El embrujo de una orquesta flotante seduce al público en la Plaza Mayor

'Cristal Palace' es el espectáculo estrella en la conmemoración de esta 25 edición del TAC. Lo puso en escena la compañía francesa Cie Transe Express, que desde 1982 ha hecho de las escenografías monumentales seña de identidad. Este sábado, a las 23:30 horas, la lámpara volverá a girar sobre sí misma con los músicos sentados en sus ocho brazos sin parar de tocar, ajenos a mareos, bandazos y 'subeybajas'. De Saxos, trompetas, clarinetes y otros instrumentos salen acordes respondidos por miles de almas con la mirada imantada en el colorido del aparataje.

Fue el colofón a la tercera jornada de un festival que presenta cada número en castellano, inglés y francés, con los espectáculos de calles y plazas abarrotados de público de todas las edades desde las actuaciones más tempraneras a las once de la mañana. Media hora antes ya se encontraban ocupadas todas las sillas habilitadas en la plaza de Portugalete para ver 'Claudette' por tercer día consecutivo. Junto al muro de la Catedral despliegan Sara Martínez y Alex Allison sus malabares, transmitiendo a través del apacible rostro de su marioneta-abuela y su participación en juegos malabares un cariñoso y venerable acercamiento mímico a la vejez.

Aplausos. La gente acude rauda allá donde se escuchan y eso estos días invita a la duda entre las calles del casco histórico. En ese recorrido resulta casi inevitable esquivar las casetas de los partidos políticos, emplazadas en zonas peatonales. Pero el espectador se deja llevar por el eco de los aplausos. Y por los 'ohhh' que ahora conducen al Paseo Central del Campo Grande. Por momentos, la gente deja de mirar sus móviles y sigue uniéndose a un gigantesco círculo con varios anillos de público. Entre tal nube de gente emerge una torre humana formada por tres cuerpos. Con sus torsos, brazos y piernas se anudan en posturas acrobáticas al son que marca un hombre multiorquesta que toca a la vez una melodía de trompeta, acordeón, bombo y tambor.

Los móviles han pasado de las manos a la oscuridad de los bolsillos. Como mucho, alguien lo usa para sacar fotos. Aquí lo virtul desmerece frente a lo real, ocho saltimbanquis haciendo contorsiones con sus cuerpos en el aire. Entusiasmada, la gente jalea a los de Circ Pistolet, que piden al público que se acuerde de su número a la hora de votar al mejor espectáculo.

Por la calle Santiago revolucionó el ambiente la compañía Toti Toronell, simulando ser repartidores de mensajería que proponían imaginar lo que había dentro de cada caja de envíos. Entre tanto, en la Plaza de España los belgas de Pikz Palace haceb la competencia a los puestos de verdura con su 'Carnicería Bacul' donde se puede encontrar de todo menos carne.

En las Moreras y las Aceñas del Pisuerga el madrileño Elías Aguirre incitaba a sumergirse a través de la danza en los ciclos de la naturaleza, en tanto en la plaza de Portugalete los ingleses de Mimbre Acrobatic Teatre ofrecían un curioso repertorio de posturas y movimientos conseguidos cuando un cuerpo intenta portar a otro.

La última actuación (23:00 horas) tuvo lugar en el exterior de la Casa Cervantes, con Almealera –compañía impulsada por Laura Santos en la localidad abulense de Navacepedilla de Corneja–, que brinda un homenaje a los molinos de agua en torno a los que giraron tantas vidas de seres anónimos.