Las espectativas en todo lo alto con 'Castle Rock', que si bien no es directamente una obra de Stephen King es una compilación del espíritu de sus obras desarrollado por sus fans. Tal cual. Y es que 'Castle Rock' (Movistar + en España y Hulu en todas partes) es un homenaje, una antología refercial, un pupurrí en forma de serie.
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'Castle Rock' rebosa suspense, tensión y esa teoría de King que dice que todos llevamos un asesino dentro. Tan solo hace falta que ese resorte salte, que algo haga 'click' en nuestra mente para que pasemos de víctimas a verdugos.
Y esa es una de las claves de 'Castle Rock', aunque la serie se vertebra en otras premisas. Los límites entre el pasado y el presente, lo real y lo irreal, los sueños y la vida... un misterio que lo envuelve todo como en otras producciones de J. J. Abrahams. La historia personal de cada personaje, las ramificiaciones de las diferentes tramas. Sin embargo, 'Castle Rock' es mucho más sólida -también más convencional- que 'Perdidos' y mucho menos tramposa que 'WestWorld'.
El nexo de unión entre las truculentas historias que encierra 'Castle Rock' y el espectador es Henry Deaver (André Holland), el protagonista. Un hombre que vuelve a su ciudad natal tras años alejado de ella y lo hace para prestar sus servicios como abogado a un hombre misterioso que lleva, no se sabe cuánto tiempo, encerrado en una jaula dentro de la prisión de Shawsank custodiado por el mismísimo director de la cárcel. Un preso que no existe al que debe defender cuando muchos piensan que es el mismísimo mal encarnado.
A partir de ahí se podría esperar que se olvidaran de las referencias para centrarse en la trama o al revés, que nadaran en un mar de referencias sin sentido que dejaran en un absoluto segundo plano a la historia. Nada más lejos de la realidad. Sus creadores, Sam Shaw y Dustin Thomason se han tomado su labor muy en serio para construir una narración sólida. Ni los saltos temporales y los momentos sobrenaturales restan un ápice de 'realismo' a 'Castle Rock' que se encierra en una atmósfera extraña que va, poco a poco tornándose malsana, maldita y asesina. El equilibrio entre trama principal y referencias es prácticamente perfecto.
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Es ese ambiente, la sensación de que todo en el pueblo está tan enfermo que es capaz de infectar y atrapar a quién pone un pie en 'Castle Rock' es la tónica que tiñe poco a poco cada capítulo. Con las dosis justas de suspense para que el espectador quiera continuar para conocer más, no solo de Henry Deaver, que al final es lo de menos, si no, la historia de su madre, Ruth Deaver (Sissy Spacek), de su padre fallecido, Matthew Deaver y del misterioso hombre encontrado dentro de la jaula en Shawshank.
Y lo mejor, como en todo lo que toca King, está en el final. La sensación del círculo cerrado con cabos sueltos. Con que la historia podría continuar pero lo mejor es que no lo haga, que construya el espectador la continuación. La imaginación al poder.
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Las buenas noticias es que la serie ya ha sido renovada para una segunda temporada que seguirá la forma de antología: es decir, una nueva historia con nuevos personajes en el mismo lugar.
P. D.: El séptimo capítulo, titulado 'The Queen' es simplemente precioso.
■ El tráiler
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