![Juego de Tronos 6x04: Hermanos, hermanas y chicas guerreras](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/pre2017/multimedia/noticias/201605/17/media/cortadas/fuego--575x323.jpg)
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M. E. García
Martes, 17 de mayo 2016, 17:12
La discusión sobre si Juego de Tronos y su correspondiente literario es machista o no parece que no alcanzará una conclusión. Lo que sí hay que reconocer tanto a la serie como a los libros es esa manera de equilibrar los roles destacados y repartilos de manera casi igualitaria entre hombres y mujeres, aunque este tema lo dejaremos para otra ocasión.
En 'El libro del Desconocido' (The book of the Stranger) HBO se centra en varios reencuentros familiares y en varias mujeres que, una vez más o por primera vez, resurgirán de sus cenizas. A los personajes femeninos de Juego de Tronos no les tose nadie. Las chicas de Poniente son guerreras.
(Spoilers) Todo empieza donde acabó. Tras la renuncia de Jon y con Edd 'El Penas' como Lord Comandante sustituto ambos discuten sobre la situación de Jon y de su huida. A Snow no le queda nada en El Muro; ya dio su vida por la Guardia y no está dispuesto a repetir. La discusión la interrumpe un anuncio: han llegado jinetes, nada más y nada menos que Brienne, Pod y Sansa. Y aquí llega el primer reencuentro familiar del episodio (parece que todos los personajes que separó Martin los va uniendo HBO desde el final de la quinta temporada). En un momento sin diálogo Sansa y Jon se miran desde lejos, como si el otro fuera una aparición, un fantasma o una mala pasada de su imaginación. El abrazo entre los dos 'medio hermanos' no puede ser más emotivo. De todos los encuentros es el que hace soltar la lagrimilla.
Llega la hora de la charla y las disculpas. Sansa le pide perdón por lo mal que lo llegó a tratar y Jon reconoce que no puede ser definido exactamente como 'la alegría de la huerta'. Vamos, que no hay nada que arreglar a estas alturas. Pelillos a la mar. Borrón y cuenta nueva. Y aquí es donde surgen las discrepancias. Sansa, se ha convertido en la defensora belicosa de la familia. Quiere convencer a Jon (al que consideraba un bastardo indigno de pertenecer a la familia) de que enarbole los estandartes de su casa y marche hacia Invernalia para desalojar a los Bolton. Los señores de El Norte le seguirán, él es el legítimo Señor. Él, por el contrario, no se muestra muy convencido.
Su percepción de la situación cambia cuando recibe una carta enviada por Ramsay Bolton en la que anuncia que mantiene al pequeño de los Stark como prisionero y amenaza a Sansa con tortura y violación. Jon, con voz quebrada deja de leer y es su hermana quién coge el papel y da voz a todos los horrores que su marido quiere desatar contar ella. Sansa ya no duda, es el ejemplo más claro del empoderamiento femenino evidente, como nunca antes.
Por otra parte, Melisandre debería jugar un papel destacado en esta guerra. Está convencida, desde que Jon resucitó, que él es el Azor Ahai. Respirándole en la nuca ha llegado Brienne, que no olvida el asesinato de Renly por aquella sombra que se parecía tanto a Stannis. La tensión entre las dos se puede cortar y, aunque la sacerdotisa roja ha pasado página de aquel suceso (como de tantos otros), la de Tarth, no.
Una mención especial merecen esas miradas erótico-festivas-curiosas de Tordmund a Brienne, que no parece muy convencida de... bueno, de nada. Solo incómoda por no haber sido nunca el centro de atención de un hombre.
Y Ramsay continúa confinado en Invernalia con Rickon y Osha como rehenes, convencido de su invulnerabilidad gracias a su habilidad para negociar con las casas norteñas. A pesar de las artes de la salvaje para entrar en el 'corazón' de los hombres con el nuevo Lord Bolton no puede. La tentación no vence a un hombre que sucumbe a todas ellas al cuadrado. Osha acaba asesinada a manos del nuevo Guardián del Norte. Pero sus enemigos están cada vez más cerca.
Ni Sansa ni Jon saben que tendrán un aliado inesperado: El Valle . Su potencial bélico continúa intacto gracias a que nunca entró en la Guerra de los Cinco Reyes. Es Meñique, en una maniobra colosal, quién manipula al actual y desequilibrado Señor del Valle para que se decida a atacar Invernalia convenciéndole de que, si no lo hace, Sansa acabará asesinada por los Bolton. Y Sansa es familia, no se puede consentir. Baelish se destapa poco a poco y parece que sus planes de unificar bajo el mismo mandato El Valle e Invernalia (quién sabe qué irá después) están medianamente claros.
En Desembarco del Rey la guerra será civil. Mientras Margaery y Loras continúan encerrados por los guardianes de la fe, esas dos fieras pardas que son Olenna Tyrell y Cersei Lannister por fin encuentran un punto en común: ninguna de la dos está dispuesta a que se humille a la reina. Los gorriones deben ser aplastados aunque eso desencadene una guerra en la ciudad. «Mejor ellos que nosotros», reconoce Olenna. Kevan Lannister parece el más reticente pero la idea de recuperar a su hijo, abducido completamente por la secta, convence al hermano de Tywin de que la guerra puede ser beneficiosa.
La guerra de Margery, sin embargo, es otra muy distinta. Continúa encerrada hasta que la septa Unella la guía hasta el Gorrión Supremo. Mantienen una conversación sobre los orígenes zapateros del que ahora se ha convertido en la persona más influyente de Desembarco y la reina simula achantarse y reconocer sus errores. Nada más lejos de la realidad. Consigue lo que quiere: ir a ver a su hermano.
Loras se encuentra en un estado lamentable. Está dispuesto a hacer cualquier cosa, a reconocer cualquier pecado para salir de allí. Pero Margaery no. A pesar de lo que le da a entender al Gorrión Supremo, la reina es digna heredera del título de Reina de las Espinas de su abuela. «Si cualquiera de los dos les damos lo que quieren, habrán ganado».
Otros hermanos que se reencuentran son Yara y Theon. Es él quién viaja hasta Pyke para encontrarse cara a cara con ella. Yara sabe por todo lo que ha pasado pero le reprocha la pérdida de vidas que se ha cobrado su confinamiento. Quiso salvarle, fue a por él arriesgando mucho y él no quiso salir de la jaula. Pero ha escapado y está dispuesto a ayudar a su hermana para que acceda el Trono de Piedramar. A pesar de que él es el varón está dipuesto a dejarlo todo de lado para que ella, una mujer, sea la reina de las Islas de Hierro. Euron acecha en la sombra.
En Mereen, Tyrion lidia con los Amos y con los consejeros de Danerys haciendo gala de ese pragmatismo tan característico de algunos Lannister como Tywin. «La paz la firmamos con nuestros enemigos no con nuestros amigos» les explica a Gusano Gris y a Missandei, indignados por su reunión con los esclavistas de Astapor y Yunkai. Además a Missandei no le hace ninguna gracia que ofrezca prostitutas a los Amos como si fueran ganado. A pesar de las dificultades, parece que las aguas se calman con el acuerdo: les da siete años para acabar con la esclavitud en sus ciudades por sus propios medios, para seguir ganando dinero sin necesidad de tratar a las personas como objetos.
Una vez más, el pequeño de los Lannister se erige como un político total, capaz de convencer a propios y extraños y de utilizar, si es necesario, a los demás. Es cierto que Tyrion no es malvado y que cuando Missandei y Gusano Gris replican a los exesclavos lo hacen 'manipulados' por Tyrion. Eso sí, por un Tyrion que está más cerca de la verdad, de la paz y de prosperidad para Mereen que la propia reina ausente. Él, al igual que Varys o Bran no son mujeres, pero sus circunstancias personales los hacen unos 'inadaptados' que han sabido cambiar y amoldarse a la vida que les ha tocado vivir. Tyrion es, además, como Varys, un feminista. Ambos han optador por servir a una reina, a una mujer y no les importa en abusoluto la condición femenina de Daenerys.
Pocos problemas padece Tyrion si los comparamos con Daenerys. La reina sigue confinada en Dosh Kaleen a espera de que los 'khales' decidan sobre su futuro. Mientras, Daario y Jorah entran en la ciudad (el mercenario, por fin, se da cuenta de la psoriagrís de su compañero) desarmados (o casi). Allí, para disimular un apuñalamiento, a Daario no se le ocurre otra cosa que reventarle a pedradas la cabeza al cadáver de un dothraki. Todo muy sutil. Al fin encuentran a 'su reina' que rechaza ser rescatada cual damisela en apuros. Danerys tiene un plan y necesita ayuda.
El juicio comienza en el templo. Para variar los 'khales' desprecian y se ríen de 'la mujer rosada', pero la mujer rosada no tiene miedo. Después de ser esclavizada, de ver como murió su hermano, su hijo, su marido, de haber hecho nacer dragones, de salir viva de una pira, conquistado ciudades, liberado esclavos, sorteado a los hijos de la Arpía, montar a un dragón y continuar adelante, pocas cosas en el mundo pueden darle miedo. Su discurso se ríe de los dothrakis, de la cobardía que demuestran al no ser capaces de salir de su territorio, de seguir contando caballos y esclavos sin aspirar a nada más que al dinero y a las mujeres.
Ella, que es una Targaryen, Daenerys de la Tormenta, la Madre de Dragones y, sobre todo, la que no arde está dispuesta a cumplir con su destino y ese no es otro que sentarse en el Trono de Hierro. Ese que fue forjado por un antepasado suyo. El mismo que subyugó Poniente a lomos de un dragón. Quiere repetir la historia y cuatro nómadas sanguinarios y cobardes no se lo van a impedir. Por eso, comienza a volcar las antorchas que iluminan SU escenario. Las pieles y las maderas del templo se queman fácil y las puertas están cerradas. Los 'khales' no pueden salir, arderán. Ella no. Y lo que es más importante: los dothrakis no tienen un líder, existe una vacante que Daenerys está dispuesta a cubrir, pero no permanecerá en Vaes Dothrak, no vagará por desiertos saqueando ciudades. Cruzará el mar con todas las hordas unidas y tres dragones. Y es aquí, cuando Danerys Targaryen se carga el sistema patriarcal de los dothraki a golpe de pira.
Quedó claro en la conversación con las exesposas el panorama de vida que llevaban: secuestradas, violadas y obligadas a casarse con su khal cuando eran unas niñas depués de ver como los jinetes acababan con sus aldeas y sus familias.
Y llega el cénit del episodio. Paralelo al final apoteósico de la primera temporada en el que surgía de las cenizas de la hoguera funeraria de Drogo con sus tres dragones tamaño gallina. Aquí no hay dragones, solo está ella y un tempo que se quema hasta los cimientos. Los dothrakis se arrodillan ante la khalessi definitiva. Jorah repite, pero Daario ve, por fin, a esa Daenerys que da miedo. La Targaryen que Tyrion deberá suavizar en algunos momentos para que su empresa llegue a buen término.
Sí, Emilia Clarke se ha vuelto a desnudar, aunque prometiera no volver a hacerlo. La razón es buena, tan solo hay que preguntarse si el desnudo afecta a la trama o a la personalidad de un personaje. Si la respuesta es sí. Vale la pena.
La actriz ha querido dejar claro su satisfacción por esta escena: «Quiero recordar a la gente que la última vez que me quité la ropa fue en la tercera temporada», recuerda en declaraciones a EW. «Ahora estamos en la sexta y esa soy yo, orgullosa y fuerte. Me siento feliz de haber dicho sí a hacer esa escena», añadió y proclamó: «¡No hay ninguna doble!».
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