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Juego de Tronos 6x02: No hay nada como el hogar

Juego de Tronos 6x02: No hay nada como el hogar

Se prometía un capítulo más, con reapariciones ya conocidas como Bran y algo más de acción que el primero, pero se ha destapado el secreto mejor oculto de los últimos tiempos en televisión

M. E. García

Martes, 3 de mayo 2016, 21:02

¡Menos mal que no se han filtrado los cuatro primeros capítulos este año! Bueno, a HBO tampoco es que le afectara demasiado, al menos en términos de audiencia. Esta temporada hubiera sido un pecado mucho más imperdonable para todos. Nos hubiera privado de la revelación más trascendental en mucho tiempo en Poniente, la madre de todos los 'spoilers', vaya. Y aquí, va, y con 'spoilers', claro, el anhelo de regreso al 'hogar' de varios personajes.

La primera escena viaja más allá del Muro, en la cueva donde Bran comparte visiones y conocimiento con el Cuervo de Tres Ojos. Los dos se encuentran en Invernalia. El hogar de Bran, el sitio «donde quiere estar«. Ven a Benjen y a Ned entrenar con espada y escudo... hasta que llega Lyanna, a caballo, con más pinta de Arya que de Sansa. En un momento se acerca a Wylas, o lo que es lo mismo, Hodor, pero un Hodor que habla y se relaciona. A pesar de que Lyanna y los chicos quieren que aprenda a luchar, la Vieja Tata (joven en aquellos momentos), no lo permite: «Solo es un mozo de cuadra».

Bran sale de su visión arrastrado por el Cuervo de Tres Ojos y aprovecha para encontrarse con Meera. La chica está triste, por la muerte de su hermano y porque considera que no sirve para nada. Pero uno de los hijos del bosque pronuncia una frase para tener en cuenta: «Bran algún día saldrá de aquí y te necesitará«.

Un poco más al sur, en El Muro, Davos y los fieles a Jon (memos Ed El Penas que ha sido enviado a por los salvajes) continúan atrincherados con el cadáver del ex Lord Comandante; sin querer rendirse a pesar de las amenazas de Allister. Cuando todo parece perdido llega el Pueblo Libre con Tormund Matagigantes a la cabeza (y hasta un gigante de verdad) para acabar con la resistencia y poner punto y final a la 'rebelión'. Ahora son ellos quiénes defienden el Castillo Negro y el Muro.

En Desembarco del Rey las cosas no han mejorado para los Lannister. Un hombre relata su encuentro con Cersei en su 'paseo de la vergüenza' en el exterior de una taberna (que bien podría ser una terracita de la Costa del Sol en el mes de agosto). El discurso no es que se adapte mucho a la realidad y entre comentario grosero y comentario grosero el hombre ingiere cerveza como si no hubiera un mañana así que tiene que ir a evacuar. En cuanto se queda solo un guardia blanco de dimensiones monstruosas le estampa la cabeza contra el muro. ¡La Montaña ha vuelto!

Mientras tanto, en la Fortaleza Roja, Cersei mira por la ventana y bebe vino mientras echa la bilis porque Tommen no le permite que visite el cuerpo de Myrcella en el Septo. Lo cierto es que el rey quiere que su madre esté allí, no quiere que esté encerrada, debería estar con el cuerpo de su hija, con él y con Jaime, pero los gorriones no ven con buenos ojos que entre en lugar sagrado. Así se lo confiesa Tommen a Jaime ante el cuerpo de la niña.

Y por primera vez en mucho tiempo, Jaime se encara con alguien. En cuanto el Gorrión Supremo hace acto de presencia Tommen le pregunta por Margaery. El rey debe esperar «como todos», le dice. Y he aquí una conversación la mar de interesante entre el gorrión y Jaime. Después de amenazar de muerte el sacerdote, el Lord Comandante dice que él también es un pecador ya que derramó la sangre del rey legítimo. La conclusión es que todos somos pecadores, «débiles y torpes, pero juntos podemos derrotar a un imperio» Una frase del Gorrión Supremo que podía aplicarse al 15M sin mucho problema. Pero existe una contradicción obvia, si todos somos pecadores ¿qué sentido tiene castigar a unos sí y a otros no? ¿Quién decide a quién se castiga? ¿Quién tiene la autoridad moral para hacerlo?

Y al otro lado del mar, en Meereen, Tyrion, Varys, Missandei y Gusano Gris siguen tratando de lidiar con un reino sin reina. Los dragones no quieren comer. Tyrion razona que no pueden mantener el poder de la reina dragón sin dragones y que tenerlos encerrados es un desperdicio. Recuerda como los primeros, que volaban libres y conquistaron Poniente, eran fuertes, una máquina de guerra perfecta. Sin embargo, al estar encerrados en tiempos de paz disminuyeron de tamaño de manera drástica y acabaron siendo como gatos. «¿Cómo lo sabes?», preguntan. «Es lo que hago. Bebo y sé cosas», responde.

Y he aquí una de las escenas más tiernas de la serie. Tyrion baja a la pirámide para encontrarse con los dragones y no solo no le hacen daño (me acuerdo aquí de cierto príncipe del libro) sino que es capaz de tocarlos mientras recuerda su infancia, sobre cómo deseaba un dragón, sobre cómo su padre le dijo que el último había muerto un siglo antes y cómo se pasó llorando toda la noche. Desencadena al primero y el segundo le pide lo mismo. Tyrion hace mucho que se ha dado cuenta de que son seres inteligentes capaces de distinguir a los amigos de los enemigos. Pero cuando se da media vuelta para dejar la sala parece arrepentirse de su decisión (esperemos que no para siempre): «Si se me vuelve a ocurrir una idea así, dame una bofetada», le pide a Varys.

De viaje breve a Braavos a ver a Arya. Mientras mendiga y llega la niña, le pega cuatro palos con el palo (valga la redundancia) y desaparece. Arya sigue peleándose con el aire hasta que llega Jaqen. Después de tentarla con comida, un techo y hasta con devolverle la vista ella renuncia a todo por «ser nadie». Respuesta correcta y vuelve a la casa de Blanco y Negro como premio, aunque, de momento, no ha recuperado la vista.

En Invernalia los Bolton siguen discutiendo sobre la estrategia a seguir para apoderarse del Norte acompañados de Lord Karstark. Ramsay defiende que una alianza con las principales casas sería suficiente, pero su padre no está de acuerdo. Necesitan a todos, necesitan unanimidad para no «parecer perros rabiosos». En plena reunión llega el maestre para anunciar que Walda ha dado a luz a un niño. Roose Bolton se apresura a confirmar a su hijo mayor como el heredero pero cuando lo hace, Ramsay aprovecha para clavarle un puñal. Asesinado por su hijo, ¿alguien esperaba otra cosa? Cría cuervos, en fin.

Y bueno, aquí llega una escenita que ha levantado ampollas y quejas debido a la 'violencia gratuita' ¿O no? ¿Es necesario seguir recordando que Ramsay es muy, muy malo y muy, muy psicópata? Pues en 'Home' creen que sí. La primera tarea del nuevo Lord Bolton es encerrar a Walda y a su bebé y dárselos de comer a los perros. Tal cual. Eso sí, no se ve una gota de sangre, ni falta que hace. La tensión y las malas pasadas de la imaginación son suficientes para sufrir. Después de las quejas por la muerte de Rose aquí se han ahorrado mostrar los detalles escabrosos pero todavía no sé que es peor.

No demasiado lejos de Invernalia, pero de camino al Muro para encontrarse con Jon, Sansa y Brienne conversan sobre la conveniencia de que Sansa se hubiera marchado con ella antes. Un diálogo intrascendente hasta que Theon decide despedirse de la que hasta el momento ha sido su protegida con un discurso emotivo y memorable. Sabe que ya no es necesario que la acompañe al Muro. Tal y como él mismo confiesa es una empresa por la que hubiera estado dispuesto a dar su vida. Arrepentido por lo que ha hecho y convencido de que no existe ningún tipo de expiación para sus pecados, ni siquiera vistiendo el negro, ha decidido volver a su casa.

Por las Islas del Hierro las cosas tampoco van como la seda. Han perdido Bosquespeso, su último baluarte en el Continente y Asha (Yara) discute con su padre sobre la continuación de la guerra. Ella no quiere seguir peleando, su padre sí, al fin y al cabo es el único monarca que sigue vivo de la llamada Guerra de los Cinco Reyes. Pero no por mucho tiempo.

Abandona la sala y sale a la tormenta por un puente precario, parece que el escenario no es muy propicio. Allí se encuentra con una figura siniestra que se niega a apartarse. Y aquí tenemos la entrada triunfal de Euron. Ojo de Cuervo. Que si eres muy viejo, que si eres un cobarde porque tienes miedo del mal tiempo. «Yo soy la tormenta. La primera y la última» y así, con un vaivén del puente es como el gran Balon acaba muerto. Lo que en la saga se insinúa aquí se enseña. Euron mata a su hermano porque es viejo y porque él está harto de surcar los mares. Vuelve para quedarse. Para ocupar el trono de Piedramar.

Durante el funeral, Yara jura que encontrará a quién mató a su padre para vengarse ahora que es heredera. Pero no lo es, tal y como le recuerda Aeron. Hace falta convocar a la asamblea ya que Balon murió sin dejar clara su última voluntad. Para no querer guerra, Yara se ve metida de lleno en otra: por ser la reina de Las Islas del Hierro.

De vuelta al Muro asistimos al último intento desesperado de Davos por recuperar a Jon. Melisandre mira al fuego, sin ver nada. Además, está abrigada, un detalle que llama la atención después de pasearse con sus vestiditos rojos por el Castillo Negro entre nevada y nevada y después de decir que a ella ya le mantiene caliente el Dios de la Luz (cada uno que lo entienda como quiera).

Davos le pregunta si conoce la magia que puede resucitar a los muertos, si la conoce. Melisandre recuerda a Thoros y a Beric Dondarrion, cómo le revivió y cómo creyó, en esos momentos, que no era posible. Y lo sigue creyendo porque ha perdido la fe. El 'Señor' nunca habló con ella. Pero el contrabandista que tiene recursos dialécticos para aburrir le reclama:

«Siete dioses, dioses ahogados, dioses árbol, todos son lo mismo. No estoy pidiendo ayuda al señor de la Luz se la estoy pidiendo a la mujer que me enseñó que los milagros existen»

Sin más, se preparan para el ritual. Las palabras que pronuncia están en alto valyrio:

Zhys ñoso jehikagon eksiot epi, se gs hen sndrorro jemagon.

Pedimos al Señor de la Luz que brille y guíe un alma fuera de la oscuridad.

Zhys perzys stepagon eksio ño jorepi, se morghltas ls qltsos sikagon.

Rogamos al Señor de la Luz que comparta su fuego y encienda la vela que se ha apagado.

Hen sndrorro, ños. Hen ñuqr, perzys. Hen morghot, glaeson.

De la oscuridad, luz. De las cenizas, fuego. De la muerte, vida.

Y ¡puf! O, más bien ¡bluf! Porque no pasa nada. O eso parece. En cuanto sale de la estancia todo ser viviente con dos patas, Fantasma, que estaba tan relajado cuidando de lo que queda de su 'otro yo' se incorpora y Jon, abre los ojos.

Reacciones

La red, como no podría ser de otra manera, se ha llenado de reacciones. La primera la de Carice Van Houten, lo más parecido a Melisandre que tenemos.

Kit Harrington (Jon) ha pedido perdón por las mentiras (piadosas) que han tenido que soltar durante casi un año además de confesar haber estado preocuado por si su muerte no conmocionaba a los fans.

Los fans, también han dado rienda suelta a su creatividad.

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