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Ciudad de Los Ángeles. Siglo XXI. Humanos, elfos, orcos y otras razas conviven en ¿armonía? Parece que no. Tampoco es casual la elección de esta ciudad, una de las más conflictivas y diversidad racial de EEUU, para desarrollar 'Bright' una fantasía moderna. Tolkien a lo policías rebeldes. El dibujo que 'Bright' realiza de las razas clásicas de la fantasía ideada por el escritor británico es la estándar... más o menos porque lo de los elfos retorcidos ya lo había hecho antes el gran Terry Pratchett.
-------------SPOILERS--------------
El punto de partida es la tensión generada por la integración en el cuerpo de Policía de Los Ángeles del primer orco, Nick Jakoby (Joel Edgerton), un personaje que comienza resultando insulso, cargante y hasta un poco odioso para acabar entrando en el corazoncito del espectador como si el de su compañero Daryl Ward (Will Smith) se tratara.
Y es que los orcos no están bien vistos en el universo descrito por Max Landis, guionista de película, por apoyar al Señor Oscuro, bando que resultó perdedor en una guerra dos mil años atrás. Los orcos son el 'último mono' de la sociedad -sus trabajos son los de mejor cualificación y más físicos- mientras que los elfos son la élite total y absoluta. Son ellos quienes controlar la economía y la política. Quiénes disfrutan de los mayores privilegios y del dinero, claro.
Pero no es oro todo lo que reluce y al final existen elfos bastante malos que quieren el regreso del Señor Oscuro. De ellos son de quiénes huyen Ward y Jakoby junto a Tikka, una elfa que posee el poder de empuñar una varita mágica sin acabar convertida en ceniza, lo que se conoce como 'Bright', una extraña cualidad en los elfos, algo casi imposible para los humanos y simplemente inimaginable para los orcos.
Puede que uno de los puntos fuertes de 'Bright' sea su capacidad para crecer en el futuro si alguien se anima a producir una segunda parte en la que el espectador pueda conocer más razas -se menciona a los enanos y se ve un hada- y cómo es la convivencia en otras ciudades.
'Bright' deja que desear en algunos aspectos. En cuanto a la denuncia social queda aparcada casi enseguida a pesar de que se empeña en retratar a los orcos como los típicos pandilleros negros. Los diálogos son más bien simples, más propios de la serie B (a veces parece que la peli quiere autoparodiarse) que de una superproducción de un gigante como Netflix.
Tampoco ayuda la 'tipicidad' del personaje de Will Smith. Daryl Ward es el típico padre de familia, con la típica niña que le da lecciones de tolerancia, con la típica mujer enfermera paciente, con las típicas deudas, con las típicas dificultades para pagar su casa, sus típicas ganas de hacer el bien y la típica espera de jubilación. Si su personaje fuera más oscuro hubiera ganado bastante enteros.
Algo parecido pasa con el personaje encarnado por Noomi Rapace. La mala de la película. La elfa Leilah se queda a medio gas y es de temer que se quedó en medio metraje. La mala de la película se merecía más, mucho más.
En cualquier caso cualquiera que decida ver 'Bright' sin esperar un gran trasfondo social o una reflexión sesuda sobre los conflictos raciales podrán disfrutar de dos horas de pura acción local. Desde un argumento fantástico que podría haber dado más de sí, pero que te hace volar de una escena a otra sin transiciones. Un buen plan para un domingo cualquiera.
■ El tráiler
■ El primer 'track', 'Broken Peope' de Logic & Rag'n'Bone Man
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