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Hace dos años, en el mes de abril, el actor italiano Giovanni Mongiano ejecutó íntegramente durante ochenta minutos su monólogo teatral 'Improvisaciones de un actor que lee', ante una sala con las butacas completamente vacías. La falta de público no debe ser impedimento para que ... surja el teatro y el arte escénico, vino a demostrar con este ardid el intérprete, y algo parecido debió pensar Bagad Kemper cuando se propuso desfilar durante 45 minutos en la mañana del sábado, a partir de las 7 de la mañana, por el Paseo del Cauce hasta Filosofía y Letras: que el espectáculo debe continuar, aunque no venga nadie.
Pero esto es Valladolid y esto es el TAC, y ni la hora ni la ubicación disuadieron a un generoso número de personas que, 'smartphone' en ristre, se ocuparon de inmortalizar desde todos los puntos, incluso espoleados por el madrugón, la hazaña melódica de los cuarenta músicos bretones tradicionales. Un repertorio algo limitado no frenó el entusiasmo que emanaba de los artistas y contagiaba a los allí presentes. Ni un bostezo, ni un desperezo, ni un frotarse los ojos para quitarse las legañas: aquello parecería mediodía si no fuera por el inconfundible viento gélido de la mañana, que con todo no hizo titubear ni a quienes soplaban por gaitas y bombardas, ni causó temblores a quienes aporreaban tambores y bombos.
De equilibrios fue la mañana del sábado en plena XX edición del Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle en lo que a clima se refiere: no había espacio en el que el público no protestara por el tiempo meteorológico, que andaba sobre la cuerda floja entre la gélida brisa menos confortable y el tórrido sol más achicharrante, y que no permitía ni la manga larga ni la sandalia. Pero no todo son malas noticias: el día también permitió al público, en su mayor parte, reencontrarse con un buen puñado de números artísticos y acrobáticos en el caso de que se los hubieran perdido durante los días previos, durante las franjas horarias laborales.
Los artistas circenses La Testa Maestra habían estrenado ya en este TAC hace dos días su número 'Hijos de fruta', en el que el tándem protagonista rivaliza y se ayuda mutuamente en complicados números de equilibrismo y circo, con el sano alimento como telón de fondo desde la plaza de Portugalete.
En otro orden de cosas, la poderosa performance de Nieves Correa 'Till Doomsday' sobrecogió a la plaza de la Rinconada, obviando a 'graciosos' impertinentes, con una impactante actuación que repite, año tras año, con la variación que supone añadir 365 días a un número con respecto al previo: los pintalabios que pega en horizontal y se clavan en su cuerpo al término del 'show' representan, como pocos símbolos, una de las metáforas más contundentes sobre la violencia ejercida en el cuerpo de la mujer. Una energía con la que rivalizó, desde Ferrari, Diana Soria con el estreno absoluto 'Sobre dos piernas'.
Pero sin duda el gato al agua se lo llevó Zanguango Teatro en Platerías con 'Al otro lado', obra en la que Txubio Fernández y Miguel Garcés desplazan un telón móvil y juegan con el público y ese 'otro lado' de la escena, sea el final de Platerías, una puerta, una pared o el tráfico de Macías Picavea. Nada importa salvo aquel lugar en el que los actores eligen dónde se supone que se representa el arte mismo, para deleite de unos espectadores que encontraron dificultades para moverse, dado su marabúntico volumen y las dimensiones estrechas de la calle.
La variedad del TAC copó la tarde en Valladolid. Para estremecerse, el número de Lukas Avendaño 'Buscando a Bruno', sobre la desaparición de su hermano en México. Para aplaudir a rabiar, los bailes del colectivo Yurdance. En la fusión de música clásica con malabares, los impresionantes ardides colectivos de Cía Pistacatro. Y en un espectáculo de humor ideal para hacer reír hasta llorar a los niños, las locuras de Patfield&Triguero.
El mejor teatro volvió a sacar músculo con Trapu Zaharra en 'Turisteando', donde el dúo de probada química compuesto por Santi Ugalde y Mila Espiga sacó a relucir en la plaza de San Andrés su inconfundible estilo del humor, que implica al público y aprovecha para lanzar dardos sociales en una trama aparentemente inocua. Esta vez Trapu entra de lleno en las contradicciones del turismo masificado, la gentrificación de los barrios y la mente del guiri (literalmente), en un espectáculo que vio declinar la tarde con otros números artísticos como el circo de The Shester's en la Plaza Zorrilla, el espectáculo de variedades de El Duende Eléctrico en la calle Cascajares, la danza en el patio de la Casa Museo Zorrilla a cargo de La Cie de Ta Soeur o la mezcla de bailes y títeres con las que, ya al caer la noche, obsequió Théâtre Jaleo a los curiosos de la acera Recoletos. Un fin de fiesta que marca el principio del cierre de la XX edición que hoy se cierra.
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