M. E. García
Lunes, 11 de enero 2016, 21:32
Muchos la consideran la serie del año. Para los que conceden los Globos de Oro también. Dos ha conseguido Mr. Robot, uno a mejor serie dramática y otro para Christian Slater como mejor secundario. Una pena que Rami Malek se haya topado con el último año de Jon Hahm como Don Draper porque él es lo mejor (junto con las chicas) de una de las series que han marcado el 2015.
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(SPOILERS)
Mr. Robot, es, básicamente, un Club de la Lucha del siglo XXI sin golpes. Se le parece en tantos aspectos que se barrunta el giro final prácticamente desde el principio. Bueno, y también, porque no es una serie tramposa. Este ciber-triller deja claro, desde el primer momento, que el punto de vista del espectador es el de Elliot, el protagonista. Un ser asocial, con rasgos autistas, psicótico, esquizoide y adicto a la morfina. Tan retorcido es su personaje que resulta un tanto artificial. El público siempre ve lo que él ve, con las modificaciones de su imaginación incluidas, escucha lo que piensa y se mueve con él por el Nueva York que representa la ciudad deshumanizada.
Eso sí, Elliot Alderson, trabaja en una empresa de ciberseguridad pero por la noche se convierte en un justiciero (un superhéroe sin artificios) y un antisistema que critica la forma de vida actual, las redes sociales, las grandes corporaciones representadas por Evil E-Corp ¿Enron? 'Mr Robot' reparte a Apple o Blackberry (entre otras) por boca de su protagonista. Elliot piratea para hacer un mundo mejor, desde el pederasta de la primera escena hasta que le capta un hombre misterioso, conocido como Mr. Robot, para liberar al mundo borrando todos los archivos de E-Corp. ¿De verdad alguien se imagina que, de un plumazo, se borraran nuestras deudas y nuestros ahorros? Quiere un mundo más justo, puede que más gris, pero que parta de cero.
También hackea para proteger a las personas que le importan porque, aunque sea incapaz de mostrar cualquier tipo de sentimiento, sí que siente. Su mundo gira alrededor de Angela, a la que conoció de niño, cuando su padre y la madre de ella fallecieron a causa de unos vertidos relacionados con E-Corp. También le importa su psiquiatra, Krista y su vecina (y camello) Shayla, con la que mantiene la relación más íntima o, al menos, todo lo íntima que es capaz. Ah, tiene un par de mascotas, un pez de nombre Qwerty con el que se siente identificado (Qwerty es el nombre de la mayoría de los teclados actuales) y una perra, Flipper.
Más allá de ese círculo también se relaciona en el trabajo con su jefe, Gideon, por el que siente cierto aprecio y con Ollie, el novio de Angela, al que no soporta. Además, cuando ingresa en fsociety tiene que convivir con otros miembros de la organización. La más destacada (además del propio Mr. Robot) es Darnele, aunque por la sala de juegos que sirve como cuartel general pululan otros hackers que también a sirven a fsociety y pasan por la pantalla sin pena ni gloria.
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Si en Mr. Robot se debe alabar algún aspecto debe ser el realismo con el que explica los hackeos. Desde mi escaso conocimiento informático entiendo que para piratear a alguien lo primero que hay que hacer es pishing o ingeniería social. No es fácil y, sobre todo, no es rápido. Requiere paciencia y tiempo. Nada de programas informáticos imposibles o decenas de ventanas en la pantalla del ordenador. Supongo que los que se dedican a esto de la tecnología lo agradecerán infinitamente. Además, muestra cómo, los que de verdad saben de esto, usan Linux. La serie, es cierto, también tiene algún fallito en este aspecto. En la escena con el pederasta habla de la red TOR con soltura para después, buscar en Google información para hackear al noviete de su psiquiatra.
Un capítulo aparte merece el malo Tyrel Wellik (Martin Wallström), el director tecnológico (en funciones) de E-Corp. Si bien en los primeros capítulos promete y mucho como digno antagonista de Elliot, gracias a sus conocimientos informáticos y su posición dentro de la corporación esto acaba desinflándose por una deriva completamente irracional en su comportamiento, una locura que, me resulta forzada. Por mucho que no consiga alcanzar el puesto que quería el cambio en su comportamiento resulta demasiado brusco.
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Mr. Robot tiene mucho de El Club de la Lucha, algo de Matrix, algo de Taxi Driver, algo de Spiderman y quiere tener mucho de realidad. Pero no son solo sus paralelismos con estas películas las únicas referencias. Por supuesto, Mr. Robot recurre a guiños tecnológicos, además del nombre del pez, los títulos de los capítulos son un canto geek: eps1.3_da3m0ns.mp46, eps1.6_v1ew-s0urce.flv13, son un par de ejemplos, las caretas popularizadas por fsociety y la propia organización traza una línea directa con Annonymous. También contiene una curiosa contraposición: Regreso al futuro II es la película favorita de Elliot, que ve de manera incansable junto a Angela. Esta película muestra un futuro (presente para nosotros) muy distinto al que vivimos. Además, en el siglo XXI el futuro ya no es tan optimista, tan solo hace falta echar un vistazo a los largometrajes de ciencia-ficción que se estrenan actualmente.
Lo cierto es que el maniqueísmo absoluto de su planteamiento deja en suspenso la perfección que muchos le otorgan. Es cierto que la narrativa es impecable y su técnica también, aunque me resulte particularmente cansino el recurso de los planos con muchísimo aire. Es cierto, da la sensación de aislamiento que supongo que quiere conseguir. Ls personajes separados del resto, la sociedad que no se comunica, pero al hacerlo de manera constante pierde efecto. Lo mejor: la última escena postcréditos. Suficiente como para querer ver una segunda temporada.
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Desde luego el intento de USA Network para llegar al olimpo de las series le ha salido bien. Puede que Sam Esmail no fuera muy conocido pero gracias a Mr. Robot ya tiene su lugar en el panorama televisivo, una segunda temporada confirmada y un gran futuro por delante.
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