M. E. García
Martes, 7 de junio 2016, 10:27
'The broken man', el hombre destrozado, puede hacer referencia a unos cuantos personajes y es que los títulos de los capítulos de 'Juego de Tronos' siempre tienen más de un sentido. Algún regreso y varias ausencias marcan un episodio que prepara la recta final de la temporada. Solo faltan tres capítulos.
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(Spoilers) A pesar de las pistas el regreso de Sandor Clegane, 'El Perro', para los enemigos, sigue siendo una grata sorpresa. 'Juego de Tronos' vuelve a confirmar otra de esas teorías fan más que extendidas. En los libros se habla de un enterrador con el rostro siempre cubierto y de una complexión parecida al de los pequeños de los Clegane. En la serie no es enterrador, se ha unido a una pequeña comunidad fundada por un exseptón que solo intenta sobrevivir en Las Tierra de los Ríos después de la Guerra de los Cinco Reyes. Allí tienen que ha hacer frente a los señores y a la Hermandad Sin Estandartes que busca comida y armas para su lucha.
Esta trama deja las escenas más bucólicas de lo que llevamos de serie y las conversaciones, una constante en 'The broken man' toman aquí un especial protagonismo gracias a El Perro y al exrreligioso interpretado por el siempre solvente Ian McShane. La religión, la guerra, la supervivencia, el papel de la violencia... lo divino y lo humano ante un plato de comida. Y Clegane, casi convencido de abandonar el camino de la muerte tiene que volver atrás, cual forajido del lejano oeste, cuando descubre a su comunidad y a su septón asesinados. 'El Perro' ha vuelto para vengarse pero, ¿de quién? ¿De Arya que le abandonó? ¿De Brienne que le hirió? ¿De los que mataron a los ahora eran 'los suyos'? Mi deseo personal, además de que se cargue a su hermano (o lo que quede de él) es un último encuentro con Sansa. Se lo merecen.
En Desembarco del Rey la cosa sigue tensa. Con Tommen totalmente absorbido por la fe, Margaery intenta sobrevivir como puede gracias a sus maravillosas artimañas y capacidad de interpretación. La Tyrrel es capaz de avisar a su abuela, delante de las narices de la septa Unella, de que tiene que huir de la capital a su casa, en Altojardín, sino, podrá acabar en una mazmorra. Estaba bastante claro que la reina no se iba a dejar comer la moral por ese charlatán conocido como Gorrión Supremo, sobre todo, después de afirmar que la mujer no tiene que sentir deseo, pasión, amor o lo que sea para acostarse con su marido.
Olenna, que a estas alturas ya no se corta ni un pelo (bueno, antes tampoco) le espeta a Cersei que ya no sirve para nada, que ella se larga. La reina madre casi le suplica que se quede y que unan fuerzas para acabar con los gorriones pero La Reina de las Espinas se fía de su nieta, lógico, y se marchará y lo dejará todo en manos de Margaery. Veremos que sale de ahí. Si la reina consigue acabar con la fe desde dentro se apuntará un gran tanto como estratega. No todo se reduce a contar tropas, a veces basta con pensar un buen plan.
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Jaime ha llegado a Aguasdulces (bendito poder de teletransportación que tienen los personajes en esta serie) Y lo primero que hace cuando llega es pedir hablar con El Pez Negro que es tan chungo y cabezota como cabría esperar. Al tío de Cathelyn no le importa su sobrino, al fin y al cabo Edmure es otro de esos 'hombres destrozados' del episodio y ya no sirve para Señor después de pasar meses en las mazmorras de Los Gemelos a merced de los Frey. Resumiendo, Bryden Tully está preparado para dos años de asedio y tiempo es algo que los Lannister no tienen.
El regreso de la Hermandad sin Estandartes, el viaje de Brienne a Aguasdulces, la vuelta de El Perro, la llegada de Manosfrías... y sobre todo, las mentiras 'piadosas' que rodean a la serie hacen que una no pierda la esperanza de que por fin llegue ese ansiado personaje que los lectores deseamos ver por encima de todas las cosas (ellos ya saben).
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Igual que Jaime mendiga a las puertas de Aguasduldes Jon y Sansa lo hacen de castillo en castillo por todo El Norte. Al contrario que cuando su hermano Robb fue a pedir a los banderizos que se unieran para vengar a Ned Stark ellos no encuentran un gran apoyo. Una de las perlas del episodio la deja Lady Lyanna Mormont, la niña de 10 años que gobierna la Isla del Oso. Convencida de que debe guardar cada vida en su territorio se muestra muy reticente a apoyar su guerra, aunque finalmente lo haga gracias a un Davos que se está revelando como un diplomático imprescindible. El contrabando es lo que tiene, mucha capacidad disuasoria.
Los que dudan bastante menos que 'los arrodillados' son los salvajes que comanda (más o menos) Tordmund. Deciden marchar al sur junto a Jon y Sansa para recuperar Invernalia a pesar de que «esa no es su guerra» parecen tener bastante más sentido común que todos los nobles de los Siete Reinos Juntos.
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Pocos hombres, poco apoyo de las casas y discusiones entre los soldados que no se conocen y no confían los unos en los otros. Al final, Sansa, que ha paseado con orgullo sus peticiones por todo El Norte debe recular y escribir. Apuesto (como todos) porque Meñique sea el destinatario. Por mucho que Sansa no quiera volver al radio de acción del que fue su maestro debe hacerlo para conseguir a las tropas de El Valle, íntegras, ya que es, junto con Dorne, el único reino que no ha entrado en guerra. Y veremos como le va a Dorne, inmerso ahora en rencillas internas. Por cierto, a los amigos del sur ni están, ni se les espera.
Al otro lado del mar, en Braavos (nada de Mereen, no hay Tyrion o Dany aquí) se dan un par de circunstancias curiosas y es que Arya, Theon y Yara están compartiendo espacio vital. Los hermanos Greyjoy huidos viajan a toda velocidad con la flota robada en busca de la 'reina dragón'. De repente a Daenerys le van a sobrar barcos. Están dispuestos a ofrecerle un medio de transporte hasta Poniente antes de que lo haga Euron.
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Theon sigue hecho una porquería (otro hombre roto), con dudas, traumatizado por las torturas y la mutilación mientras su hermana intenta animarle de una manera muy particular. Le necesita y sino, que se suicide y no moleste. No quiero dejar pasar la ocasión de mencionar que Yara sea lesbiana me llama a atención (primera noticia después de leerme las miles de páginas de la saga), no me parece mal, es otro perfil de mujer a añadir a la lista. Daenerys también tiene sus más y sus menos con sus doncellas. Vamos, que a Yara tampoco tienen porque gustarle solo las mujeres.
Y Arya, lo tiene muy negro. Se las prometía muy felices la pequeña de los Stark al conseguir un barco para regresar a casa. Lo malo es que esa niña de La Casa de Blanco y Negro que le tiene tanto asco la encuentra y la apuñala varias veces en el vientre. Arya salta al agua y sobrevive lo que me hace pensar que la niña o es muy mala asesinando o se ha pasado por el forro la orden de Jaqen de que Arya no debía sufrir o que Arya y La Niña abandonada son la misma persona (teoría de internet). Arya se queda vagando por las calles, sangrando a mares sin que alguien le haga mucho caso tan solo le falta acudir a Lady Crane para que le eche un cable.
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Y así, repartiendo las piezas de ajedrez sobre el tablero, agazapados unos, como los Tyrell; atacando con todo lo que pueden, Lannister y Frey; y otros intentando reagruparse para enfrentar a sus enemigos, los Stark es como afronta 'Juego de Tronos' los tres episodios restantes en una temporada que no deja un respiro a los espectadores. Se podría decir que ha sido un capítulo tranquilo, sí, pero no sería del todo cierto. No hay muertos, no hay peleas, hay conversación y estrategia. La tensión de la penúltima guerra. La última, como Davos le dice a Lady Mormont será contra los muertos.
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