a lapidar a DeWarren por bondad y compromiso o porque sabía que, estándo embarazada, no tendría mayores consecuencias para ella. Las demás son castigadas, ella no. Y en ese juego de doblegación psicológica June tiene todas las perder.
La huida es inevitable. Y así, June escapa del hogar de las criadas con la ayuda de Nick. Perseguida por toda la maquinaria del Estado: una criada embarazada y sola huyendo a hacia la frontera sin más ayuda que la de su amante y padre de su hijo, atraviesa el país agazapada en un camión hasta llegar a su destino: unas enormes instaciones abandonadas.
Sí. Las escenas en lo que queda de 'The Boston Globe' son conmovedoras. Los recuerdos de los una vez trabajaron y vivieron allí: libros, fotos, juguetes... los tiros en la pared. El altar, los rezos, la memoria y el olvido.
En estos dos nuevos episodios 'El Cuento de la Criada' sienta las bases para hacernos pensar que también centrará la historia en otros personajes: Emily, en las colonias, está muy presente. También parece que Serena Joy volverá a contar con cierto protagonismo (algo que personalmente celebro).
Y no podían faltan los 'flashback'. Y sí, una vez más, se cargan el ritmo y la atmósfera irrespirable de 'El Cuento de la Criada'. Es necesario mostrar el camino entre la organización estatal acual y cómo comenzó todo. También el pasado de los personajes pero ¿no se puede hacer más rápido, más ágil? ¿Mejor?.
Precisamente un 'flashback' es el 'culpable' de mostrarnos la decisión de June (en el pasado) de volver a ser madre y de cómo necesita la autorización de su marido para comprar o no la píldora. Algo que le deja asombrado. Ya ni en aquel tiempo la decisión de ser madre o no dependía de ella.
También la fiscalización de su vida laboral y familiar porque su hija, con fiebre, acaba en el hospital. La sensación de haber sido juzgada cuando le están preguntando por todos esos aspectos de su vida: cómo compagina trabajo y maternidad, dónde está su marido, si él tamibén se ocupa de la niña.
Y más libertades individuales. En otro de los 'flashback', en esta ocasión de Emily, se ve como la Universidad pretende apartarla de la docencia por lesbiana. La orientación sexual, las tendencias políticas, etc. Cualquier excusa es buena para 'apartar' a alguien de la formación.
La serie va, en estos dos espisodios, hasta un poquito más alla: La escena del aeropuerto cuenta como, de repente, y porque sí, porque al político de turno le ha dado por ahí, ya no sirven los matrimonios entre personas del mismo sexo y las parejas (y las familias) ya no pueden viajar juntas porque legalmente no se las considera como tal. ¿Puede que se parezca al o que se considere terrorismo o no en la acutualidad?
Por supuesto, el tema de la religión y sus contradicciones continúa muy presente. Gran parte de la justificación del régimen se encuentra en la religión y muy en concreto en una interpretación muy particular del cristianismo. Con 'particular' entiéndase extremista y sesgada. ¿Nadie se ha dado cuenta en Gilead que para amar a Dios también hay que querer al prógimo, proteger al débil?
Qué decir del tema del racismo. Cuesta creer que en una sociedad machista y homófoba, en la que se castiga de las peores maneras tanto a mujueres como a homosexuales se tenga tan interiorazado y normalizado el tema racial. Es cierto que la mayoría de la socidad en Gilead es blanca pero, ¿de verdad el Estado no trata peor a los negros por ser negros?
De esta manera la segunda temporada de 'El Cuento de la Criada' promete tanta o más oscuridad que la primera etapa, expande horizontes junto a las experiencias de otros personajes y, sobre todo, promete ser menos maniquea, más llena de grises cuestiando las decisiones de la protagonsita y sus por qués.
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